Capítulo 15

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El anuncio donde informaban que el vuelo destino a Morioh estaba a punto de salir hizo que tanto Josuke y Yasuho acelerasen su despedida. Antes de marcharse, Josuke besó a su pareja para después ir al embarque lo más rápido posible.

-¡No se te olvide mandarme un mensaje cuando llegues a casa!- Exclama la de cabello rosado muy alto mientras continuaba moviendo de un lado a otro su brazo derecho.

-¡No te preocupes, no me olvidaré de ello, te lo prometo!- Responde el de ojos bicolor de la misma manera antes de desaparecer del campo de visión de Yasuho.

Los meses pasaron y diciembre había llegado y con ello todas las áreas de Japón comenzaron a adornar sus calles y tiendas de luces navideñas y Morioh no iba a ser la excepción el único hotel que había en la ciudad estaba siendo muy solicitado en estas fechas del año, pero por suerte, Yasuho logró conseguir una habitación, es cierto que podría vivir con su madre, pero hace años que no la veía y su relación siempre había sido bastante tensa por lo que a la chica le pareció una mala idea presentarse en su hogar de Morioh sin avisar.

-Buenos días, mi nombre es Yasuho Hirose y había reservado una habitación.- Habla primero la de cabello rosado una vez que logró llegar hasta el mostrador de la recepción.
-Buenos días.-Responde la mujer que le atendía. -Perfecto, déjeme comprobar si su nombre figura en nuestros listados.-Añade sin dejar de mostrar educación. Una pequeña sonrisa se hizo presente en la trabajadora una vez que terminó de teclear y usar el mouse. -Así es, tiene una reserva. Le daré su llave.-

Ante tales palabras, la recepcionista giró su cuerpo unos segundos para coger la llave de la habitación 104 y entregársela finalmente a Yasuho.

-Es la habitación 104, espero que tenga una estancia idílica señorita Hirose.- Comentó la recepcionista por última vez, a lo que Yasuho no dudó en agradecer antes de tomar la llave y marcharse a su habitación asignada.

Una vez llegó a su habitación, Yasuho se quitó el abrigo dejándolo en el perchero de la entrada y después colocó su equipaje sobre la cama para acto seguido abrir la maleta tirando de la cremallera con la intención de colocar parte de su ropa en el armario empotrado que había en la habitación.

Tras finalizar aquel pequeño trabajo la chica de ojos verdes dirigió sus pasos al baño para lavar y secar su cara, quedándose unos minutos de pie en el lavabo, mirándose al espejo detenidamente.

Tras pensarlo un tiempo corto, Yasuho se deshizo de su coleta, cogió el cepillo y comenzó a peinar nuevamente su cabello. Esta vez iba a hacerse un peinado distinto antes de salir del hotel para ver a Josuke, el pelo de Yasuho había crecido, por lo que decidió hacerse el famoso peinado que llevó cuando conoció a Josuke.

Una vez termina de peinarse, la chica se volvió a poner el abrigo y ahora si salió del hotel y puso rumbo a la frutería Higashikata y reencontrarse con Josuke finalmente.

A Yasuho le encantaba pasear por Morioh sobre todo en diciembre y es que el ambiente en la calle se respiraba la Navidad, además siempre le gustó ver las decoraciones cada vez que sus pasos avanzaban.

-¿Yasuho?- La nombrada frenó en seco y giró su cuerpo para encontrarse con una señora mayor, una señora que conocía perfectamente.

-Señora Honda, cuánto tiempo sin verla.-Saluda la joven con una sonrisa a lo que la anciana soltó una corta risa.

-Yo también me alegro de verte, has crecido mucho. Dime, ¿qué tal te va en Tokyo?-

-Me va muy bien, la cafetería en la que trabajo está situada en un sitio céntrico, así que trabajo mucho.- Reconoce la joven hasta que recordó algo. -Seguro que quiere cruzar la calle, si lo desea la puedo ayudar.-

-Ay Yasuho tú siempre tan amable conmigo, claro que acepto tu ayuda.- Afirma la señora Honda para después caminar con Yasuho quien acto seguido, y una vez llegaron al paso de cebra, le ofreció su brazo para cruzar.

-Muchas gracias por ayudarme a cruzar, jovencita.- Agradece nuevamente la anciana sujetando y sacudiendo suavemente las manos de Yasuho.

