❝Nadie sabe lo que el rey desea y el bufón perderá la cabeza por ello❞
Se ha visto a la maldad sollozar por el amor que le tiene a la noche, y se ha visto también a las aves clavarse a sí mismas en enormes espinas doradas buscando su muerte. Entonce...
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Prueba que eres tan humano y tan perverso como todos los demás.
Con un estruendo parecido al de una tormenta que se ahoga en una botella, las fuertes manos del encargado cierran las puertas del edificio. La arquitectura se ha vuelto uno de los más grandes orgullos en el centro de Verx. Muchos artistas se han consagrado realizando hermosas piezas de cristal para adornar las cúpulas de las casonas, así como tallando las piedras con las nuevas técnicas que vienen de los otros Reinos, del levante y el poniente. El aroma a tierra y cal inunda los aires, a la par que el polvillo se impregna en las pieles y en el cabello también, casi como reclamando el tiempo que ha pasado encerrado entre órdenes, expectativas de idiotez y purpúreas prisiones.
—Vi movimiento esta mañana. —La voz cantarina del hombre provoca en Tae Hyung una intensa inquietud, lo que hace dedique toda su atención a sus quejas y reproches—, nosotros… Lo sabes, estamos tan nerviosos que podríamos morir con el simple imaginario de nuestro final —afirma en un susurro—. Muchos guardias reales llegaron de pronto a las afueras del Mercado de Bestias y no han parado de sacar a todos de allí. A los que se niegan, les clavan la espada en el centro del pecho, y que vayan con el diablo a proferirles sus quejas. No lo podía creer... ¡Los estaban liberando!
—No es necesario que esa gente se pudra en vida. ¿Qué harían de desatarse una rebelión?
—Dudo que con el poder militar que tienen Su Majestad, le preocupe la rebelión de simples esclavos. Aunque me intriga... ¿Qué lo habrá hecho cambiar de opinión?, con lo mucho que Su Majestad ama las tradiciones.
—No es parte de nuestro entendimiento —exclama, con la hipocresía de estandarte. Su actuación es impecable. Al menos lo suficiente para que Seok Jin no repare en ella—. De cualquier forma, Verx no morirá sin un par de mustios esclavos…
—No lo entiendes, Máscara. El equilibrio de esta tierra es… delicado —exclamó Kim con gran espanto pintado en el rostro—. Pero tienes razón, no soy quién para cuestionar las decisiones de la corona. Fuimos bendecidos con ese rey niño que nunca nos ha fallado desde hace tantos años, ¿por qué habría de hacerlo ahora? —Al deslizar el vaso a través de la mesa, Rose lo aparta con estresante suavidad—. Es tan increíble que a veces me parece un sueño.
Un sueño. El sueño de un hombre de verx, era la pesadilla de un calaíta.
«¿Y no crees que ya es tiempo de despertar?» pensó Rose.
—Por supuesto que lo entiendo. Sé que somos afortunados. Lo que inquieta mis pensamientos, es lo finito de esa fortuna —dijo Tae Hyung con tristeza. La máscara se removió un poco y la acomodó con sus delgaduchos dedos. Para hablar, debía sostenerla con firmeza, y quizá era la fuerza y la tensión, pero sentía a sus piernas temblar ligeramente ante la posibilidad de que alguien se la quisiera quitar—. Estoy aquí para defender los intereses de Su Majestad.
