La solté de inmediato y me disculpe, no quería hacer nada de forma impulsiva, pero mi cuerpo se movió solo.

- ¿Te conozco? - pregunto Eleanor, y la  verdad es que si, me conocía muy bien.

- Tuve la misma sensación, me disculpo de nuevo por retenerte. - dije sacando las llaves de mi bolsillo, la volveré a ver, de eso estoy seguro.

Rodeo el auto y me subo del lado del conductor, dejo el ordenador en los asientos de atrás junto con las documentos y respiro hondo mientras veo que mi querida Eleanor seguía allí, mirando el auto con los cristales polarizados en el que me encontraba.

Flashbacks de su muerte invadieron mi mente, no dejaría que vuelva a pasar, no quería dejarla ir, no otra vez. Se escucha el sonido de la puerta de mi auto abriéndose y al ver a la castaña sentarse junto a mi me sorprendo y no puedo mediar palabra para preguntar que hace.

- ¿Me prestas tu celular? Necesito hacer una llamada.

La miro un rato más antes de que ella moviera la mano para que respondiera, le pasó mi celular y la contemplo en el momento que marca un número rápidamente. Era la misma, sus facciones, sus muecas y sus ojos, es la misma chica de la que me enamoré.

Comenzó a sonar un celular y ella sacó de su bolsillo el suyo, colgó la llamada y me regresó mi celular.

- Escríbeme, deberíamos quedar para vernos un día de estos. - abrió la puerta del auto y salió a encontrarse con su amiga.

Me quedé unos minutos viendo el celular en mis manos sin saber que hacer, busqué la última llamada "Abril" ahora se llamaba así.

Como habíamos acordado, la cité en un restaurante para poder conversar, y más que nada para que deje de enviarme stickers como respuesta a cada cosa que le decía. Abril tenía 22 años recién cumplidos y asistía a la universidad, se había apasionado por la rama de medicina, por lo que decidió seguirla. Tiene muchos amigos, pero su amiga Wendy es la más cercana porque se conocen desde pequeñas. Sus padres seguían juntos y tenía 2 hermanos, uno mayor y uno menor. Mientras me iba contando de su vida, me di cuenta la gran diferencia que tuvo de su anterior vida, y la diferencia estaba en que no estuve yo.

Cambiaron tantas cosas, que me pregunto si de verdad le gustaría volver a recuperar la memoria.

- Cuéntame de ti.

Me encogi de hombros y dejé los cubiertos junto al plato.

- No hay mucho que decir, trabajo en una empresa como director ejecutivo, me mudé hace unos años a esta ciudad, me gustan los gatos y creo que eso es todo.

Seguía mirando esperando a que diga algo más, pero agarré la carne con el tenedor y lo llevé a mi boca.

- ¿Amigos?

- No tengo muchos.

- ¿Hobbies?

- El trabajo.

- ¿Novia?

- No.

- ¿Familia?

- Fallecieron cuando aún era pequeño.

Se sorprendió y murmuró una disculpa.

- No te preocupes, es un tema que no me duele hablarlo.

Ella dudo un poco y siguió comiendo, creo que ya había respondido todas sus dudas sobre mí, ahora me toca hacer una pregunta que tal vez defina si realmente puedo tomarme la libertad de regresar sus recuerdos.

- ¿Crees en la reencarnación? - sus ojos pasaron por toda la mesa antes de subir y encontrarse con los míos.

- Tal vez... - dijo y siguió masticando.

- ¿No has sentido que tienes recuerdos  que por más que intentes recordar, no lo logras? - le pregunté siendo más específico, si eso había pasado, es porque ella en algún punto tuvo la intención de querer recordarlo todo.

Me mira confundida y deja los cubiertos a un lado.

- ¿Cómo es que sabes todo esto? - pongo los codos en la mesa y apoyo mi cabeza en mis manos, así podría verla más de cerca. - Desde pequeña he visto cosas que los demás no ven, intento ignorarlas para parecer normal, pero tengo sueños siempre de la misma persona, una chica llamada Eleanor. Me pide ayuda, pero no sé como ayudarla.

¿No se supone que esta vida era más normal? No está maldita, por qué..?

- ¿Qué es lo que ves? - le pregunté adoptando una postura seria.

Dudo un poco, y la entiendo, tal vez crea que esta loca.

- Las almas de las personas que no han podido ascender.

Eleanor en su vida anterior solo podía ver ángeles y demonios por la maldición que tenía, pero no puedo explicar porqué puede ver a las almas, ese es el trabajo de la muerte.

- Realmente no sé como ayudar a esta chica, siento que hay algo que no cuadra, porqué su voz me resulta conocida? - se preguntó a si misma.

- ¿Quieres tener las respuestas a estas incógnitas? - ella asintió rápidamente. - Sígueme.

Pagué la cuenta y caminamos un poco hasta llegar al parque, era de noche y la luz era un poco tenue en el lugar.

- ¿Me vas a secuestrar? - pregunto riendo, pero no respondí. - No ¿es verdad?

Me volteo a verla y le sonrío para señalar un asiento en el parque, iba a necesitar estar sentada.

- Esto te va a parecer un poco pasado de mi parte, pero es necesario. - dije acercando mi rostro a ella, por instinto ella se hizo para atrás, pero con mi mano la atraje de nuevo. La miré por unos segundos, estaba tan cerca de su rostro, sentía su respiración.

- ¿Me vas a besar? - preguntó y rei suavemente.

- Voy a hacer que recuerdes todo lo... - me interrumpieron unos labios tocando los míos, me tomaron por sorpresa, pero lo único que pude hacer fue corresponder.

Se separó un poco, pero volví a unir sus labios con los míos en un beso más profundo, necesitaba con tanta desesperación a Eleanor. Mi mano en su cabeza se deslizó hasta arriba de su cabeza y di un impulso de poder, es como un empujoncito para que sus recuerdos vuelvan.

Se intentó separar de mis labios de nuevo, pero la acerqué más a mi,no quería alejarme de ella. El beso siguió por unos segundos más, hasta que ella me empujó con fuerza, estaba cegado por la lujuria que no recordaba que lo que tenía que hacer era traer sus recuerdos, no asustarla.

- Kaled, de verdad, no cambias. - dijo acomodando su cabello, lo había desordenado un poco.

- Lo siento, es que... - espera, me dijo Kaled? - ¿Eleanor?

Me sonríe y se lanza a abrazarme, me llamó por mi nombre, después de 45 años, vuelvo a escucharla nombrarme.

- Tardaste, te estaba esperando. - dijo mientras acariciaba mi rostro. - He añorado este momento en mis sueños, cuando podía recordarte.

Sujeto sus manos en mi rostro y las beso, la extrañaba tanto.

- A veces, llegué a pensar que no te volvería a ver.

Se acerca y besa mi frente.

- Siempre volveré a ti, Kaled. Mi alma te pertenece.

Eleanor... había regresado a mi lado.

<3

DemonioWhere stories live. Discover now