Capítulo 8: Un baño de reglamento

Začít od začátku
                                    

—Le llevaré la palabra a la policía como has dicho.

—¿Sabes a qué persona?

—Sí.

—Bien, te permito salir un rato. Disfruta de tus minutos de libertad.

La luna se alejó rápidamente volviendo a su posición habitual, el cielo volvió a su natural color azul, los soldados guardaron sus espadas y caminaron de un lado a otro entre las puertas, los ciudadanos volvieron a caminar de un lado a otro y el deku siguió observando el paisaje al lado de su flor deku.

Apreté mis puños, entré en la torre del reloj y cerré de un portazo una vez dentro. El vendedor de máscaras estaba en su lugar de siempre frotándose las manos con su puntiaguda sonrisa.

Cerré los ojos, escuchando de nuevo la canción de curación y respiré hondo. Sentí una energía recorriendo mi cuerpo y dejé de sentir partes de este. Unos pocos segundos después, aparecí en mi cabaña frente a mi ordenador.

Me acerqué y abrí uno de los cajones, en él se encontraban varios dispositivos móviles que habíamos estado robando a lo largo del tiempo por si los llegásemos a necesitar.

Tomé uno y lo miré por unos segundos.

—¿Qué mierda se supone que le tengo que decir? —murmuré y froté mis párpados con mis dedos pulgar e índice. En ese momento tocaron la puerta con fuerza, por su toque solo podía ser Eyeless.

—¿Qué te ha dicho Zalgo? —Le pregunté al abrir.

—Zalgo me ha dicho que te diga que he tirado el cuerpo de… ese chico, ¿cómo se llama? —toqueteó con sus dedos la barbilla de su máscara.

—Josh… 

—Eso. Me ha dicho que te diga que he tirado el cuerpo de Josh por la superficie del bosque.

—¿No puedes ser más claro? —me crucé de brazos y Eyeless se encogió de hombros.

—Llevo toda la mañana intentando recordar qué hígado me comí, si de niño, vaca o anciano, ¿y me pides que recuerde dónde tiré un cadáver que me dijo Zalgo? —Contestó extendiendo sus manos hacia delante y solté un suspiro.

—Bien, supongo que con eso es suficiente.

—Seguiré comiendo entonces —se dio media vuelta y cerré la puerta.

Me senté en mi silla y busqué en otro cajón un papel con el número al que tenía que enviar el mensaje. Hace tiempo que no hablábamos, podría divertirme un poco…

—No le des tantas vueltas, sabes que es más sencillo de lo que parece —empecé escribiendo. Si Zalgo me ha mandado a ella, creo que sería seguro suponer que ya la ha metido en todo esto sin siquiera saberlo.

—Por cierto, no pierdas el tiempo rastreando el mensaje, no conseguirás una mierda. ;) —Zalgo me dio hace tiempo más poderes que a un muerto más, y tenía la suerte de poder actuar como una especie de virus informático. Vamos, que podía verla a través de su cámara del móvil. 

—Y sí, soy quién crees que soy, si le cuentas esto a tus nuevos compañeros volverán a tacharte de loca como siempre, con la diferencia de que en este caso no conseguirás ni una pista, por lo que podrías bajar de rango, inspectora. :) —Había olvidado lo mucho que me gustaba joderla. 

—Enano de mierda, si vas a entorpecer mi investigación ni te molestes en seguir escribiéndome —contestó. Esto se estaba poniendo divertido.

—Ya veo por qué sigues soltera, con ese humor no me extraña que lo estés, tal vez si pasaras menos tiempo detrás de nosotros y tuvieras algo de vida serías más feliz... :( —En el fondo me parece irónico que sea yo el que hable de tener una vida. 

El otro lado (Novela Creepypasta)Kde žijí příběhy. Začni objevovat