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Diana:

—Un golpe de estado contra la corona.... Contra mí. —Repito las palabras de Lucian y pido que Chuck baje la espada con una señal. —¿Cómo te atreves? No, no sé cómo estoy sorprendida.

Miro al grupo que lo acompaña y trago furiosa.

—¿Has involucrado a mi pueblo en esto?

Uno de los hombres lanza un escupitajo a mi lado, la mancha cae sobre el suelo y me mira lleno de rabia.

—Nosotros no somos su pueblo.

Me tenso y empieza un bullicio entre todos, Lucian les da la orden de callar.

—Debí suponer que harías esto. —Le digo al viejo del consejo. —De todos esos vejestorios en esas cinco sillas, eras el más probable de traicionar a la corona.

—Traición no.

—A mi reinado sí.

—Eso es algo que quedara en el pasado en cuanto te quite del poder, algo que está por ocurrir ahora.

Los hombres intentan venir hacia mí, pero Lucian vuelve a frenarlos.

—No voy a decir que estoy decepcionado porque se como eres, pero si es vergonzoso que sabiendo esto no tomaste medidas, Diana, es por eso la gran diferencia entre la reina de Solaría y tú.—Compara con cierta burla.—Linnet me hubiera mandado a colgar desde la primera falta, pero tu... a estas alturas y a pesar de que hay una erupción por invadir el reino, tienes misericordia incluso ahora hacia tus enemigos buscando resguardarlos en estas paredes. —Mira a los hombres a su lado. —Todo esto te lo ganaste por creer que podrías gobernar Obsidiana sin ejercer mano dura.

Mano dura.

Matar y asesinar, eso es lo que desea, convertir mi reino bajo la sombra del terror.

—¿Eso es lo que quieres hacer? —Le suelto. —¿Gobernar con temor y bajo amenazas? —Niego. —Buscas el ejemplo de Solaría para volver a Obsidiana una segunda Solaría. No tienes idea de la magnitud de tus palabras.

—Solaría es lo que Obsidiana debe ser y todo reino regido por una reina, incluido el reino de su querida amiga, pero tu, Diana, has distorsionado la idea de este reino, idea que aun tiene solución.

—¿Cómo? ¿Tomando mi corona? Si vas a hacerlo al menos hazlo de la manera menos cobarde y patética. —Espeto.—Obsidiana peligra y mientras mis guardias protegen a mi pueblo, Invades mi palacio de la forma más cobarde.. ¿Quieres seguir el ejemplo de Solaría? Su reina nunca demostró ser tan patética como tú lo estás haciendo en mi presencia.

Su expresión se trasforma y da la orden.

—Sujétenla.

Chuck reacciona y viene hacia mí, pero la cantidad contra él es demasiada, entre un grupo de cuatro lo empujan sobre el suelo y colocan sus manos hacia atrás, mientras otro coloca el pie sobre su rostro.

Me sujetan del brazo y me obligan a caminar hacia Lucian, forcejeo mientras Chuck hace lo mismo en el suelo.

—¡No la toquen!

Lucian se carcajea y en un segundo estoy frente a él, me sueltan enseguida.

—Arrodíllate. —Me ordena Lucian con una sonrisa.

—Jamás me veras así.

Da una señal y se me acerca uno de los rebeldes, me sujeta la mirada.

—Abajo, su majestad.

Me obligan a arrodillarme tirando mi cuerpo contra el suelo, Chuck maldice y pongo mis ojos en él, demostrándole que estoy bien.

—Así te quería ver. —El tono de Lucian sube como su ego. —Que placer ver a la reina rebelde arrodillada.

En los zapatos de la Reina (#4 Amores en la realeza)Where stories live. Discover now