Capítulo 41.

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Mientras Victoria y sus hermanas se dirigían hacia la playa encontró a Vanessa:
- Victoria, hola. -saludó Vanessa manteniendo la mirada fija mirándola de pies a cabeza. - Hola, ¿Cómo están? -añadió, dirigiéndose a las hermanas de Victoria.
- Hola. -respondieron Victoria, Marcela y Gabriela.
- Me gustaría invitarte en la noche a cenar, ¿qué dices? -preguntó insistente pero paciente.
- No será posible Vanessa, no hoy, tengo ya planes... -dijo Victoria y antes de terminar de hablar sonó una notificación de mensaje, revisó su celular inmediatamente y mientras leía el mensaje no pudo evitar sonreír con ternura olvidándose de la situación en la que se encontraba, respondió el mensaje y aún manteniendo una sonrisa tierna y amorosa miró a Vanessa, imagen que la devolvió a la realidad y a continuar con su respuesta: - Mis hermanas y yo pasamos poco tiempo juntas y me encantaría no desaprovechar ni un rato, pero pasando las vacaciones espero tener oportunidad para esa cena. -añadió Victoria amablemente.
- Está bien Victoria, nos vemos luego. -respondió Vanessa con una sonrisa amplia en el rostro.

Las hermanas Ruffo se dirigieron hacia donde iban.
Luego de que las tres tomaron el sol tranquilamente, Victoria se acercó al borde, las olas tocaron delicadamente los dedos de sus pies, Gabriela y Marcela fueron tentadas a hacer lo mismo, Gabriela tomó de la mano a Victoria y Marcela hizo lo mismo, las tres se miraron con complicidad y recordaron la primera vez que conocieron la playa, eran tan pequeñas y estaban con tanto miedo por ver tanta agua cristalina acumulada que se tomaron de las manos y a la par las tres se lanzaron, las tres muy pequeñas aún sin saber nadar lograron hacerlo y flotar en armonía con las olas.

De regreso a sus recámaras mientras aún secaban sus cabellos, Gabriela le propuso a sus hermanas hacer una pijamada:
- Ándale, me parece buena idea. -dijo Victoria.
- A mí también me encanta la idea, pero escondamosle las velitas a Victoria, no vaya a incendiar todo el hotel. -dijo Marcela riendo.
Las tres se rieron a carcajadas porque Marcela les recordó que en su infancia Victoria incendió accidentalmente la casa donde vivían. Cada una se dirigió hacia su habitación para cambiarse de ropa y luego se reunirían en la habitación de Marcela.
Victoria se cambió el traje de baño y con una bata de secar cubrió su cuerpo mientras buscaba su ropa interior, una pijama rosada y brillosa, unos calcetines y sus pantuflas favoritas. Luego se dirigió hacia el baño para secar su cabello con la secadora de cabello, delicadamente y ya seco lo desenredó y peinó en dos trenzas africanas. Cuando estaba lista se dirigió hacia la recámara de Marcela, Gabriela ya había llegado:
- Te tardas un poco más y ya no es pijamada, es desayuno. -dijo Gabriela riendo.
Marcela y Victoria rieron junto a Gabriela.
Las tres tomaron las sábanas, cobijas y almohadas de la cama y las colocaron muy bien acomodadas en el suelo. Gabriela encendió la televisión para poner películas de terror, Marcela tenía algunas reservas de botanas en su recámara y las colocó al centro de su camita improvisada para comer, Victoria apagó las luces y ambientó el lugar con música tenue acorde a la película que veían.

Amor imposible.Where stories live. Discover now