C A P Í T U L O 35

560 75 33
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.




×     ×    ×


° V Y N E E A °

      —Levantad la barbilla —La delicada mano de la Lady de Otoño se colocó bajo mi mentón —Enderezar la espalda y sacad el pecho hacia afuera.

     Su otra mano fue a mi espalda baja e hizo presión para colocarme en la posición deseada.

      Eris había hecho acto de presencia en mi habitación temprano en la mañana. No hablamos de lo que ocurrió la noche anterior en el comedor aunque sabía que en el interior que ambos teníamos un centenar de preguntas para el otro. Lo único que se preocupó en hacerme saber es que a partir de hoy su madre en persona se encargaría de mis lecciones de etiqueta, historia y no se cuantas cosas más.

      Así que aquí me encontraba. En lo que para mi sorpresa era un inmenso salón de baile, con cierto aspecto abandonado, con tres libros sobre la cabeza y la Lady de Otoño junto a mí señalando cada pequeño detalle erróneo.

      —Venga —Su tono se mantuvo neutro, ausente de toda emoción —Cruza la habitación y haz una reverencia al final.

      Y decidí que esta vez sería la última que me permitiría dejar esos libros caer. Mantuve la postura que ella me indicó pero reuní viejas memorias de los entrenamientos en la Casa del Viento, en como Azriel enseñaba las nuevas sacerdotisas a colocar sus pies de manera adecuada antes de hacerlas caminar sobre una pequeña baranda de madera manteniendo su equilibrio.

      Una vez con los dedos de los pies encogidos y la fuerza residiendo en mis talones, comencé a caminar. Los pasos no podían ser demasiado largos, dejaría que los libros cayeran, pero tampoco demasiado cortos, no podían ser demasiado rápidos ni demasiado lentos, por eso con un ritmo de palmada entre palma y la distancia de paso de un hombro a otro, hice mi camino.

      Y sonreí cuando observé el borde del trabajado suelo de baile acercarse, sin embargo, las puertas se abrieron de golpe sobresaltándome. Llevé ambas manos a mi cabeza para sostener los libros y no dejarlos caer antes de darme la vuelta. Para mi sorpresa era el propio Beron, seguido de sus dos hijos menores, los que acababan de irrumpir en la sala.

Una Corte De Sombras Y Sangre© [CASSIAN]Where stories live. Discover now