Sin cuervos | Fanfic PP

7 | Siesta sobre papá

Alex

Subo por el ascensor con las bolsas de juguetes para mis radiadores, ya tienen cientos de juguetes, pero nada es suficiente cuando de ellos se trata.

También tuve que comprarle algo al perro, la última vez que vine con regalos solo para ellos se quejaron de que "él también quiere juguetes". Ahora tengo que pensar el los tres a la hora de comprarles algo.

Llego a su puerta y Miranda me recibe.

—Señor Morgan —me saluda murmurando.

—¿Por qué hablas bajo?

—Porque el señor Christopher está durmiendo en el sofá con sus hijos.

Aparto la mirada de ella y me adentro más en el pent-house, llego al salón y efectivamente como dijo la empleada, Christopher y los mellizos están durmiendo plácidamente en el sofá.

—¿Llamo a la señora Morgan? —me pregunta.

No sé qué me dijo, pero asiento sin dejar de mirarlos. Christopher está acostado boca arriba tapándose los ojos con un brazo, con Owen de costado abrazando el brazo libre de su padre, tengo entendido que siempre necesita su espacio a la hora de dormir, pero se lo ve muy tranquilo en la posición en la que esta.

La niña está despatarrada y con la boca abierta sobre el torso de Christopher. Ninguno de los tres parece notar lo qué pasa a en su entorno de lo tranquilos que están.

—¿Disfrutando la vista? —escucho que me hablan a mi costado.

Me giro y veo a Rachel acercándose hacia mi, vestida de entre casa y con una taza de café en la mano. Detrás de ella viene el perro que se pone a olisquear las bolsas cuando se me acerca.

—Todavía no me acostumbro a ver a Christopher así —la saludo con un beso en la mejilla.

—¿Así de dormido?

—Así de tranquilo —la corrijo—, y con hijos.

Se ríe y los mira.

—Si... yo tampoco me imaginaba a un tipo como Christopher teniendo hijos.

—Yo llegué a pensar que él moriría como un lobo solitario, no cualquiera sabe lidiar el carácter de un Morgan —callo unos segundos—, hasta que vi su desespero por encontrarte hace seis años.

Había levantado el brazo para tomar un sorbo, pero la taza le quedó a centímetros de la boca. Me mira.

—Iba a irme sin ti ese día ¿sabias? —la miro y niega— A pesar de ser la hija de Rick, en ese momento yo seguía viéndote como un soldado reemplazable, de hecho ya te daba por muerta —río por lo bajo—, pero él... él se negaba a irse sin ti. Quise hacerlo entrar en razón de que tú eras un soldado más de los que murieron, que esa fue una guerra ganada y que teníamos que irnos, pero me gritó en la cara que para él no eras "una más" y que eras la mujer que amaba. Ahí supe que siempre ibas a ser tú.

Aparta sus ojos de mí para volver a ver a su marido.

—¿No me sacaste del exilio solo para testificar en el juicio, verdad? —sonrio de lado.

—Creo que ya sabes la respuesta, Rachel.

Me hace seña para ir a la cocina. Les doy una última mirada a mis tres legados, que siguen dormidos y muy ajenos a nosotros, y sigo a mi nuera.

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Después de un rato charlando juntos, aparece el rey de Roma con las mismas pintas que tenia en el sofá.

—¿Qué haces aquí? —me dice cuando me ve.

—Se dice hola —le dice su mujer.

Rueda los ojos y se va a la nevera a sacar una cerveza.

—No necesito tu permiso para venir a ver a mis nietos.

—De hecho si...

—No, no lo necesitas —me secunda Rachel.

Christopher la mira mal por la falta de apoyo y yo le sonrío con altanería.

—¿Abuelo? —dicen a mi espalda, me doy vuelta y veo a un niño con el pelo desordenado y frotándose un ojo con la manita como si hubiese terminado de hibernar.

—Ven aquí, soldado —abro los brazos y se acerca a abrazarme.

—¿Qué hay ahí? —pregunta señalando las bolsas.

—Regalos para ustedes.

—Deja de comprarles cosas —se queja Christopher yendo al lado de Rachel—, que siempre usan lo mismo y lo demás los dejan regado por todos lados.

—Tu tienes varios autos y siempre usas el mismo —le contradigo sin mirarlo.

—Pero yo cuido mis cosas...

—¿Donde está tu hermana? —le pregunto a Owen cortando a su padre.

—Sigue durmiendo —me dice cuando lo alzo—, intente despertarla pero no me hace caso.

—Tírale agua —vuelve a hablar Christopher— que después jode en nuestra cama porque no puede dormir.

Rachel le da un empujón y él se encoge de hombros empinándose otro trago de cerveza.

—Vamos a ver si con los juguetes logramos despertarla ¿vale? —le digo a mi nieto y él asiente.

Salimos de la cocina hacia la sala y el perro nos sigue moviendo la cola.

—¿Trajiste algo para Pucki esta vez? —me pregunta.

—Por su puesto —le doy un beso en la coronilla—, hay regalo para todos.

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Me terminó quedando más largo de lo que pensé, en mi cabeza iba a ser algo cortito😅 y no sé si me gustó mucho como quedó, pero hoy es lunes de Sin Cuervos y no quería dejarlos sin capítulo ♥️