14. Delivery nocturno.

40 2 0
                                    




—Te traje algo que espero te guste —dijo el pelirrojo a modo de saludo una vez la puerta frente a él se abrió dejando ver a la empresaria del otro lado.

—¡Helado! —Corrió hacia él para quitarle el pote de las manos.

—Pero. Comparte, oye —Ni alcanzó a entregárselo que se lo apartó de las manos.

—A ti no te gusta el chocolate —comentó de camino a la cocina en donde se hizo con una cuchara para comenzar a degustar su postre.

—¿Por eso es que siempre pides cosas con chocolate? ¿Para que yo no pueda comerlas?

—No, si pido cosas solo de chocolate es porque me gusta mucho el chocolate. Nada más —Se sienta en el sofá y desde allí lo observa.

Por su parte, Archie la miró  como se acomodaba con una de sus cejas levantadas.

—Voy a hacer de cuenta que te creo... Ahora pregunto, ¿no te enseñaron de niña las palabritas mágicas?

—No tengo por qué mentirte —replicó entre bocados— . ¿Abracadabra?

—¿Ni un poquito de razón tengo? Y no, esa no. Aunque si la hubieses dicho antes quizás te ganabas más helado.

—Ni un poquito. Y más sería demasiado. Ahora... ¿por qué no vienes y te sientas a mi lado así puedo decirte esas otras palabras mágicas que quieres oír?

—Pero tendrías para después. Y si no me he tomado el atrevimiento fue porque no me habías invitado hasta ahora —Y fue recién cuando el pelirrojo acabó sentándose a su lado en aquel sofá de tres cuerpos—. Soy todo oídos.

—No hay que abusar —Esperó a que el pelirrojo se acomodara y enseguida se acercó a él para depositar un frío beso sobre su mejilla—. Gracias por el helado.

—Sabia decisión —El beso lo tomó por sorpresa, sin embargo una sonrisa se formó en sus labios tras recibir aquel contraste entre el frío de sus labios y el calor de sus propias mejillas—. No es nada. Ya sabes, lo que sea para eliminar cualquier rastro de mal humor.

Tras depositar aquel beso, la pelinegra volvió a acomodarse en su lugar desde dónde continuó comiendo.

—Eres muy bueno conmigo y me conscientes demasiado. Y si quieres darle una nueva chance al helado de chocolate puedes probarlo —ofreció extendiéndole el pote.

—Fue una semana pesada y lo mereces, pero no creas que todos los sábados serán iguales —comentó el pelirrojo, aunque ciertamente no tenía ningún problema a que eso se convirtiera en una rutina.

Tras su nueva invitación, el pelirrojo negó suavemente.

—Gracias, pero sabes que el único es el de tabletas.

—¿Por qué no? ¿Acaso no es de lo más entretenido verme comer helado? —preguntó esbozando una pequeña sonrisa—. Para la próxima deberías traerte un pote de tu sabor favorito... y podríamos comerlos mientras vemos alguna película.

—Es entretenido verte tomar helado y también es muy lindo verte. Y ahora que lo dices... ¿por qué no? Podría ser una buena oportunidad para pasar tiempo juntos.

—¿Ves? Ya lo sabía —comentó continuando con aquel sentido del humor suyo, uno que siempre salía a la luz en presencia del pelirrojo—. Pues si tú quieres... a mí me encantaría pasar tiempo contigo.

Una de sus cejas volvió a levantarse con aquella seguridad con la que mencionó lo primero.

—¿Es muy evidente? Y con respecto a lo otro... Creí que te era más que suficiente con tener que verme todos los días en la escuela.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 25, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Extraños otra vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora