Cap. 7: Charla

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¿Cómo debería sentirme en esta situación? Seshomaru no mueve un músculo y siento que me sigue con la mirada. ¿Incomodidad? Ya estoy haciendo el caldo al fin, es cansino preparar la comida. Qué digo, bien podría solo hacer sopa y salir del paso pero quiero hacer las cosas bien, el arroz le da algo especial al caldo.

Solo estoy revolviendo, para que se homogenize todo. Tuve que detenerme en cierto punto, no quería hacerlo, ya no sé en que otra cosa ocuparme para ignorar su presencia. ¿Qué estará pensando?

Ahora que reparo en esto, ¿qué pienso de él? Me han dicho muchas cosas sobre Sesshomaru, pero creo que las he ignorado todas. No sé que clase de persona era antes, pero este Seshomaru se ve como una persona reprimida más que nada. Me pregunto desde hace cuánto tiempo mantiene esa seriedad y frialdad con las personas.

Había demostrado ser de pocas palabras, pero en el bosque terminó hablando más de lo esperado, se lo agradezco mucho, es bueno para escuchar. No me hizo menos por el berrinche, solo se detuvo a hacerme compañía. Además, cuida de la pequeña Rin y no parece tener más rencores hacia su medio hermano, pero prefiere no hablarle.

Las personas así no nacen siendo así. Tuvo que pasar por muchas cosas que lo llevaron a esta actitud, quizás durante su niñez o adolescencia. Me da la impresión de que le cuesta expresarse abiertamente, creo que debo comenzar a apreciar sus palabras.

Sesshomaru continuaba mirándola. De pronto ella comenzó a tararear una bonita melodía, su voz al cantar era linda. Nunca había escuchado antes ese ritmo.

- ¿Qué cantas? - a veces sentía que desperdiciaba saliva al preguntar algo tan superficial.

Ella le sonrió y se acercó, tomando asiento a su lado. - Es una melodía de mi época, de un juego que me gustaba mucho.

- ¿Juegan a cantar?

- Ah - claro, la época - No, bueno, a veces si pero eso tiene otro nombre, se le dice karaoke. Pero no es de lo que hablo: en mi época hay cierto contenido que se usa para entretener a la gente, parte de ese contenido son juegos donde todo sucede dentro de una ... caja o algo así, es complicado de explicar. Esos juegos tienen música, y mi juego favorito venía con esa canción. Se llama "La cabaña del molino". ¿Te gusta?

Seshomaru tardó un poco en dar su respuesta, entre analizar un poco la ambigüedad de la explicación de Kyoko y su pregunta, terminó por solo asentir con la cabeza. Aunque no supiera de que hablaba, si le gustó esa melodía.

Se estaba tomando muchas libertades con esta joven. De un momento a otro, Kyoko se volvió una persona más animada, se notaba que se sentía en confianza. Y de alguna forma, Seshomaru comenzó a despreocuparse también.

En ese momento ella no lo notó, pero habían comenzado a tener una conversación coherente y disfrutable, donde los dos participaban por igual.

- Oye, tengo curiosidad, ¿qué comen los demonios como tú? Rin me dijo que cuando te conoció dijiste que no te gustaba la comida humana.

- La carne de demonios muy débiles y carentes de raciocinio, como los kappa u onis de tan bajo nivel que se comportan como animales. Pero a veces nos damos lujo con un Isonade.

- ¿Qué es un Isonade?

- Un tiburón gigante, hunde barcos con tormentas y devora a los tripulantes antes de que se ahoguen.

La cara de impresión de Kyoko hizo que Seshomaru sonriera levemente. Continuaron conversando sobre ciertos demonios mientras la joven revisaba el caldo, hasta que estuvo listo y apagó el fuego con arena.

En ese momento la anciana Kaede entró a la cabaña y atrapó al señor del oeste pronunciando una oración completa sobre una historia curiosa que le estaba relatando a Kyoko. La chica le pidió un momento al demonio, para sorpresa de la señora.

- Señora Kaede, que bueno que llega, acabo de terminar el almuerzo, llamaré a Rin.

- No ... no, tranquila, yo la llamaré. - la sacerdoriza se sentía extrañada, como si fuera una intrusa en ese momento aunque la casa era suya. Kyoko la vio salir y decidió continuar la anterior plática.

- ¿Me decías?

- ... Decía, que Oko se metió al barco hueco en lugar de su amante, dándole la oportunidad de escapar y ser libre, a costa de su vida.

- ¿Pero por qué no escaparon los dos?

- ... Pienso que Oko fue ingenua, Ien la usó para sobrevivir y para complacerse, seguramente se reía de ella en el fondo.

- ¿Y el relato termina ahí?

- Si. Ien y Oko ... a mi madre le gustaba.

La chica se quedó callada un momento - Pues a mi no me gustó - El hombre se le quedó mirando - El final quiere ser dramático, pero es una historia que habla de estupidez sin combatirla, ¿entonces qué sentido tiene? Si se quería demostrar hasta dónde podía llegar el amor de dos personas, pudieron haber hecho que ambos murieran dentro del barco, y así sería igual de dramático, aunque también les debieron dar una razón para no escapar del pueblo.

Seshomaru no dijo nada. Rin entró muy contenta al lugar, seguida de Jaken y la anciana Kaede. Kyoko se encargó de servirle a todos, incluso pensó en Seshomaru. - Señor Seshomaru, ¿va a comer usted también? - Jaken estuvo a punto de reprocharle a la joven esas palabras, pero al verse disfrutando su comida, sintió que sería un acto hipócrita.

Por otro lado, el demonio asintió para sorpresa de todos. La vio preparar esa comida con esmero, quería probarla. Pero aún así, pensó que él se serviría, pero la chica sólo tomó un cuenco y depositó el arroz y el caldo en buena cantidad. Él supuso algo incómodo que ella no comprendía el significado de aquello, así que simplemente recibió el plato.

Todos comenzaron a saborear sus alimentos, incluido el Lord, pero al detenerse a ver a Kyoko, vio que con ella no había ninguna ración, no estaba comiendo.

- ¿Dónde está tu plato? - demandó.

- La señorita Kyoko a veces no almuerza señor Seshomaru - dijo inocentemente la pequeña Rin. Seshomaru clavó sus ojos en los de la joven y en un acto único, le extendió su cuenco.

- Oh, no, cómalo, yo estoy bien, simplemente no tengo hambre, quizás coma algo más tarde, aún queda una porción más de arroz y caldo. - Los ojos intensos del demonio y su ceño fruncido imponían una orden muda. Él no sabía por qué se quería saltar su comida, pero si era algo regular, no estaba bien.

Kyoko, algo incómoda, soltó un "Bien", y se sirvió lo que quedaba. Así el resto de la hora transcurrió, Kaede se ofreció a lavar los trastes en el río porque Kyoko había cocinado, así que salió.

La anciana tenía un presentimiento extraño. Apolladas sus rodillas en la orilla, pasando sus dedos por los restos de comida para quitarlos con la corriente, pensaba sobre el asunto. El comportamiento de Seshomaru se sentía extraño, muy extraño.

Obviamente intuyó que Kyoko no lo notaba porque no lo conocía, y solo lo trataba con normalidad. Pero eso no quitaba que el demonio había pasado ser alguien distinto cerca de ella.

Sálveme Señor _ Seshomaru x lectora Where stories live. Discover now