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No hables de «dignidad» en mi presencia

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No hables de «dignidad» en mi presencia

    “Las catacumbas” como le llamaban los generales del ejército, sirvieron como cementerio en los tiempos de Jacques II, padre de Jeon III. Allí solían enterrar a la familia real antes de que se cambiaran de castillo en el último derrumbe. Se decía que las montañas que lo rodeaban, eran gigantes de tierra que esperaban el momento en que la humanidad estuviese en su punto más deplorable para salir de su ensoñación y acabar con todo.

    El rey nunca creyó en estas leyendas. Había visitado las mismas montañas y las mismas catacumbas tantas veces, que no le pareció nada más mundano y humano. Lo que añadieran los supersticiosos, no era más que eso, una simple superstición. Jung Kook no tuvo la fortuna de conocer a su abuelo. Decían que su padre lo mató en una riña por el trono. Lo cual no le parecía descabellado, pero tampoco le pareció confiable. Seguro que, si Jeon III hubiese matado a Jacques II, lo habría gritado a los cuatro vientos con el mayor orgullo de todos. Y todos le habrían aplaudido la hazaña, por supuesto. Pero no. A pesar de que el rey Jeon III tuvo muchas ocasiones en las que demostrar su merecedora corona, no tuvo la suerte de cometer el parricidio tradicional...

    Por el contrario, Jeon había visto sus manos empapadas en sangre mientras veía a su padre despedirse de esta tierra de locos y cobardes. ¡Incluso la pintura de su cumpleaños número diez, había sido pintada con gotas de la sangre de su honorable padre! Lo que lo hacía un rey más que digno.

    Desde ese entonces, se supo que para que alguien pudiese hurtar el trono de Verx, tendría que cumplir con dos condiciones.

Asesinar al rey en turno.

Y obligar al pintor de la corte a hacer un cuadro del rey vencido, usando su sangre como pigmento.

    Quizá era esa la razón por la que los cortesanos creían que el alma de Jeon III estaba todavía aprisionada en su retrato. Y si el rey Jeon no había pasado hacia los infiernos, significaba que todavía podía arrastrar consigo a cualquier traidor que pisara sus pasillos.

¡No digas su nombre en voz alta, viajero!

O deberás dar tres vueltas en tu sitio, uno por cada reino en pie, y dos chasquidos con tus manos, uno por cada reino caído.

    De no hacerlo, las maldiciones caerán sobre tus sueños, y nada de lo que hagas después podrá salvarte. ¿Has escuchado acaso de alguien que planee tomar una corona ajena?, ¡evita las blasfemias hacia nuestro digno Jeon!


 ¿Has escuchado acaso de alguien que planee tomar una corona ajena?, ¡evita las blasfemias hacia nuestro digno Jeon!

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Trataré de actualizar cada quince días ♡ veamos cómo me va. ¡Gracias por el amor!

07032022 | Love, Sam 🌷

El bufón busca su cordura © TaeKookWhere stories live. Discover now