Capítulo 64

469 62 53
                                    

Narra Chaeyoung.

—No puedo creer que te haya dicho eso. Entonces, ¿saldrá de tu vida para siempre? ¿Todo lo que pasaron fue por nada? Perdóname pero no lo entiendo —Tampoco yo—. Chae, di algo.

Qué iba a decir.

No fue fácil contarle a Dahyun lo que había pasado con Mina en el hospital y ahora creo que me arrepentía porque no dejaba el tema atrás. Yo no me sentía bien, me había tumbado boca abajo desde hace rato en su cama moviendo débilmente con mis dedos la punta del cierre de mi mochila.

—Chae, dime que tú no piensas renunciar a ella —La escuchaba ir de un lado a otro—. Esto no puede acabar así entre ustedes.

Para Mina sí. Ya no quiere nada conmigo.

Una lágrima cruzó el puente de mi nariz.

—Lo siento —Reposó su mano en mi hombro—. Fue un día muy largo y será mejor si descansas. Me haré una cama aquí a lado, no te preocupes, y no pienses tanto en eso. Debí cerrar mi bocota hace rato.

Fui cubierta con una manta antes de que cerrara los ojos.






Narra Mina.

Habían sido muchos acontecimientos en menos de setenta y dos horas. Estaba cansada, mucho.

Pese a mis insistencias en quedarme mi madre me envió a casa y se quedó en el hospital a cuidar a papá.

Era de noche y no había nadie aquí. No esperaba que Chaeyoung se quedara después de escucharme y así fue. Ahora todo era silencio otra vez.

Silencio y oscuridad.

Vacío. Fui al cuarto de huéspedes y desde el umbral vi que todo permanecía igual que las últimas semanas. Chaeyoung no había venido a recoger nada, Kim tampoco me había escrito para preguntarme por ella, seguramente estaba en su casa.

Aunque hubiera decidido ponerme un freno definitivo eso no significaba que no doliera. No me arrepentía de lo que había hecho, no, era lo mejor para ella y par mí. El día, sin embargo, no terminaba y sentía que podía transitar esta clase de luto un poco más.

Dejé la mochila en el suelo y avancé sin fuerzas hasta la cama para acostarme y hundir mi cara en la almohada, la misma que tenía su olor. Ese olor adictivo, dulce y familiar pero faltaba su dueña. ¿Dónde estaba si no era aquí conmigo?

Expandí mis fosas nasales conteniendo las ganas de llorar por mi estupidez. Mi tristeza no tenía consuelo más que saber que se encontraba en buenas manos.

En medio de la oscuridad me acurruqué abrazando la almohada, imaginando que en mis sueños podría ser ella. Era inútil e ilusorio, sí, porque para eso tenía que estar dormida en primer lugar y había perdido la noción del tiempo que llevaba despierta en esa posición.

Ahora reía por lo patético de mi situación sentimental, por lo ruín de mis experiencias amorosas, nulas de por sí, no había aprendido nada de ellas porque ninguna había sido seria. Mi relación con BamBam fue un desastre y salir con chicos sin compromiso fue peor.

No hacía más que pensar en la cara de Chae mientras hablábamos horas atrás. Hacía fuerzas resistiendo las lágrimas, y me moví boca arriba para contenerlas.

Entonces sentí detrás de mi cabeza una textura diferente a la de la sábana que cubría el colchón. Al deslizar mi mano me encontré con un sobre de papel, una carta.

Me senté y prendí la lámpara.

No tenía remitente. Tampoco estaba cerrado y mucho menos sellado.

Era de Chaeyoung, no tenía duda. Pero, ¿para quién?

𝐃𝐞𝐚𝐫 𝐌𝐲 𝐁𝐨𝐨...! (𝐌𝐢𝐂𝐡𝐚𝐞𝐧𝐠)Where stories live. Discover now