𝐓𝐡𝐞 𝐮𝐧𝐛𝐨𝐫𝐧 𝐜𝐡𝐢𝐥𝐝.

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- 𝐊𝐢𝐛𝐮𝐭𝐬𝐮𝐣𝐢 𝐌𝐮𝐳𝐚𝐧 -
ᴇʀᴀ ᴛᴀɪsʜᴏ̄.
ʜᴀᴄʜɪ, ᴇsᴘᴏsᴀ ᴅᴇ ᴋɪʙᴜᴛsᴜᴊɪ.

•- Advertencia: Mención de sangre y pérdida. Angst.

•- Plot: Hachiko quedó embarazada de su primer hijo junto al progenitor de los demonios.

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Había sido un riesgo desde el principio, ambos eran conscientes de ello, lo hablaron en la soledad de la habitación que compartían juntos cuando el miedo abrumaba a Hachiko por ser su primer embarazo. Un bebé híbrido significaba el inicio o el final de un linaje proveniente del progenitor de los demonios; y sí aquello se lograba, era significado de que la sangre Kibutsuji perduraría durante milenios. Pero eso, no tenía gran relevancia para el rey. Por su parte, anhelaba criar un ser que tendría los rasgos de Hachiko y de sí mismo; en su rostro, se reflejaría el amor de aquella unión sempiterna por siempre. No había escenario que no pudiese imaginar en el que su pequeño hijo tendría las largas pestañas y sonrisa serena de Hachi. Y de él, seguro heredaría su característica melena azabache y temperamento.

Pero el destino es cruel.

A dos meses lejanos de la fecha de parto, ambos se encontraban dándo un paseo por los jardines internos de la fortaleza. Años atrás, Kibutsuji ordenó a Nakime crearlos de una forma única como acto de amor a su cónyuge. Y ella, adoraba visitar el lugar junto a su esposo. Solía aferrarse a su brazo y descansar la cabeza sobre el hombro del rey.
- Nuestro hijo será afortunado -. Expresó - Estoy segura que será igual de curioso que usted, Muzan sama -. Rió levemente provocando que el mayor se sonrojara - ¿No está nervioso por esto? -. Se detuvo a mírarlo impaciente y el azabache, con sosiego, posó la palma de su mano sobre la mejilla derecha de la mujer - Un poco -. Admitió - Pero no estarás sola en esto. Será un grato camino que experimentaremos juntos por primera vez. Yo estaré ahí, sin fallarte, ni a nuestro hijo -.

Fué una promesa que cumplió desde el principio, hasta el final.

Porque dos días después, se encontraba caminando de extremo a extremo del pasillo que guardaba infinidad de habitaciones a sus costados. Sus pensamientos estaban hundidos en desesperación al no escuchar sonido absoluto proveniente del aposento dónde su amada se encontraba dándo a luz. Sus nervios comenzaron a consumirlo inevitablemente. ¿Por qué? ¿Por qué sucedió aquello? Habían terminado de salir de las aguas termales, cuando Hachiko al sostenerse firmemente de su brazo para emprender el camino de vuelta, comenzó a sangrar sin razón aparente y una expresión de profundo dolor cruzó por su rostro. Sin perder tiempo, pidió a sus subordinados que trajeran ante él a las mujeres con más sabiduría referente a partos prematuros.

Y entonces la escuchó. Un jadeo de dolor incesante que lo hizo entrar a la habitación sin aviso alguno, todo a su alrededor se volvió borroso una vez que se percató de las sábanas empapadas de sangre debajo de ella - Muzan sama. . . -. Una de las mujeres se acercó con una expresión triste y acomplejada - Mi señor, ella está perdiendo mucha sangre. . . Sí no actuamos pronto, me temo que. . . -. No necesitó terminar la oración para averiguar de que se trataba. Los ojos de Kibutsuji se volvieron vidriosos al caminar hasta la pálida jóven que yacia en cama, inconsciente. [No puedo perderte, no puedo perderte]; esa oración no paraba de repetirse en su cabeza en el momento que tomó la frágil mano femenina entre la suya - Perdóname, Hachiko -. Estaba afligido, entre las dos únicas opciones que sabía que tenía - Mi señor. . .-. La mujer que lideraba el parto lo trajo de vuelta al presente y el mayor centró su mirada sobre ella, evitando cualquier sentimiento de culpa y dolor - La quiero a ella con vida. Haz lo que tengas que hacer para que lo haga -. Asintió atónita pero sin cuestionar, indicando al hombre con la mirada que de ser posible, pusiera su total atención en Hachiko, para no presenciar lo que venía. Acto después de esto, un sonido de craqueo inundó los oídos de Kibutsuji cuando los huesos de su hijo fueron fracturados con fuerza en un intento de sacarlo sin vida de la castaña.

Tiempo después, ambos intentaron llevar una vida normal. Hachiko había tratado de olvidar la imágen recurrente de su frágil bebé envuelto en una manta de franela cuando logró despertar. Nunca se recuperó de eso.

Al enterarse de lo que había hecho su esposo, no pudo amarlo de la misma manera.

Ella se marchó un año después. Muzan lo permitió sin hesitar. Podía reconocer el asco que le tenía a pesar de lo mucho que ella intentó comprender la decisión que tomó en aquél fatídico día.

Díez años más tarde, en una de las pocas noches en las que Kibutsuji salía junto a Rei y su pequeña "hija", tuvo una sensación extraña cuando un olor característico llegó a sus fosas nasales. Provenía de una pequeña panadería con vitrinas de cristal y fachada hogareña. - ¡Vuelva pronto! -. Lo supo de inmediato cuando escuchó su voz una vez que iba acercándose al lugar.

Ahí estaba ella en el mostrador.

Se había casado de nuevo con un hombre de buen carácter que parecía ayudarle con el local; y logró formar una familia de dos pequeñas niñas mellizas. Todo lo que deseó en su momento al lado de Hachiko, él no fracasó en conseguirlo.

Por otra parte, quién una vez fué la mujer que llevó su apellido, continuaba poseyendo la misma belleza delicada e ingenua. Kibutsuji Muzan nunca dejó de amarla, no había vuelto a enamorarse desde entonces; ni tampoco deseó darse la oportunidad. Y a pesar de lo cruel que podía ser ese pensamiento, de tener otra oportunidad, no habría cambiado su decisión.

𝐌𝐮𝐳𝐚𝐧 𝐊𝐢𝐛𝐮𝐭𝐬𝐮𝐣𝐢 | 𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒. +𝟭𝟴Where stories live. Discover now