CAPITULO 30
5 de Junio, 1639Fátma estaba enfrente de su hermano Sultan, completamente furiosa.
─Soy tu hermana, ¿por qué le das tanta importancia a ella?
─Ella es la madre de mis cinco hijos, cuatro príncipes y una hija, tu y tu descendencia nunca podrán heredar mi trono.─habló tratando de mantener la calma, pero no sé contuvo.─No quiero verte de nuevo... Te despojare de tus títulos, ya no eres nadie, ordenare el divorcio con tu actual esposo, y nunca volverás a sentir lo que es la riqueza.
─¡No puede hacer eso! Soy tu hermana, soy una Sultana de nacimiento.
─Consideraré perdonar tu gran ofensa hacia mi consorte, si besas la tela de su vestido y le pides perdón de rodillas.
─¿Acaso crees que soy una esclava? ¡Soy una Sultana!
─¡Y yo el Sultan! ─Murad se acercó de manera amenazante. Y le susurró─¿Entiendes la diferencia? Te irás, y toda tu familia morirá gracias a tu insolencia.
Fátma apretó las telas de su vestido color gris, luego agachó la cabeza y avanzó unos pasos hacia Mihrişah.
─Perdóneme, Sultana.─murmuró, soltó un suspiro antes de ponerse de rodillas y besar el dobladillo de su vestido
Mihrişah cerró sus ojos, sonriendo internamente, se quedó en profundo silencio, Fátma la miró, en espera de una orden. La joven Italiana, pensó por unos segundos antes de decir.
─Sultana Fátma, lo ocurrido anteriormente, nunca podré olvidarlo, al igual que los príncipes y la Sultana. Sin embargo, estaré dispuesta a perdonarla.─dijo con una suave voz
─Eso es todo, hermana, ¿tan difícil fué?
Murad se colocó al lado de su consorte y miró fríamente a su hermana mayor.
─Con su permiso.─una lágrima se resbaló por su mejilla, había sido terriblemente humillada
Realizó una reverencia y se retiró de la inmensa habitación.
─No quiero verte triste.─Murad tomó el rostro de su amada entre sus manos
─Majestad, siento que no fue lo correcto, no creo que haya sido adecuado que una Sultana de nacimiento se postre ante una esclava.
─No eres una esclava, eres la madre de mis hijos, la Sultana de mi alma.─besó su frente de manera cariñosa.─Selim, Ekrem, Serhan, Özlem y Ibrahim, cinco frutos de tu vientre, y de nuestro amor.
─Amor...─susurró.─¿Usted siente amor por mí?
─Siento muchas cosas.─sonrió de lado
¿Amor? ¿Que era amor para el Sultan? ¿Que era el amor para Mihrişah? ¿Realmente ambos sabían la respuesta?