Capítulo 10: El Hombre Morado.

48 4 3
                                    

"Quienes se entregan a la venganza y se toman la justicia por su mano rara vez saben dónde está el límite".

- Richelle Mead.

No podía creer lo que había sucedido. Mi hijo Evan había sido herido de muerte y sentía que todo era culpa de Fazbear Entertainment y sus trajes springlock de mala calidad. Sin embargo, no podía atribuir toda la responsabilidad a la empresa. Me enteré de que fue mi propio hijo Michael quien metió a Evan dentro de la mandíbula. La ira y la frustración se apoderaron de mí, pero en ese momento no era el momento de pelear con Michael. Tenía que llevar a Evan al hospital, su vida estaba en peligro.

En el hospital, vi a Evan agonizando. Mi hijo Michael estaba lleno de remordimiento por lo que había hecho y trató de hablar con Evan, pero este no reaccionaba. Estaba a su lado, desesperado, y le prometí que lo ayudaría. Le dije que lo repararía, porque desde la muerte de Elizabeth, supe que de alguna manera los animatrónicos podían tomar el alma de una persona y adaptarla a su cuerpo.

Pero a medida que pasaba el tiempo, perdí la cordura. Había perdido a mi hija Elizabeth y ahora estaba perdiendo a mi hijo Evan, quien agonizaba debido a la herida en su cráneo. No sabía qué hacer, me sentía abrumado por la tristeza y el terror. Había perdido todo: mi empresa, mi dinero, mi familia. En medio de mi profunda frustración, tomé una decisión desesperada para poner fin a mi dolor. Decidí suicidarme para escapar de esta pesadilla.

Utilicé una de mis máquinas, aquella que solía usar en mis investigaciones. Me golpeé fuertemente hasta que todo se volvió oscuro. Pensé que había terminado con mi sufrimiento, pero algo extraño sucedió. Sorprendentemente, no morí. Me levanté como si nada hubiera pasado, pero algo había cambiado en mí. Mi cuerpo ya no sentía dolor, experimentaba una extraña sensación. Me percaté de que la máquina que había usado para mi supuesto suicidio goteaba un líquido. Era el remanente que había extraído de Baby. Inadvertidamente, al utilizar el "Scooper", que era la máquina que había usado, el líquido se había introducido en mi cuerpo.

Fue entonces cuando me di cuenta de que el remanente tenía propiedades que desconocía. Pero lo más importante, era la clave para salvar a Evan. Mi plan consistía en inyectarle remanente a mi hijo para que pudiera sobrevivir a la mordida. Traté de obtener más remanente de Elizabeth, pero cada vez que lo hacía, sentía su dolor. Cada vez que extraía una pequeña cantidad de remanente de Baby, podía sentir cómo el dolor interno de Elizabeth se apoderaba de mí. Era una experiencia indescriptible y aterradora, como si su sufrimiento se filtrara en lo más profundo de mi ser.

Cada vez que mi mano se acercaba al recipiente de remanente, mi corazón se encogía y un nudo en mi garganta me impedía seguir adelante. Pero mi desesperación por salvar a Evan me impulsaba a seguir intentándolo, a pesar de las consecuencias emocionales que esto conllevaba.

Cada vez que extraía una gota de remanente de Baby, lograba escuchar gritos y sentir un dolor punzante en mi pecho. Mi corazón se debatía entre la necesidad de salvar a Evan y la angustia de causar más sufrimiento a Elizabeth. Me encontraba en un dilema insostenible, atrapado en un laberinto de emociones retorcidas.

Finalmente, cedí. Me di cuenta de que no podía seguir dañando a Elizabeth en mi búsqueda desesperada por salvar a Evan. Era una decisión devastadora, pero necesaria. Con un nudo en la garganta y los ojos llenos de lágrimas, abandoné la idea de extraer más remanente de mi hija. La culpabilidad y el pesar se apoderaron de mí, pero sabía en lo más profundo de mi ser que era lo correcto. Elizabeth merecía encontrar la paz, pero no quería renunciar a la salvación de Evan. No quería hacerla sufrir más, así que necesitaba obtener remanente de otros seres poseídos.

Five Nights At Freddy's: La Historia Completa.Место, где живут истории. Откройте их для себя