El Sultan estaba parado enfrente de su esposa en espera de una respuesta que lo convenciera.
─Hablamos sobre su soltería, dijo que usted le había otorgado libertad de escoger a su amada.─dijo, con una suave sonrisa.─Cuando llegué aquí, pensaba que usted se encerraba en sus aposentos por el día y solo salía en la noche.
─Hago más que eso.─soltó una carcajada.─Mantengo este Imperio a flote, es todo.
─Yo también mantengo el Imperio a flote, si no fuera por mis hijos, no habría razón para seguir gobernando.
─Somos el pilar del Imperio.─Murad se acercó y luego beso la frente de su Haseki.─El trono siempre ha de pasar de padre a hijo, después de mí, estará Selim.
─La vida puede dar muchos cambios, su majestad. El trono podría ser de Mehmed, si algo le llegara a ocurrir a nuestros otros hijos.
─Allah no quiera que algo malo le suceda a la Dinastía.─dijo
10 de Noviembre, 1641
La Sultana Mihrişah se había apegado a la frase de Sí es hijo del Sultan, es hijo mío también. Si alguna mujer llegaba a visitar los aposentos del Padişah, debía procurar que sería cuidadosa con los embarazos, si llegaba a estar encinta, ese sería el único hijo que tendría.
─Mi Sultana, Mahpeyker Hatun se ha desmayado en los pasillos.─informó Süleyman Agha
─Por Allah, que no sea lo que creo que es.─murmuró al escuchar a su fiel Agha.─Ve, y averigua que pasó.
─Sí, Sultana.─realizó una reverencia, luego se dió la vuelta y se fue
Embarazada, estaba embarazada.
Mahpeyker lloró todo el día, encerrada en sus aposentos de favorita, estaba embarazada y ella no lo sabía, perdió una vida dentro de su ser.
─¿Por qué te pusiste a discutir con Nergis Khalfa? ─su criada Aygun la regañó
─Porque ella no me da órdenes, no me gusta.─dijo entre el llanto.─¿Por qué? ¿Por qué me pasa esto solo a mí?
Por otro lado, Mihrişah se encontraba impactada por la terrible noticia, el Sultan no lo sabía, y se aseguraría de que no se enterara, a menos que Mahpeyker le dijera algo.
─Mamá, mamá, mamá ─el pequeño Şehzade Serhan se acercó a su madre.─Padre dijo que llevará a Selim y a Ekrem al Palacio de caza, ¿por qué no me lleva a mi también?
─Hijo querido, todavía eres muy pequeño para irte de mi lado, debo alimentarte.─dijo poniendo a su hijo en su regazo.─¿Quien me va a proteger de los malos?
─Yo, no dejaré que te hagan daño.
─Oh, mio amato bambino.─beso sus mejillas
─¿Por qué hablas así? ─el joven Serhan ladeó su cabeza
─Hablo italiano, porque yo soy de ahí.─le dijo
─Tienes una bonita voz, mamá.─halago
Mihrişah sonrió, luego observó como su niño jugaba con una espada de madera, el soñaba en ser como su padre, un gran guerrero, un conquistador.
Las puertas se abrieron y el Sultan entró, con un Kaftan, significaba que saldría pronto del Palacio.
─Su majestad.─se puso de pie y realizó una reverencia
─¡Padre! ─exclamó Serhan, quién fue a abrazar a su padre
─Serhan...─miro a su hijo y luego a su Consorte.─Ve al jardín, a jugar.
─Sí, padre.─asintio, fue hasta Nergis y tomó su mano, indicando que quería que lo acompañara
Cuando la pareja finalmente estuvo sola, Mihrişah se mantuvo quieta en su lugar, con la cabeza agachada.
─Ya me enteré de lo que pasó.─dijo, empezó a rodear a su Consorte, algo que la puso muy nerviosa.─Mahpeyker, perdió su embarazo.
─Es algo muy lamentable ─murmuró
─Me pregunto, ¿tuviste algo que ver?
─No, mi Sultan. No tuve nada que ver con la situación.─negó de inmediato
─Espero que sea así, Mihrişah.─se quedó quieto en su lugar
─¿Saldrá a alguna parte, su majestad?
La joven optó por cambiar de tema, no soportaría la desconfianza del Sultan.
─Iré a patrullar las calles.─le dijo.─Justo como te conocí.
─Recuerdo esa tarde.─sonrió ligeramente.─Pensaba en escapar.
─Yo no lo habría permitido ─puso sus manos en sus mejillas y luego unió sus labios con los de ella en un agradable beso.─Pensaba siempre en tu rostro angelical, y quería que te quedarás a mi lado para siempre.
Mihrişah recordó como había empezado una buena relación con la Sultana Fátma, fue bien recibida. Pero, ¿por qué todo cambio?