Cap. 9: Un recuento de la guerra

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Todo el tiempo de esfuerzo para derrotar a Naraku, se veía malgastado. Este logró reunir todos los fragmentos de la perla. Tres de sus extensiones murieron, un error de esas también.

Inuyasha adquirió nuevas técnicas en su espada y Seshomaru también. La negatividad estaba por todos lados, más persistente que el miasma de un lugar embrujado. El grupo de jóvenes nómadas desapareció del pueblo de la sacerdotiza Kaede por un muy buen tiempo.

Cierto día, un Seshomaru decidido y preocupado, dejó en manos de Kyoko a la pequeña Rin y a Jaken, mientras él se dirigía a una difícil lucha. La tensión y la sensación de impotencia era terrible para varios. Para Kyoko, que sentía que no era capaz de hacer más que quedarse en esa cabaña mientras todos sufrían. Rin no paraba de pensar en el "si no regresa". Jaken hubiera deseado desobedecerlo por una vez e ir con él.

Kyoko, se mantuvo sin recibir noticias de Aome e Inuyasha durante mucho tiempo, su preocupación y miedo era grande. Ahora que Seshomaru reconocía que la situación era difícil, no podía hacer más que proteger a la niña de cualquier peligro que se cruzara por esa aldea, y orar al dios en el que hasta ese momento no creía.

El tiempo pasaba de manera extraña, unos días eran demasiado lentos y otros demasiado rápidos. Seshomaru sí volvió, pero las cosas no mejoraron en ese instante.

Naraku fue absorbido por la perla, y todos tuvieron sus minutos de gloria hasta que Aome fue abducida también. Inuyasha no dudó en ir a rescatarla.

No sabían que percepción del tiempo tenían ellos en el inframundo, pero habían pasado unos días desde que desaparecieron en la luna infernal. El agujero negro del monje había desaparecido. Kohaku estaba vivo. Pero ellos no regresaban.

Durante ese tiempo Kyoko se mantuvo en un estado de aislamiento. No significaba que no interactuará con los demás, sino que cuando lo hacía estaba absorta todo el tiempo. En solo tres días se vio un poco más delgada.

Seshomaru fue a la aldea, sin Rin, sin Jaken, fue a ver como estaba ella, luego de enterarse de que Inuyasha y Aome habían desaparecido. Al verla tan devastada, sintiéndose impotente, no supo que debía hacer.

Ese mismo día, un resplandor cegó gran parte del lugar. La perla había sido destruida. Y al final ... Aome se fue.

Todo fue un completo caos para todos, cuando al fin terminó su guerra, su gran amiga se fue. Ya Kyoko no sentía molestia por no poder ir a su época, o envidia de Aome que si logró quedarse en el futuro aunque no fuera lo que deseaba. Ahora ella solo estaba vacía.

Para complicar las cosas, entraron en una etapa de infertilidad de la tierra. Quizás la energía maldita liberada afectó, no había certeza de nada. Pero llevó a la aldea a tener problemas con la alimentación. Los peces del río, tan escasos que no eran suficientes. Las plantaciones de arroz eran demasiado pobres y muy pocos vegetales tenían la calidad para considerarse comestibles.

Inuyasha y Miroku comenzaron a trabajar como supuestos exorcistas fuera de la aldea para traer arroz y otros alimentos al pueblo.  Sango quedó embarazada. Kohaku había comenzado a trabajar fuera también.

Poco a poco, todos fueron rehaciendo sus vidas en la calma. Seshomaru pasó mucho tiempo, medio año para ser exactos, sin poner un pie en ese lugar.

Llegó el invierno y obviamente a la Aldea le fue peor en cuanto a cosecha. Para ese entonces, Seshomaru finalmente visitó el lugar.

《•••》

Kyoko estaba otra vez en el pozo. Se lamentaba, sola. Extrañaba a Aome, se sentía... estancada.

