Cap. 3: Pago

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No pasó mucho tiempo para que Kyoko se encariñara con la pequeña Rin. Había transcurrido ya una semana desde que ella llegó a la aldea.

- Rin, el almuerzo está listo. - llamaba Kyoko a la niña, quien corrió al interior de la cabaña seguida del demonio sapo.

- Al fin - dijo Jaken tomando asiento junto a una sonriente Rin. Aunque no lo dijera, él disfrutaba la comida de Kyoko más que cualquier pescado que pudiera asar mientras viajaba con su amo. Debía admitir que era buena cocinera.

Tanto la niña como el demonio, se acabaron el almuerzo bastante rápido, para gusto de Kyoko. Ella se saltó esa comida.

Un rato después, mientras la peli corta y la pequeña regresaban a la cabaña luego de ir a buscar agua al río en dos baldes para limpiarla, vieron como el equipo de Inuyasha acababa de llegar. Kyoko y Rin se apresuraron a caminar con cuidado para no derramar ni una gota. Dejaron los baldes en una esquina de la puerta después de entrar.

- Valla, ya llegaron. Pensé que no iban a venir. - dijo la joven de ojos azules. Rin se mantenía bastante pegada a ella, pues sentía cierto reparo en acercarse de más al hermano de su amo Seshomaru. Los demás la vieron y no pudieron esconder su desconcierto. ¿Por qué estaba Rin ahí? Kyoko notó como la miraban. - Oh, Rin llegó hace una semana. Dijo que el señor Seshomaru debía ir a un lugar peligroso y la trajo para no ponerla en riesgo. Jaken también está aquí, pero no sé en dónde.

- Espera, ¿Seshomaru estuvo aquí? - cuestionó Inuyasha.

- Supongo, pero yo no lo vi, llegué después que Rin a la cabaña, estaba ... en otro lado.

- El ... el señor Seshomaru dijo que en unos días vendría por mi y por el señor Jaken. - la niña aún estaba detrás de Kyoko.

Pero es curioso como funcionan las cosas, pues hablando de él, llegó. El señor Seshomaru comenzó a caminar hacia la cabaña con Jaken a su lado. Todos se dieron cuenta y salieron de la cabaña para ver. Rin sonrió ampliamente y corrió hacia él, haciendo que este se detuviera y abrazando su pierna. "¡Señor Seshomaru", decía ella.

Por otro lado, Kyoko estaba paralizada. Sus ojos bien abiertos y un extraño sentimiento de vergüenza la invadió. El hombre con el que se encontró en el bosque ... era Seshomaru. Era ese demonio que le describieron como odioso y frío y al que era mejor respetar. Le habló de forma tan casual la otra vez. Intentó entrar sin que los demás se dieran cuenta pero una pequeña mano la detuvo.

- Venga señorita Kyoko.

- No, Rin, yo. - La niña no le hizo caso y la jaló hasta tenerla frente al demonio. Ella temblaba sin poder mirarlo a los ojos, pero el la miraba fijamente. - Señor Seshomaru, ella es la señorita Kyoko, me estuvo cuidando todo este tiempo. Jugó mucho conmigo y cocina delicioso. Señorita, este es el amo Seshomaru.

Mientras, el grupo de Aome e Inuyasha miraba la escena entre la curiosidad y el desconcierto. Seshomaru miró a Jaken.

- Ah, si es verdad amo. La humana cuidó muy bien de Rin, la anciana estaba ocupada.

Seshomaru no quería deber absolutamente ningún favor. Metió la mano en su kimono y sacó cuatro monedas de oro. Extendió la mano para que Kyoko las tomara, ella las miró incrédula.

- No, no por favor - dijo algo incómoda mientras negaba con su cabeza y sus manos. - No lo puedo aceptar. Yo cuidé de Rin con todo gusto, no es necesario. - Quería que la tierra la tragara.

Seshomaru aún sentía ese ahora leve aroma a tabaco viniendo de ella, como si hasta hace poco hubiera estado usando esos "cigarros". También era capaz de oler ese sentimiento de incomodidad que la rodeaba.

- Pero aún así - la mirada de Kyoko se suavizó al igual que su tono de voz - le debo dar las gracias - inclinó su cabeza y parte de su torso levemente a modo de una reverencia corta. Al levantarse le regaló una sonrisa de vergüenza.

Seshomaru comprendió que no se refería al dinero, sino al momento en que se vieron por primera vez en el bosque, el momento en dónde evitó su muerte. Guardó las monedas de vuelta en su kimono y dejó que Kyoko lo mirara a los ojos.

- Señor Seshomaru - llamó la pequeña niña mientras jalaba la tela de la parte inferior de su kimono - ¿Puedo venir de nuevo otro día? - Kyoko se sorprendió un poco por eso - Me divertí mucho, y la señorita Kyoko es muy amable.

- Y a mi me encantaría tenerte aquí de nuevo Rin - respondió la peli corta sin pensarlo mucho mientras le acariciaba la cabeza a la niña. Seshomaru comenzó a caminar. De su boca salió un casi imperceptible "Está bien" que tanto Rin como Kyoko escucharon. Se despidieron y Rin y Jaken salieron volando en Ah-Uhn junto a Seshomaru.

Kyoko se dio la vuelta y se encontró con la divertida escena de sus amistades mirándola como si hubiera echo algo malo o muy extraño.

- ¿Qué sucede?

- ¿Qué pasó? - preguntó Inuyasha de primero.

- Nada, me ofreció dinero por haber cuidado de Rin, pero me negué.

- ¿Por qué? - cuestionó el monje alzando un poco la voz.

- Porque yo cuidé de ella con todo gusto. La anciana Kaede no ha tenido nada de tiempo para eso, se la pasa ayudando a todos en la aldea, así que yo me ocupé de Rin y de la casa.

- No confío en ese tipo - recalcó Inuyasha.

- Ya basta Inuyasha, si confió en que Rin estaba a salvo aquí fue por algo. - le reprendió Aome - Por cierto Kyoko, hoy regreso al otro mundo. ¿Quieres que te traiga algo?

Kyoko no lo pensó mucho cuando le vino a la mente el paquete de cigarros, pero no le quería pedir eso, solo le quedaba uno en la caja, uno que estaba guardando para cuando no pudiera aguantar. Pensó un poco más en alguna cosa que pudiera necesitar. Aome le había regalado una bolsa con ropa interior, un traje de baño, un cepillo de dientes y toallas femeninas la última vez, realmente era un sol, no quería pedirle nada.

- No, gracias Aome, no me hace falta nada.

La joven sacerdotiza le dedicó una sonrisa triste y solo dijo "Está bien".
Todos acompañaron a Aome al pozo y se despidieron de ella. Kyoko la vio saltar y un nudo se le formó en la garganta. "Me estoy acostumbrando"... Mentira.

Sálveme Señor _ Seshomaru x lectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora