Cap. 8: Paz

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El grupo de Aome e Inuyasha regresaban al fin de su largo viaje. En la cabaña de la sacerdotisa Kaede no había nadie. "Qué extraño", pensaban. Era normal que la anciana no se encontrara siempre ahí, pero Kyoko solía estar en la casa a casi todas horas.

Aome dejó su mochila en el suelo, el resto retiró sus armas para sentarse a descansar. La joven sacerdotisa salió por un momento, "voy a caminar un rato", avisó. Se dirigió al río, pero Kyoko no estaba ahí. Paseó por el pueblo, saludó a la gente, pero la muchacha tampoco se hallaba en los alrededores. Sin más, caminó hacia el bosque.

Se sentía algo mal por ella, que no podía regresar a su época. "Quizás está en el pozo". A cierta distancia de su lugar de destino, sintió una presencia extraña. Se arrepintió de haber salido sin su arco, pero siguió caminando, pensando en que alguien podría necesitar ayuda. La presencia desapareció de buenas a primeras, dejándola sumamente confundida.

Al llegar al pozo, encontró a Kyoko, recostada en el marco, con una sonrisa tímida en sus labios, completamente sola.

- ¿Kyoko? ¿Qué haces aquí? - la peli corta alzó la vista un poco sorprendida.

- Oh, Aome, ya regresaron. Perdón, aún no preparo el almuerzo.

- No te preocupes por eso, yo te ayudo. ¿Estás bien? - dijo acercándose, para sentarse junto a ella contra el pozo.

- Claro, ¿por qué preguntas? - la mirada de Aome se entristeció.

- Lamento tanto que no puedas volver a casa ... Ni siquiera he estado cerca de ti lo suficiente como para que me llames amiga, pero quiero ayudarte - miró a Kyoko a los ojos - Puedes hablarlo, puedes llorar ... se que te hace sentir triste, que aunque digas que te acostumbras, quieres gritar que odias todo. - la tomó de la mano, suavizando la expresión de su contraria - Te viste envuelta en un lugar peligroso, y no puedes defenderte, se ... lo mal que se debe sentir. Vienes aquí aunque sabes que no hará una diferencia ... eso no es estar bien. - Finalmente la abrazó.

Kyoko estaba feliz de que Aome se preocupara así por ella, estaba contenta de poder llamarla amiga. Aunque no hubieran pasado tanto tiempo juntas, ella desde el inició la ayudó en todo lo que estuvo a su alcance, para hacerla sentir más cómoda, y ahora la consolaba. "No podría ser una mejor persona", pensaba Kyoko.

Pero a la vez se sintió algo culpable, porque ella no había ido al pozo a lamentarse, ella había ido por una larga conversación con alguien. Una charla que la hizo olvidar todas las preocupaciones que Aome le estaba recordando.

- Aome, te lo agradezco, pero tu has hecho más de lo que hubiera podido pedir. Eres la mejor persona que conozco, me siento profundamente feliz de poder llamarte amiga, es como un privilegio, algo que apreciaré para siempre. - la miró a los ojos - Pero estoy bien, estoy mejor que antes, ya no pienso en la mitad de las cosas que maquinaba cuando llegué. Me siento liberada. Genuinamente me estoy acostumbrando, si no es que ya me acostumbré. Gracias, de verdad, por todo lo que has hecho por mi.

Aome se separó un poco, y le sonrió a Kyoko con una expresión de alivio. Era bueno que solo viniera al pozo a pasar el rato, después de todo era un lugar muy bonito. Pero a la vez, y de repente, Aome se sintió como una extraña. Kyoko no le habló nunca de su vida familiar, prefiere no preguntar hasta que haya suficiente confianza, pero no debía ser la mejor si decidió escapar. Tampoco parecía extrañar a nadie, solo su tiempo y las oportunidades que este conlleva. Quizás tenía un sueño, una meta a seguir en el mundo actual, la cual se desmoronó cuando llegó.

Pronto notó lo poco que sabía sobre Kyoko, a lo mucho conocía su edad y cosas aleatorias que ella comentó, como que siempre tenía notas bajas, no por ser estúpida, sino porque no estudiaba y no le importaba tanto, aunque eso pudiera afectar su futuro profesional. Podía hablar poco sobre su personalidad cerrada. Aome no conocía a Kyoko, pero no podía pedir más, no si ella no hablaba.

Regresaron a la cabaña, pero en cuanto Kyoko entró, Inuyasha se le quedó mirando con una expresión confundida. Su ceño se frunció para preguntarle - Kyoko, ¿por qué hueles a Seshomaru? - La joven se quedó callada un momento, realizando la capacidad olfativa del híbrido.

- Rin dejó aquí su broche del cabello, Seshomaru vino a recogerlo y lo invité a tomar té antes de que se fuera. - la mentira fue gigante.

- ¿Por qué invitarías a Seshomaru a tomar el té? ¿Y por qué él aceptaría?

Kyoko se dejó irritar - Porque eso hacen las personas corteses Inuyasha, no espero que lo entiendas. - Fue su última palabra antes de dedicarse por completo a la preparación del almuerzo. El resto rió un poco por el berrinche tonto del hombre mitad bestia.

Dos horas después, al fin todos se hayaban sentados en círculo dentro de la cabaña, comiendo, incluida la anciana Kaede quien había llegado hacía poco. Kyoko, curiosa por los avances del grupo en este lapso, preguntó - ¿Cómo van con ... los fragmentos? - De pronto el ambiente se ensombreció.

- No avanzamos mucho - respondió Aome y el tema no se volvió a tocar. Lástima que ese sería su último almuerzo tranquilo por un buen tiempo, pues lo que vino después, dejó mal incluso a la pobre Kyoko que trataba de no involucrarse.

[•••]

Ya en la noche, la joven de cabello corto trataba de conciliar el sueño, pero estaba feliz.

Flashback

Kyoko llegaba al pozo, ese lugar le gustaba, le gustaba mucho. ni siquiera tuvo tiempo de perderse en sus pensamientos cuando el señor Seshomaru apareció. "¿Siempre deberemos encontrarnos aquí?", pensaba la chica.

El hombre se apoyó en el marco a su lado. - Lo que dijiste sobre la historia que te conté ... es interesante.

- Valla, ¿usted cree? - él asintió. Tras unos minutos de silencio este volvió a hablar.

- La próxima vez, no me sirvas el plato. - El rostro de la joven estaba notoriamente confundido - Significa más de lo que crees - dijo mirándola a los ojos. Dicen que a buen entendedor pocas palabras bastan, y para Kyoko aplicó muy bien.

Tras entender a lo que se refería el demonio, un acto entre parejas, se sintió algo avergonzada, pero prefirió no decirlo. - Ya veo, lo lamento - respondió con una sonrisa tímida.

El solo negó con la cabeza. Se miraron por un rato, hasta que Seshomaru sintió la energía espiritual de cierta sacerdotiza, y procedió a retirarse.




Sálveme Señor _ Seshomaru x lectora Where stories live. Discover now