— Kyoko... — Escuchó su voz detrás de ella, el sentimiento fue impresionante. Se giró con una mirada esperanzada, sorprendida. Estaba a pocos metros de ella, y fue avanzando hasta estar justo delante. Ella no sabía por qué, pero tenía muchas ganas de abrazarlo. Sentía que necesitaba aferrarse a alguien por un momento. — Traje a Rin.

Él, por otro lado, presentaba ciertas dificultades a la hora de decirle cualquier cosa. Llegar de la nada, solo para decirle que trajo a Rin... quizás no sabía bien como empezar a hablar con ella.

— Eso... Eso es bueno. Hace mucho que no la veo.

— Planeo dejarla viviendo aquí. — Esto la tomó por sorpresa.

— ¿Qué? ¿Por qué?

— Necesita desarrollarse junto a los humanos. Cuando crezca, podrá decidir qué es lo que quiere hacer. — Kyoko sonrió.

— En serio la quieres mucho... Lo que haces es lo mejor. — Él se mantivo callado un momento.

— ¿Cómo te sientes?

— ...Bien.

— ¿Qué te sucede?

— Nada. — Kyoko se acercó, e hizo chocar su cabeza contra el pecho de él. Poco a poco, comenzó a sollozar. El acunó su cabeza en su mano y comenzó a acariciar su cabello. Se fue sentando, dejando que ella se quedara allí también. — No estoy llegando a ninguna parte... me estoy quedando atrás... No he crecido desde que llegué aquí... No soy mejor, no he hecho nada. — Kyoko se preguntaba por qué terminaba contándole todo a él. Era porque él la escuchaba. Pero se sentía culpable por siempre contarle todo eso. No se veían en mucho tiempo y lo primero que hacía era llorar. Se sentía tan pequeña. — Perdón... perdón.

Él, que había permanecido en silencio, tomó el rostro de Kyoko en sus manos, y la hizo mirarlo a los ojos. — El que no sepas qué hacer no quiere decir que no estés avanzando. Kyoko, eres joven. Tienes mucho tiempo para descubrir cosas que hacer. Eres inteligente, seguro ya lo sabes. Pero te cuesta, no sentirte mal. — Kyoko no praba de soltar lágrimas. — No tienes nada por lo cual pedir perdón...

Ella lo abrazó de la nada, rápidamente, y se aferró a su torso. Eso era algo que él no esperó que hiciera. Pero, lentamente, volvió a acriciar su cabello, que había mantenido corto. Se recostó en el pasto, y la dejó recostarse sobre él. Él había venido para algo más, a parte Rin.

— Kyoko... — Ella emitió un ligero sonidoz indicándole que prosiguiera — Permíteme cortejarte. — A ella le tomó un momento procesar lo que Seshomaru le estaba pidiendo.

— ¿Qué?... ¿Cortejarme? — Si mal no entendía, eso significaba que él quería acercarse a ella de manera romántica. Y de hecho, eso le daba un amargo sabor de boca. — Seshomaru, lo siento pero... me debo negar.

— ¿Por qué? — su voz era demandante.

— Porque no está bien... Yo soy humana, y tú un demonio.

— ¿Y?

— ...No vamos a vivir lo mismo. Debes tener eso en cuenta. Llegará un punto donde ya no contaré con mi juventud. El tiempo drenará mi atractivo. Las arrugas cortarán mi piel, y eventualmente, moriré. Y tristemente, para ti ese período de tiempo, que para mi habrá sido toda una vida, no se traducirá en mucho. No es justo...

— ...No me importa... — Él acariciaba su cabello, y su cuello. — No importa cuanto cambies, seguiré a tu lado.

— Y cuando muera, ¿llorarás?

Rin le había hecho una pregunta similar hacía tiempo. Pero a Kyoko no le podía pedir que no pensara en eso. — ... Si.

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⏰ Last updated: Apr 25 ⏰

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Sálveme Señor _ Seshomaru x lectora Where stories live. Discover now