Capitulo 16

374 31 6
                                    

Después de haber escuchado las palabras de Thorin hacia Bardo, Narwen supo que no había nada más que hacer allí. Irían a una guerra que no podrían ganar, y no estaba dispuesta a enfrentarse a hombres y elfos solo por un enano que falto a su palabra.

Caminaba hacia la zona de la cocina, en busca de Bilbo. Se iría de allí, y se lo haría saber al hobbit.

Lo encontró sentado sobre una mesa, con la cabeza entre las piernas. Supo de inmediato que el hobbit estaba desilusionado al igual que ella.

—Bilbo, ¿podemos hablar un minuto? —se asusto al oír la voz de la elfa, estaba tan metido en sus pensamientos que no sabía que ocurría a su alrededor.

—Si si, perdona, solo descansaba. —mintió.

—No tienes que mentirme, se lo que te ocurre. Bilbo, esta noche me iré. No pienso ser parte de esta locura. No voy a enfrentarme ni a los hombres de la ciudad, ni a los de mi raza, ni siquiera a ellos. —el hobbit se sorprendió, no pensó que Narwen, quien los había acompañado durante toda la aventura, se iría, pero sabía que tenía razón. Thorin estaba dispuesto a ir a la guerra por aquella estúpida piedra. Fue allí donde a Bilbo se le ocurrió una idea, idea que podía evitar o acrecentar la guerra.

—Iré contigo. Iré a hablar con la gente de la ciudad. Tengo una idea. —Narwen asintió, no quiso preguntar de que se trataba. Temía que Thorin estuviera por ahí, oyendo detrás de las paredes.

—Bien, esta noche ve a la muralla. Dejare una soga por la que descender. —sin decir más se alejó. No podía decirle a nadie más que se iría.

La noche llego con velocidad. Tanto los enanos como los hombres de la ciudad empezaron a armarse. La batalla llegaría en cuanto el sol volviera a aparecer en el horizonte.

Narwen podía oír desde la muralla el ajetreo que los enanos hacían dentro. Fili había insistido en que llevara un escudo a la muralla para su guardia, pero esta se negó. El enano desconocía el hecho de que la mujer que amaba, se iría esa misma noche.

La elfa sabía que pronto Bofur iría a tomar la guardia, por lo que debían irse pronto. Esperaba que Bilbo llegara rápido.

—Ya estoy aquí. —susurro el hobbit, Narwen respiro aliviada. Apretó la cuerda a un aro de metal que salía de una de las murallas, iba a deslizarse por ella, pero oyó ruidos provenientes de la escalera. Se escondió detrás de la muralla, rogando que no fuera Thorin el dueño de esos pasos.

—Deberías estar adentro. Alejado del viento. —Bofur había llegado, descubriendo a Bilbo allí en la muralla. Desde su posición no podía ver a la elfa, quien no se movía de su lugar.

—No, yo... necesitaba algo de aire. Aun huele a dragón. —Bilbo se sentía mal al mentirle a Bofur.

—Los elfos movieron a sus arqueros en posición. La batalla acabara para mañana a la noche. Pero dudo que vivamos para verlo. —aquellas palabras golpearon el corazón de Narwen y Bilbo, no querían que estos murieran.

—No, estos son días oscuros. —dijo Bilbo.

—Días oscuros, ciertamente. —Bofur miro al hobbit, y noto nerviosismo en este. —No se culparía a nadie por desear estar en otro lugar. —Bilbo lo miro sorprendido. —Debe ser casi medianoche. Bombur tiene el siguiente turno. Tomara un rato despertarlo. —estas palabras el enano las decía en voz alta, para que lo escuchara no solo Bilbo, sino también el ladronzuelo que se ocultaba en las sombras.

— ¿Bofur? —Hablo Bilbo. —Te veré en la mañana. —

—Adiós Bilbo. —se giro para bajar las escaleras, pero antes de alejarse, el enano se despidió de otra persona. —Adiós Narwen. —la elfa sonrió.

DestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora