Capítulo 26: "Annika, me haría muy feliz de que fueras conmigo al baile. "

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Abrí los ojos lentamente.
Mis ojos se acostumbraron rápido a la luz de la mañana.
Me froté los ojos y me senté en la cama.
Michael y Winky no estaban en la habitación, supuse que estarían despiertos.
Me levanté de la cama y salí de la habitación.
Winky y Michael estaban sentados en el sofá, mirando la televisión con atención. Los dos comían tostadas con mantequilla.
—Buenos días — dije.
No me miró ninguno, los dos estaban muy atentos a la televisión.
Me senté en el reposabrazos del sofá y Michael giró la cabeza para mirarme.
—Buenos días, iba ya a despertarte — aseguró.
El padre de Winky salió de la cocina con una taza de café en la mano  y se sentó en el sillón.
—Buenos días Annika — me dijo. — Chicos, será mejor que desayunéis rápido, ya son las ocho y media — señaló su reloj en su muñeca.
Los tres lo miramos y nos levantamos a la vez.
—Me pido el baño — Michael corrió rápido a encerrarse en el baño.
—Michael, déjame entrar a mi, que me tengo que dar una ducha — golpeó la puerta.
Yo entré a la habitación de Winky para cambiarme.
Agarré mi mochila y saqué la ropa que me iba a poner ese día.
Me quité los pantalones y me puse unos nuevos. Me quité la camiseta. Busqué la camiseta, pero tuve un pequeño problema.
La camiseta era de mi hermano. Con las prisas de ayer no me había dado cuenta de la ropa que cogía. Seguramente, Grace confundió está camiseta, creyendo que era mía. Era una camiseta de los Vengadores.
Me la pondría, pero me quedaría pequeña.
La puerta de la habitación de Winky se abrió y entró Michael.
Los dos nos quedamos paralizados.
El me miró de arriba a abajo, su cara se volvió roja de la vergüenza y rápidamente se tapó los ojos con las manos.
—¡Perdón! ¡Perdón! No sabía que estabas en la habitación.
Pude reaccionar.
—No pasa nada — me tapé un poco. — Pero tengo un problema.
—Si el problema soy yo, me iré — aseguró.
—No, tranquilo — le aseguré. — El problema es que no tengo camiseta.
—¿Y no tienes una sudadera?
—No me gusta llevar una sudadera sin camiseta, yo soy una chica calurosa, hasta en invierno tengo calor.
—Te podría prestar una — me ofreció. —Tengo algunas camisetas aquí, parece que Winky las colecciona — abrió la puerta del armario y busco la camiseta. La encontró y me la dio.
—Es de Mickey Mouse, espero que no te moleste — sonrió, avergonzado.
—Descuida — la camiseta era de Mickey Mouse comiendo pizza. Me puse la camiseta. —¿Qué tal me queda?
—Bien — sus mejillas se volvieron a poner coloradas.
—Bueno, voy a desayunar — salí de la habitación.

..........

