28.

656 58 38
                                    

Ese cazador en alerta

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ese cazador en alerta

    —Me habéis dicho que guarde silencio, pero no puedo hacerlo —exclamó. Su tono fue fuerte, aunque no quería sonar grosero. Había resultado prudente al momento de dirigirse a sus captores, pero no por eso se libraba de pronto de soltar una que otra imprudencia por los nervios—. Si vais a matarme, por favor, hacedlo de una buena vez y terminad con mi tortura. Malditos seais, verxian —dijo, esperando ganarse el favor de su nuevo dueño—. Aunque puede que mis maldiciones solo os hagan más felices, como si no os conociera. Banda de lunáticos.

    El tintineo de los cascabeles iba y venía.

    BoGum no entendía el apuro.

    —No voy a mataros, os lo he dicho ya —repitió von Rosewald como por quinta vez en el día, en tanto extendía una pequeña charolilla repleta de manjares muy pequeños. La puso al pie de la jaula y se alejó solo un poco—, traje un poco de comida para vos.

    Era amable.

    Pero el prisionero dudó. Se lo notaba reacio y desconfiado.

    Ah, como si no hubiera oído historias de la gente de Verx sobre cómo les gustaba hacerse los buenos anfitriones para luego torturar a sus huéspedes. Su mismo abuelo había muerto cuando tomó ese camino que estaba cerca del río a causa de uno de sus verxian, o al menos eso había escuchado, en casa casi nunca se hablaba del abuelo Park.

    El prisionero quiso hacerse el digno, Tae Hyung lo notó de inmediato. Moría de hambre. Por eso es que no tardó ni un segundo más en atragantarse con el pan y el agua, pensando en que esa podía ser su última cena.

    —¿Es usted un noble o algo por el estilo?, ¿no le reprenderán por traerme alimento?

    —Sois de mi propiedad, Mazhar. Nadie reprenderá a esta rosa por alimentar a su esclavo.

    Parecía no ponerle atención ya.

    —¿Rosa? —dijo con la boca llena y el rostro perdido entre los demás manjares verxian. Cómo adoraban la carne esos malditos; en casa, Bo Gum vivía de lo que se sembraba, eran muy pocas las personas que conocía que se dedicaban a la caza porque en los pueblos colindantes casi no hay presas. Pero aquí en Verx, parecía que les habían dado todos los ejemplares del mundo para ellos solos, abundaba la carne en los bosques tanto como el oro en las minas. Ah... Qué bien se vivía en Verx cuando tenías la suerte de nacer allí—. ¿Ese es vuestro nombre?

    En casa muy pocas personas podían empuñar un cuchillo para desollar. Mucho menos sabían tirar una flecha. Aquí parecía que cada individuo podía sacarte los ojos con las que llevaba sobre la aljaba.

    Tae Hyung parecía ligeramente nervioso.

    De tanto en tanto desviaba su atención hacia la mesa de los gobernadores. Debió sentirse más relajado cuando se deshizo del sello, pero no fue así. Parecía que todo lo tensaba aún más. Y las impertinentes preguntas del pielroja lo hacían peor, por eso es que había dedicado a sus dudas el más sepulcral de los silencios. Que necesitase de él, no significaba que confiaría.

El bufón busca su cordura © TaeKookWhere stories live. Discover now