NOS TOCÓ CORRER

692 39 5
                                    


—¡Rápido Ellyn!— exclamó Dan angustiado— no te queda mucho tiempo.

¿Qué quiso decir con que no me queda mucho tiempo?, ¿De que?, ¿De vida?, ¿De huir?.

Estaba en una situación inesperada y aterradora, corriendo junto a Dan y otro chico que no conocía, quizás amigo de él, como si dependieramos de ello.

No sabía qué estaba sucediendo realmente, pero mi intuición me decía que tenía que seguir avanzando sin hacer preguntas, sin refutar, solo confiar en ellos.

Llegué al límite, los músculos de mis piernas comenzaron a doler y a temblar. Mi boca la sentía completamente seca y mis pulmones a punto de salir.

Las expresiones de los chicos eran de preocupación mezclado con un poco de tensión, de vez en cuando miraban hacia atrás, era claro que estábamos huyendo de alguien o algo.

El chico a quien no conocía le sangraba la nariz, en su playera apenas pude alcanzar a ver algunas manchas, en este momento quería ayudarlo, sin embargo una vocecita dentro de mi cabeza me decía que no quedaba mucho tiempo.

En este lapso, su mirada y la mía se conectaron. Me llamó la atención sus brillantes ojos de un color indescriptible, era como si tuviera diamantes en lugar de iris. Él me llamó por mi nombre algunas veces con un tono tranquilizador, me decía que no debía rendirme, porque ya faltaba poco.

Pero poco ¿Para qué?. Les pregunté, pero no hubo respuesta de su parte. Era como si evitaran decir lo que posiblemente fuera una oscura verdad.

Además, me agoté tan rápido que me estaba quedando atrás de ambos dando pasos cada vez más lentos y perdiendo la respiración. En situaciones como esta odia admitir que no poseía un buen estado físico.

Ellyn, no te quedes atrás, por favor afirmó Dan casi sin aliento y su rostro completamente agotado también.

Aquellos chicos regresaron hacia mí agarrando mis antebrazos para continuar corriendo por las calles solitarias donde apenas nos iluminaba el alumbrado público y en donde la fría brisa era testigo del temor.

No te gires.

No lo hagas, me decía constantemente. Mi vista siempre estaba pendiente de los chicos y hacia delante donde a lo lejos logré ver que nos acercabamos a un sujeto.

Estando un poco cerca, me fijé que era atractivamente aterrador. Era él mismísimo diablo vestido de Prada, con una postura relajada y las manos en el bolsillo era una clara señal que nos estaba esperando.

Pero, ¿Qué hacía vestido de forma tan elegante, en medio de la noche y en un lugar tan solitario como este? y ¿Por qué tengo la sensación que lo he visto en otras ocasiones?

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando él también me nombró ofreciendo al final una sonrisa amplia, como si eso me iba a tranquilizar.

Al estar frente a él, sujetó mis manos con delicadeza, soltó un suspiro cansado y terminó por darme un fuerte abrazo acogedor de esos que anunciaba despedida. Después de unos segundos eternos me soltó para observar detalladamente mi rostros. Yo por otro lado no lograba entender porque el suyo estaba invadido de tristeza.

Retrocedió algunos pasos para extender su mano hacia mí, en ese preciso momento todo a mi alrededor se tornó negro poco a poco, sentí una presión en mi cabeza y escalofríos en mi cuerpo.

Perdónamedijo aquel hombre de mirada de ángel y sonrisa del diablo con un tono triste, siendo está la última palabra que alcancé a oír.

Después...

Desperté.

Desperté

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.




SUEÑO VACÍOWhere stories live. Discover now