Capítulo XVII: Hija de la luna

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La hija de la luna siempre buscaba al hijo del sol pero nunca le vio, ella salía por las noches, desvelándose para ver si podía encontrarse con su gran amor.

Pero la hija de la luna no sabía que él hijo del sol también la buscaba, por las mañanas, cuando el mundo estaba un poco más iluminado y la búsqueda no sería tan difícil, cuando las calles estaban llenas de caras y voces, esperando que entre esas caras su amada estuviera.

Ambos buscaban y buscaban, solo se encontraban una vez cada año y medio pero aún así no se tocaban porque aunque se veían no podían abrazarse, no podían demostrar el afecto que se tenían el uno al otro.

La hija de la luna se sentaba sobre las nubes y lágrimas caían por sus mejillas, las nubes, al ver su sufrimiento lloraban con ella, varias veces las nubes sostuvieron a esa persona que ahora lloraba con la garganta desgarrada.

Ambos, hijo del sol e hija de la luna, se amaban pero no se podían amar debido a la diferencia de sus horas, ambos estaban condenados a repetir la historia que sus padres ya vivieron una vez, la luna se casó con una estrella y el sol con una nube, ambos rindiéndose después de estar milenios y milenios intentando verse de nuevo.

El hijo del sol tenía miedo de que también viviera esa situación, fue corriendo con lágrimas ardientes sobre sus mejillas a hablar con su padre "conviérteme en estrella, así ella me podrá tener" le suplicaba de rodillas, el sol, viendo cómo su hijo sufría, su sueño cumplió.

Pero nada fue como él esperaba, la hija de la luna no le reconoció como una estrella y, dolida, pues pensaba que su amado se cansó de buscarla, fue a hablar con su madre "conviérteme en una nube" le suplicaba en un último aliento.

El hijo del sol todo escuchó pero no podía decirle a su amada quien era, la hija de la luna se convirtió en nube y la historia volvía a repetirse, ambos acabaron dándose cuenta de que estaban condenados a no cambiar el destino que la naturaleza les otorgó.

Ambos volvieron a ser el hijo del sol y la hija de la luna y no volvieron a buscarse, la hija de la luna se casó con una estrella y el hijo del sol se casó con una nube, repitiendo el camino que sus padres tomaron, pero aún se pensaban en secreto y, aunque nunca lo admitirían en voz alta, se seguían buscando.

El diario de una persona rotaOnde histórias criam vida. Descubra agora