Las clases del día de hoy fueron tranquilas.
Hoy tocaba club. Caminé por los pasillos.
Alguien tocó mi hombro. Me giró para ver quién es.
—Annika, me alegro de verte — dijo con una dulce sonrisa. — Ayer te vi aparecer en el instituto por la tarde, ¿Qué tramabas?
—Nada.
—Te vi hablar con Robin, y luego te  fuiste con él.
—Es algo muy fácil de explicar...
—Y eso es... — ella esperó mi respuesta.
Miré a un lado al otro. No habia nadie por los pasillos.
—Mi madre quiere que nos mudemos y decidí tomarme un tiempo.
—¿Escapando de tu casa? — yo asentí. —Annika, eso no es lo adecuado en estas ocasiones, será mejor que hables con ella y...
—Lo siento, Marie, llego tarde al club — le corté. — Mañana si eso, hablamos — la rodeé y seguí mi camino hacia el salón de actos.
Al llegar al salón de actos me di cuenta que la puerta no estaba decorada.
Al entrar, ya estaban todos.
Al acercarme me sorprendí al ver quien estaba sentado al lado de Emma.
—¿Aidan?
El giró su cabeza hacia mí y me sonrió.
—Annika, te estarás preguntando, ¿Qué hago aquí? Pues fácil, he pensado que sería mejor esperarte aquí dentro, que allí afuera.
Miré a Winky. El se encogió de hombros.
Me acerque a él y lo agarré del brazo para llevarlo detrás del escenario.
—¿Por qué lo has dejado entrar?
—Se puso muy pesado, y para que dejara de insistir, lo deje entrar.
Negué seguidamente, frotándome la frente.
Salí de detrás del escenario y ¡Pum! Lo que me encontré es a Michael y Aidan uno enfrente del otro. Llevó un día...
—¿Qué hace el aquí? — me preguntó.
—Tu amigo me ha dejado entrar — le respondió Aidan.
—Le he preguntado a ella — recalcó.
—Mira, no se qué tienes contra mi, pero es inútil tu odio hacia a mi — dijo Aidan.
—Yo no te odio — mintió Michael.
—Entonces, ¿Por qué no me dejas estar aquí?
—Pues porque ya somos suficientes — nos señaló. — Winky es el líder, Amy es la que siempre va a la moda, Emma es un osito cariño, Will es el más sensato de aquí, Annika es Thor y yo soy el mejor amigo del líder.
—¿Thor? — soltó una carcajada.
Michael echaba humo. Dio un pasito más hacia Aidan, pero me puse en medio.
—¡Parad ya! — les ordené. —Voy a tener que ponerte una campanita cada vez que estés cerca y así saber cuándo vas a aparecer y cuando no — le dije a Aidan. —¿Por qué estás aquí? Y como sea para una tontería...
—No, tranquila, es para algo bueno.
Me crucé de brazos y lo miró.
El tiene una pequeña sonrisa en sus labios.
—Ayer escuché que había un baile — ya iba mal. — Se que no te gustará la idea, pero me gustaría ir contigo.
—Aidan...
—Ya se que no somos nada, que ya todo está arreglado, pero eres la única chica con la que quiero ir. Annika, me haría muy feliz de que fueras conmigo al baile.
Todo se quedó en silencio.
Miré a Emma y a Amy, las dos estaban con las bocas abiertas y las cejas arqueadas. Will que estaba al lado de Emma, tenía una mueca de asombro. Miré a Winky, que el negaba lentamente. Y Michael, que estaba al lado de Winky, me miraba directamente a los ojos. Cuando nuestros ojos negros y los míos marrones se miraron, supe que tenía que decir que no.
—Aidan, no creo que sea buena idea.
—Si vas conmigo, te dejaré en paz. Va enserio.
Volví a mirar a Michael, sus cejas estaban ligeramente fruncidas, su boca estaba un poco abierta y sus ojos me suplicaban que no.
Mi corazón quería decir que no, pero mi cerebro dijo que sólo sería por una vez y ya serías libre.
—Esta bien — mis palabras sonaban torpes al pronunciarlas. — Iré contigo al baile.
Sus ojos se iluminaron y me abrazó con fuerza.
Mientras me abrazaba, mis ojos se posaron en Michael. Michael salió del salón de actos, yo me separé de Aidan y lo seguí.
Salí del salón de actos y lo paré.
—Michael, tenía que hacerlo. Si voy con él, ya parará de querer conmigo.
—Y tú vas y te lo creés. Annika ese chico no te va a dejar en paz si vas con él, peor, has aumentado lo que siente por ti.
—Michael...
—Pero lo que más me fastidia es que yo te iba a pedir ir al baile y que se me haya adelantado — dio media vuelta y bajo las escaleras lo más rápido posible.
Lo miré mientras se marchaba.
Me sentía mal por él.
Mi corazón decía que fuera adentro y le digiera a Aidan que no, que no iría con él, pero mi cuerpo no respondía a esa orden.

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