-No es nada, señora Honda, ya sabe que siempre estoy dispuesta a ayudarla.- Asegura la joven y es que la señora Honda siempre ha sido muy amable con ella y devolverle la ayuda era lo menos que Hirose podía hacer.

-Antes de irme quería decirte que si es posible que felicites a tu madre que mi marido me dijo que desde hace años sigue asistiendo a rehabilitación para controlar su alcoholismo. Aunque seguro que tú ya lo sabías, eres su hija.- Rio la mujer ante las últimas palabras.

Yasuho, quien recién se enteró de que su madre estaba siendo ayudada para dejar de beber alcohol, fingió una sonrisa y reía de vuelta. -No se preocupe, señora Honda, yo le felicitaré de su parte.-

-Oh, muchas gracias, querida. Bueno, no te entretengo más que debo de hacer cosas en casa.- Habla por última vez la anciana para después despedirse de Yasuho y caminar cada una a su destino.

Yasuho seguía sorprendida por las palabras de la señora Honda, sabe que la anciana nunca le ha mentido y nunca lo haría y menos en algo tan importante como la salud, pero aun así no podía evitar que le costase creer aquello. La de cabello rosado había llegado a la puerta de la frutería y antes de entrar sacudió su cabeza como si así los pensamientos sobre su madre se fueran a borrar inmediatamente.

La campana que estaba sobre la puerta principal de la frutería empezó a sonar una vez que Yasuho abrió y cerró la puerta. Josuke; quien en esos momentos se encontraba guardando el dinero en la caja, había girado su cabeza por inercia y al ver a su novia sonrió ampliamente y acto seguido corrió a abrazarla y darle un beso corto en los labios.

-Has venido.- Comenta el chico feliz apretando un poco el agarre del abrazo.

-Por supuesto, te prometí que vendría a Morioh para verte, ¿acaso no lo recuerdas?- Responde Yasuho a lo que Josuke asiente con la cabeza.

-Por supuesto que me acuerdo por eso, estoy feliz de verte otra vez.-

Entre tanto alboroto, Daiya salió fuera y al ver a Yasuho no dudó en acercarse también a paso rápido. -¡Yasuho! Cuánto tiempo sin verte.- Saluda Daiya a lo que la pareja rompe el abrazo para que Yasuho pudiese saludar correctamente a la hermana de Josuke.

-Tienes razón, me alegro de verte Daiya.-

-Dime Yasuho, ¿cuánto tiempo tienes pensado en quedarte en Morioh?- Pregunta la de cabello oscuro con curiosidad.

-Tengo pensado quedarme durante todas las vacaciones de invierno, aparte de ustedes me gustaría visitar unos días a mi padre por eso alargué mi tiempo vacacional.-

-¿Y que hay de tu madre?, ¿no vas a visitarla ahora que estás en Morioh?-

Aquella pregunta inocente de Daiya alarmó a Josuke y es que él sabía la tensa relación que tenía Yasuho con su progenitora incluso miró a su novia preocupado y rezando internamente porque Yasuho no se haya molestado ante tal cuestión.

Pero no, Yasuho no estaba molesta es más respondió mostrando tranquilidad. -Siempre tuve una relación tensa con ella asi que dudo que vaya a verla aunque ahora que la mencionas...- La de cabello rosado hizo una breve pausa recordando las palabras de la señora Honda. -¿Ustedes, como la señora Honda, sabían que mi madre iba al especialista médico para tratar su alcoholismo?-

Josuke y Daiya se miraron mutuamente unos segundos para después volver a mirar a Hirose y negar al mismo tiempo con la cabeza.

-No, no lo sabía.- Responde Josuke.

-Yo tampoco.- Comenta Daiya después. -Pero si no crees que tu madre va al médico siempre puedes ir tú misma a comprobarlo ¿no crees? - Añade la joven a modo de propuesta.

-La idea de Daiya es buena incluso te puedo acompañar si no estás preparada para afrontar a tu madre sola.- Comenta el chico de cabello oscuro con una pequeña sonrisa.

-No, no, no se preocupen pensaré si haré algo pero primero quiero disfrutar estos días aquí.- Habla Yasuho más animada cambiando de tema de manera rápida.


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