C A P Í T U L O 2

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° V Y N E E A °


Era extraño

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Era extraño.

La mezcla entre el dolor y la más absoluta paz.

Las punzadas insufribles de agonía en contraste con la dulce sensación de un toque amable y cuidadoso en mi espalda.

Podía verlo, a quien fuera quien estaba curando mis heridas.
Podía ver ligeramente su larga melena oscura atada en lo alto de su cabeza, varios mechones caían de aquel desastroso recogido cubriendo su rostro. Su piel era ligeramente oscura, o quizás eso solo fuera por la poca luz de la habitación.

¿Cuántas horas había dormido? Aún me sentía cansada.

Traté de llamar su atención, traté de mover los dedos de mi mano pero este estaba muy enfocado en mi espalda como para verlo, podía sentir el toque de la tela contra las zonas más malheridas, era cuidadoso, muy cuidadoso.
Y aun así sentí la sensación ardiente del dolor quemar a lo largo de la zona.

No fue hasta que retrocedió un instante y estiró su espalda que las vi; imponentes, oscuras, casi fundiéndose con la oscuridad de la habitación, fue gracias al destello de algo que colgada de una de sus manos que vi su textura venosa y llena de cicatrices, alas, alas semejantes a las de una bestia. Con afiliados espolones en lo más alto.

Mi respiración se detuvo durante unos segundos.

¿Así habían sido las mías? ¿Eso era lo qué había perdido?

¿Tan oscuras?
Algo en mi interior se retorció cuando una imagen fugaz de algo oscuro, semejante a una espesa niebla llenó mi visión.

Mi estómago se revolvió con fuerza y no pude evitar encogerme. Esto hizo que finalmente aquel hombre, aquella bestia, llevara su mirada en mi dirección y no puede evitar el escalofrío que recorrió todo mi cuerpo cuando sus ojos llameantes cayeron sobre los míos.

Un castaño dorado que reflejaba el color rojizo de las piedras en sus manos y hombros.

Sus facciones duras eran aún más resaltadas por la oscuridad y la niebla en mis ojos, su expresión seria e incluso fría me hizo congelar, cada músculo de mi cuerpo, cada parte de mi se paralizó.

Tenía miedo, de lo que fuera aquello.
De lo que aun estaba viendo.

—Tranquila no voy a hacerte daño —Su voz grave y dura no calmó mis nervios.

Mucho menos cuando se giró y aquellas alas, aquellas enormes y atemorizantes alas se extendieron y me dejaron una mejor visión de ellas. Venas las surcaban de un lado a otro, la ligera transparencia en estas las hacían ver como enormes trozos de carne despellejada, las cicatrices que las surcaban no ayudaban a mejorar la impresión.

Una Corte De Sombras Y Sangre© [CASSIAN]Where stories live. Discover now