Capitulo 29

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Esa noche, el rey decidió realizar un banquete por la victoria. No solo fueron invitados todos los habitantes de Rohan, sino también los integrantes de la compañía.

Legolas había dejado su ropa de batalla, para ponerse una más acorde al festejo. Su pequeño morral no cargaba con muchas cosas, por las que podía cargar con unas mudas de ropa. Camino hacia el salón del trono, donde se realizaría el banquete. Allí, de pie en las escalinatas, encontró a Narwen, ataviada en un elegante vestido celeste, con largas mangas que terminaban en picos. Su cabello no se encontraba suelto como lo hacía siempre, sino que estaba trenzado hacia un lado.

–Por Eru. Se ve hermosa esta noche, Princesa. –tomo su mano, dejando un beso sobre sus nudillos.

– ¿Solo esta noche? ¿Acaso las otras noches me vi mal? –bromeo, robándole una gran sonrisa al elfo.

–Para mí eres hermosa aun cubierta de sangre de orco. –las mejillas de Narwen se sonrojaron, acto que a Legolas le pareció adorable.

–Entremos. Gimli y Aragorn ya están dentro. –

Delante de toda la muchedumbre, se encontraban Théoden, Eowyn y Eomer. El rey levanto su copa, mirando a cada uno de los presentes.

–Esta noche recordamos a los que dieron su sangre para defender estas tierras. ¡Que vivan los muertos victoriosos! –llevo su copa hacia arriba, a lo que todos imitaron su acción y sus palabras.

El banquete comenzó.

Eomer recorrió las mesas, buscando a Narwen. No podía negar que se sentía atraído por la mujer, y quería conocerla más. Quería poder acercarse y saber de ella. Su tío le había informado que ambos elfos eran príncipes, pero nunca se habían presentado como tal.

Luego de unos minutos, logro encontrarla, sentada junto a Gimli, y Legolas. Eomer sabía que no podría acercarse mientras esos dos estuvieran presentes, por lo que debía idear algún plan. Invitarla a bailar no era una opción, pues era un pésimo bailarín, y temía pisar los delicados pies de la elfa. La observo, notando aquel bello vestido, el que pronto reconoció.

–Le queda bien, ¿verdad? –volteo, encontrándose con Eowyn, quien lo había pillado observando a la elfa.

–Sí, no lo sé. Solo miraba lo extraño que son los elfos. –mintió, pero su hermana lo conocía mejor que nadie, y había notado como la buscaba en el salón.

–Eomer, puedes engañar a cualquiera, menos a mí. Sé que te atrae la Princesa Narwen. –el hombre suspiro. Su hermana podía leerlo como un libro abierto.

–Jamás había sentido tanta curiosidad por una mujer. Es realmente bella, y déjame decirte que a ella le queda mejor tu vestido. –Eowyn lo golpeo en el brazo, a lo que Eomer carcajeo. Disfrutaba de hacer enojar a su pequeña hermana.

–Deberías acercarte. Ella es agradable. He podido hablar en algunas ocasiones, y es amigable. –ambos veían como el enano se bajaba una jarra detrás de otra.

–No lo sé. Creo que ella ya está con el elfo. Siempre están juntos. –también había notado la forma en que Legolas la miraba, y estaba convencido que estaba interesado también en la elfa.

–También lo está con maese enano y con Aragorn. Eomer, solo inténtalo. –lo animo, a lo que el hombre asintió. Eowyn noto a Aragorn a lo lejos, por lo que abandono a su hermano, para ir detrás del montaraz.

El rohirrim se quedó allí, de brazos cruzados, pensando cómo hacer para obtener un tiempo a solas con la Princesa. Pronto, el eructo sonoro del enano le dio una idea. Llamo a uno de sus hombres y le pidió que buscara dos barriles de la cerveza personal de su tío. Camino hacia ellos.

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