Sin cuervos | Fanfic PP

3 | Christopher siente a los mellizos en el vientre

(En realidad esto pasa durante el embarazo, pero es dentro del mismo mundo paralelo que las demás partes)

Rachel

Me encamino a la oficina del coronel reposando una mano sobre mi vientre. Los radiadores se han estado moviendo durante bastante rato, uno logra quedarse tranquilo cuando le hablo, pero el otro no logro hacer que de quede quieto y creo saber que hacer.

Llego y saludo a Laurens antes de entrar, Christopher está trabajando con la laptop y alza los ojos cuando entro, me mira en silencio mientras cierro la puerta y durante todo el trayecto que hago hacia él.

Me paro a su lado corriendo su silla giratoria para que quede de frente a mí aún estando sentado, le agarro ambas muñecas y hago que ponga las manos sobre mi vientre.

Los primeros cinco segundos no pasa nada y Christopher vuelve a mirarme sin entender nada, hasta que el mellizo inquieto empieza a moverse bajo su mano.

Vuelve a bajar la vista hacia el vientre y lo veo tensarse, se queda quieto unos instantes hasta que noto como mueve ligeramente su mano siguiendo los movimientos del bebé.

—Llevan un rato moviéndose —le digo y doy topecitos con el dedo sobre su mano izquierda—, pero el de este lado parece calmarse solo cuando estoy cerca tuyo.

—Porque a mí me quiere más.

—¡Yo estoy con ellos todo día! —me indigno.

—Pero aún así se calma solo conmigo —responde airoso.

Ruedo los ojos y pongo mi mano bajo la suya en el lado derecho del vientre.

—Pero este parece tener solo oídos para mamá, ¿No es cierto? —digo en tono mimado acariciandolo levemente aún con la mano de Christopher sobre la mía.

Como si realmente me hubiese escuchado, da una pequeña patadita bajo mi palma haciendo que mire a mi marido con una sonrisa con mezcla de orgullo y felicidad. Cuando nuestros ojos se conectan veo brillo en los suyos.

—¿Ya terminaste con tus tareas? —vuelve a bajar la vista al vientre y se agacha para darle un beso al mellizo izquierdo.

—Más o menos —le da su beso también al mellizo derecho—, pero estoy cansada e iba a ir un rato al dormitorio de aquí. ¿Tú terminaste?

—No —cierra la laptop—, pero puedo seguir en casa.

Se para y levanto el mentón para recibir yo también un beso, beso que no me llega cuando veo que se da vuelta para guardar no sé que en el cajón del escritorio. Frunzo el ceño y hago un mohín.

—Oye ¿y yo qué?

—Tú que ¿qué?

—¡Mi beso, idiota! —le reclamo.

Tuerce los ojos y se acerca a mi tomando mi rostro entre sus manos para llenarme la cara de besos, haciéndome reír y obligándome a aferrarme a su cintura para no caer.

Se separa unos centímetros para acariciarme los labios y darme un último beso.

—Ve por tus cosas —me dice cuando nos separamos del todo.

Se voltea para él recoger sus propias cosas y me dirijo a puerta con una sonrisa tonta, asegurándome de guardar bien este momento en mi memoria.