Capítulo V: Aquella noche

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Creo que soy más tuya que mía, te deseo más que a nadie o nada, por las noches trazo la forma de mis labios con mi mano izquierda para que simule ser la tuya, recito mis oraciones a la cortina como si esta te pudiera transmitir mi amor.

Sé que no te sientes igual, tus ojos se fijan en ella, la buscas con tu mirada, tus suspiros llevan su nombre grabado en ellos, tus hermosos ojos reflejan los suyos y no puedo evitar desear ser ella para que me mires como lo haces con ella. ¿Soy yo la culpable de mi desdicha? Solo deseo ser amada, amada por ti.

No creo que mi belleza sea tan atroz como para que la señales como una burla, para que tu mirada evite a la mía porque no te gusta verme, me haces sufrir y sé que el amor no es así pero no puedo evitar que mis suspiros tengan inscrito tu nombre.

No me mereces, no te mereces que haya alguien capaz de morir por tí como lo hago yo y deseo que ella encuentre a alguien mejor que tú pero aún así, incluso aunque no merezcas mi ser, si pudiese hacer lo que fuera para que tú me miraras haría todo.

Aquella pluma cae con una gracia hermosa, es un gran contraste con lo que sucede en mi cabeza en este momento, soy un mar de emociones, todas contrarias, que hace que me sienta aún más confusa. Acabas de descubrir lo que estoy haciendo y solo te has burlado, estoy haciendo lo posible para que ese mar de emociones no se convierta en uno de lágrimas.

Me haces daño, las dagas comienzan a ser mucho más notorias, me paso las noches llorando tu nombre pues para mí ya estás muerto aunque estoy segura de que lo que ha muerto es una parte de mí, una parte que tú te encargaste de desvivir y de carcomer, una parte de mí que tú tomaste con tus frías manos y con la que jugaste.

Las noches se han vuelto oscuras desde aquel incidente y aunque es imposible que tu nombre de mi mente se borre cada vez pienso menos en ti y en tu sonrisa que de mí se ríe.

Desde que te llevaste ese pedacito de mí y lo arruinaste hay otra parte de mí que ha muerto y no debería haberlo hecho, me paso las noches llorando pues en mí solo generaste inseguridades, que ya ni pueda sentirme decente, no es solo tu culpa pero fuiste un gran detonante para mí.

"La luna comenzará a llevar mi nombre, lo haré esta noche" me encierro en el baño y una voz suena en mi cabeza aunque suena lejana, muy lejana, casi ni distingo lo que dice "tu puedes, saldrás de esto", parpadeo, no me puedo creer lo que mi mente dice.

La luz de la nada ha aparecido, me he aferrado a la luna quien nunca me ha soltado, no puedo pensar en aquella noche sin que un fino hilo llamado lágrima salga de mis ojos. He intentado borrar esa noche, no la nombro, me incomoda.

No me mereces, nunca lo hiciste y hoy por fin he entendido que no fue mi culpa, solo era una niña pero tú y muchas personas más la matasteis y os encargasteis de que no quede nada de ella. No tienes derecho de portar mi nombre entre tus labios como si nada, ni tú ni esa gente, sois indignos de mi memoria.

El diario de una persona rotaWhere stories live. Discover now