Uno

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Song recomendation: DLC – Stray Kids

— ¡Innieee! — Jeongin dejó de fregar el suelo a cuadros de la cafetería, girándose para ver al torbellino australiano que iba a clase con él, con esa sonrisa resplandeciente que lo caracterizaba, y sus bonitas pecas tapadas con maquillaje

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— ¡Innieee! — Jeongin dejó de fregar el suelo a cuadros de la cafetería, girándose para ver al torbellino australiano que iba a clase con él, con esa sonrisa resplandeciente que lo caracterizaba, y sus bonitas pecas tapadas con maquillaje.

— ¡Lix! — Gritó él de vuelta con emoción, ignorando al chico sentado al lado del gran ventanal de la cafetería, dejando caer al suelo la fregona, que golpeó estruendosamente contra el suelo mientras él abrazaba a su amigo.

En su defensa, llevaba dos meses completos sin la brillante presencia de su amigo, quien había tenido que volver a Australia durante las vacaciones para pasarlas con sus padres y sus hermanas.

Félix había ido a Corea para estudiar una carrera de baile, pero le habían enviado a último curso de secundaria por ser extranjero y había acabado en la misma clase que Yang Jeongin, el australiano estaba viviendo allí con sus abuelos paternos, su abuelo le había contado al menos treinta veces, con el mismo entusiasmo que la primera, como los padres de Félix le habían dejado escoger el nombre coreano de su hijo, Lee Yongbok

Jeongin también vivía allí en Seúl con su abuela, ya que en realidad su familia vivía al completo en Busan, su madre y él se habían ido a vivir con su abuela a la capital para cuidar de ella, la mujer se negaba a ir a una residencia y dejar su casa, que había conseguido comprar junto a su marido cuando aún vivía.

Ambos eran el ojito derecho de sus abuelos y con eso en común habían comenzado a hablar, cuando Félix aun ni siquiera hablaba coreano con fluidez, al inicio de su amistad solían hablar con un idioma que ellos llamaban austreano, mitad inglés de Australia, mitad coreano.

— ¿Tienes mucho trabajo hoy? — Preguntó Félix a penas separándose del abrazo, aun con las manos al rededor del cuerpo de su amigo, viéndolo negar con la cabeza.

— Solo tengo que terminar de limpiar el desastre de un niño endemoniado, está bien, siéntate, en cuanto acabe vuelvo. — Lo vio asentir con una ronrisa y notó como lo soltaba para ir dando saltitos a una mesa al fondo de la cafetería, donde podía jugar con su teléfono sin molestar al otro cliente o a cualquier otra persona que entrase.

Volvió a tomar la fregona del suelo, notando como en realidad el suelo ya estaba suficientemente limpio, solo faltaba llevar un par de platos al lavavajillas y una pequeña mancha de chocolate que quedaba en la gran ventana.

Sacó un trapo y el producto de limpiar cristales y roció un poco antes de frotar la mancha, deseando que aquello fuera por fin lo último que el pequeño demonio del chocolate hubiera manchado.

Escuchó la campanita de entrada y vio a un chico con un chaleco sin mangas acercarse con una sonrisa casi tan brillante como la de Félix al chico bajito de los dulces, quién estaba medio dormido con los cubiertos en alto y el bollo de chocolate sin terminar.

DLC - Minsung Where stories live. Discover now