Capítulo I: El ruido que hay en el silencio

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Miro a la pared, el silencio vuelve a inundar todo pero a pesar de que afuera no se escuche nada hay una voz en mi cabeza que todo el rato me exige más, "si sigues así nadie te querrá", "debes ser lo suficientemente buena", "sigue, por más que no puedas". Todo a mi alrededor parece tan perfecto, tan tranquilo, mientras que en mi interior todo está en un sin control de pensamientos, no puedo dejar de pensar en que me gustaría ser como los demás, en lo que podría suceder si yo fuese diferente, si fuese mejor.

Una hoja se posa sobre el alféizar con una perfección inexplicable, suspiro en un intento de callar mi mente y abro la ventana, el silencio desaparece con el sonido de las gotas del agua caer bruscamente contra el suelo. Mi mente para, por primera vez hay paz en mi cabeza aunque no creo que dure mucho, cierro los ojos en un intento de que esa calma se mantenga por el suficiente tiempo, para poder al menos pararme a sentir la brisa del otoño en mi cara, vuelvo a suspirar y cierro la ventana, la paz desaparece y vuelve ese sinfín de pensamientos que evitan mi concentración.

Me llaman pero no escucho quién es, ni siquiera sé qué me dice. Suelto un "¿qué?" cómo un mecanismo de respuesta, vuelven a llamarme, es mi madre pidiéndome que haga algo productivo, ni siquiera sabía que me estaba observando desde el marco de la puerta, ella no sabe que por primera vez en semanas he conseguido un poco de paz, por primera vez mi mente se ha callado y he vuelto a ser yo, aunque no haya durado mucho.

"Estaba pensando" contesto, tampoco es que quiera que ella lo sepa, ella niega como si me dijera claramente que piensa que estoy tirando mi futuro a la deriva, cosa en la que discrepo, si no me parase a poder comprender que me pasa sí estaría lanzando mi futuro por la borda. Mis notas son buenas, tengo amigos, leo, socializo, observo y escucho, no creo que eso sea no hacer algo productivo, de echo, creo que conocerse a uno mismo es esencial para poder convivir en paz con uno mismo y con los demás pero a pesar de todo eso no puedo evitar sentirme sola, sentir que al final del día no me queda nadie. "Si estuvieras en una habitación llena con gente nadie te elegiría" dice esa voz por sexta vez en el día y creo que tiene razón, nadie me pregunta cómo estoy hasta que la última gota colma el vaso y estallo en un mar de lágrimas y de emociones negativas y aún así a nadie le importa de verdad.

Pensando y debatiendo conmigo misma llego a la conclusión de que no hay gente que no sea desinteresada, todas las relaciones se basan en interés, sea mayor o menor, por eso no los soporto, y no me soporto a mí porque soy igual de hipócrita que todos los demás, me junto con la gente para callar esas voces, interés, se juntan conmigo porque no soportan estar solos, interés, me hablan para obtener experiencia a base de mi historia, interés. Todo en esta vida es interés.

El diario de una persona rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora