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Deciden grabar el domingo en la tarde y Marcos se encuentra sintiendo una especie de déjà vu mientras él y Agustín se paran en las mismas posiciones que estuvieron la primera vez que hicieron esto.

Empieza a configurar la cámara, ajustando los ángulos con rigidez, desvía sus ojos de Agustin que está parado en medio de la habitación, jugando con los ajustes del ventilador de techo para poner una iluminación artificial porque es el último día de noviembre y oscurece muy temprano.

Es totalmente cautelosa la manera en que se mueve tan lento como puede, tomándose mucho tiempo para ajustar el brillo, la saturación y revisar la lente. Sin embargo, cualquier intento de tardarse no dura mucho, y eventualmente, Agustin se pone a lado de él con el ceño fruncido.

"¿Listo?" pregunta.

Marcos intenta buscar algo más que arreglar, pero no lo logra. "Sí," dice. "Listo." Inhala, volteándose a la cámara para presionar el botón de 'grabar', sintiendo la sensación de resignación llenarlo.

Ya han decidido que el vídeo de hoy será simple, sin trama ni juego de roles, solo química e intimidad pura. Dos chicos teniendo sexo porque quieren, porque se desean el uno al otro.

El vídeo empieza y Agustin cae sobre él.

Lo atrapa como siempre, con sus brazos alrededor de la pequeña cintura de Agustín para sostenerlo mientras este se pone de puntillas para alcanzarlo, rodeando el cuello de Marcos con sus brazos. Sus labios se encuentran lentamente.

La boca de Agustin se abre en un gemido y Marcos persigue el sabor de la miel con su lengua, sintiendo a Agustín relajarse en sus brazos. Sus manos se deslizan más abajo hacia su culo antes de levantarlo, sus piernas se enrollan alrededor de su cintura mientras se empieza a mover hacia la cama.

Todo sucede muy suavemente – muy naturalmente. Se recuestan en la cama simplemente besándose por un rato, moviéndose y retorciéndose juntos hasta que Agustin está jadeando en su boca, frotándose contra el muslo que Marcos puso entre sus piernas.

Se desvisten el uno al otro rápida pero cuidadosamente, con sus manos deslizándose sobre piel cálida con delicadeza, explorando. Marcos no puede evitar recorrer con sus ojos la piel bronceada y las curvas suaves. No puede evitar presionar las yemas de sus de dos en los delicados huesos de las caderas de Agustin o en el subir y bajar de su estómago.

Mantiene una mano sosteniendo un costado de su rostro, besándolo descuidadamente mientras introduce un dedo en la entrada de Agustin. Sintiéndolo relajarse debajo de él. Deja besos en sus mejillas sonrojadas, murmurando, "Eres tan bueno, honey bebé. Tan bueno para mí."

"Más," gime Agustin, con sus pestañas pegándose juntas por la humedad de sus ojos.

Marcos obedece, introduciendo otro dedo más mientras muerde el labio inferior de Agustin, jalándolo un poco hasta que Agustin  jadea. Deja que los sonidos se filtren en él, sus ojos exploran y registran cada sonido – cada movimiento de sus músculos y de su estómago. Memoriza todo, guardándolo en un lugar profundo y personal. En un lugar donde solo él pueda llegar.

Por mucho que quiera alargarlo – metiendo un tercer e incluso un cuarto dedo y embistiéndolos lánguidamente, abriéndolo – eventualmente Agustin se impacienta.

"Por favor," suplica. "Por favor, M." Y luego – luego dice algo que probablemente pensó que sería lo mejor para el vídeo. Dice algo que no siente realmente, pero se siente muy real – es demasiado. Dice, "Hazme el amor," y Marcos pierde el control.

Aprieta sus ojos cerrados, deslizando sus dedos fuera de la entrada de Agustin y poniendo sus manos alrededor de sus caderas para hacer espacio mientras se acomoda entre sus piernas. Agarra su ignorada pija justo después, aliviando un poco de tensión con rápidos tirones de su mano.

Las manos de Agustin se envuelven alrededor de sus brazos, acercándolo, con sus labios derramando miel mientras suplica, "dentro, dentro, por favor la quiero dentro de mí"

Y Marcos no le puede decir que no. Nunca le puede decir que no.

Aparta los brazos de Agustin, sosteniéndolos con una mano encima de su cabeza mientras se alinea en su entrada. Golpea la cabeza de su pija sobre el agujero de Agustin, haciendo a los dos tensarse cuando este gime. Después, se inclina para juntar sus bocas de nuevo, mientras lo penetra lentamente.

Casi no hay resistencia, muy diferente a menos de dos meses atrás cuando no conocían sus cuerpos – cuando Marcos no conocía este ardor que consume sus entrañas. Las caderas de Agustin se unen a las suyas como si volvieran a casa – tan perfecto, tan correcto.

Cuando Agustin lo apura a moverse, lo hace. Sus pulmones se contraen, su visión se nubla, sus sentidos se desvanecen a un zumbido de nada más que Agustin, Agustin, Agustin. Su mejor amigo. Su alma gemela. Su mejor placer.

Reprimiendo el deseo, Marcos rompe el beso para morder la oreja de Agustin, con su respiración acariciando su piel, haciéndolo erizar.

"Eres tan bueno para mí," murmura roncamente, antes de arrastrar sus labios a la garganta de Agustin. "Eres tan bueno para mí, honey."

"M," jadea Agustin, levantando sus manos y envolviendo sus dedos en los hombros de Marcos, acercándolo cada vez más. Como si nunca quisiera separarse de él.

Los ojos de Marcos arden, un nudo se forma en su garganta mientras sus caderas siguen embistiendo. Sus cuerpos se mueven en sincronía, encajando juntos de la mejor manera posible. Las uñas de Agustín se clavan en su piel, dejando marcas en sus hombros mientras se aferra a él desesperadamente, con sus ojos brillando de lágrimas.

Con su corazón retumbando en sus oídos, Marcos siente a su corazón hincharse con una emoción. Llenándose con desesperación, anhelo y angustia. Con amor.

Ama a Agustin. Jodida mierda, ama a Agustin. Se registra en cada parte de su cuerpo, sus células chispean y su sangre corre hacia su cabeza. Empuja en su piel, subiendo por su garganta. Intenta detenerlo, pero es demasiado y se derrama fuera de su boca.

"Te amo." Sale como un trueno en una tormenta, ensordecedor y haciendo temblar el suelo bajo sus pies, al mismo ritmo que las caderas de Marcos chocando con el culo de Agustin.

Los ojos de Agustin ruedan hacia atrás en su cabeza mientras jadea su siguiente respiro. "También te amo," dice ahogadamente, y el corazón de Marcos se retuerce. Porque Agustin solo está siguiendo el guión – siguiendo el papel que asume que Marcos está interpretando. Siempre ha sido un actor talentoso – muy bueno interpretando un papel.

Pero Marcos no – Marcos no está actuando para nada. Él lo dijo en serio. Lo dice en serio y no puede hacer esto porque Agustin solo está actuando.

Se detiene, soltando las muñecas de Agustin e ignorando la manera en que se agita en confusión. "Necesito – parar, necesito parar," dice, alejándose tanto que se sale de Agustin. Su pija está tan dura que duele, pero aún así no duele más que su corazón en este momento.

"¿M? ¿Estás bien?" pregunta Agustin preocupadamente, extendiendo la mano para tocar su hombro con una capa de urgencia en sus movimientos.

Marcos brinca al contacto, desviando su mirada cuando Agustin lo mira boquiabierto. "Yo solo...no puedo hacer esto," balbucea.

"¿Qué? ¿Qué pasa?" pregunta Agustin, luciendo confundido y con pánico.

"Ya no puedo tener sexo contigo." No era su intención que saliera de esa manera – tan duro y brusco, pero ya lo dijo. Y no lo retira.

Agustín lo mira boquiabierto, desconcertado. "M, ¿qué–"

"Honey," dice, porque no puede decir su nombre real. Toma una respiración profunda y se prepara para lo inevitable: el rompimiento de su corazón, la angustia y decepción que está seguro que sufrirá. "Honey, ya no podemos hacer esto."

"¿Por qué no?" pregunta Agustín , mirándolo con ojos grandes. Luce confundido y preocupado. Siempre preocupado por Marcos – siempre queriendo a Agustin, pero no en la manera que él desea.

"Porque..." traga. Este es el momento. Este es el momento donde todo cambia, pero Marcos no puede seguir fingiendo más. "mierda, Estoy...estoy enamorado de ti."

MIEL ; MARGUS Where stories live. Discover now