-Iré contigo.-intervine Thiago, trato de refutar pero vuelve a hablar.-No está en discusión.

Asiento, aceptando que venga conmigo. Necesito a alguien que me cuide la espalda y me saque lo más rápido posible de la escena.

-Eso sería todo.-los invito a retirarse.

Todos toman sus pertenencias y empiezan a salir de mi propiedad.

-¿Si irán al cumpleaños de Asya?-dice mi mejor amigo mientras camina hacia la salida.

-Sí, llevaré a los niños. Nos vemos allá.

-Te veo luego, amore.-grita para que lo escuché.

Camino hacia las escaleras.

-También iré.-me detengo cuando lo escucho.

-A ti no te gustan los cumpleaños, Máximo. No nos arruines la fiesta a todos, por favor.-paso por su lado.

-¿Ahora te arruinó las fiestas?-trago duro cuando sé que mis palabras le han dolido.

-Entonces llévalos tú, yo tengo algunas cosas que organizar.-subo hasta mi habitación y me acuesto en la cama.

En realidad no tengo nada que hacer porque en el trabajo ahora todo marcha más que bien y en la petrolera también, estaba considerando en realizar personalmente el trabajo de campo, pero Thiago dice que es ridículo ya que él tiene todo bajo control.

Me pongo a revisar noticias en el móvil y luego reviso la bolsa de valores de mis empresas, cada año sumo cantidades de dinero que me hacen marearme un poco.

Cuando ya estoy muy aburrida me cambio de ropa para ir a comprar alguna que otra cartera o zapatos, cualquier cosa que me haga distraerme. Me pongo un jeans claro, una corsé y unos stilettos Mach and Mach de color negro y me tardo un poco en elegir un bolso pero termino optando por un Bottega Veneta del mismo tono.

Bajo las escaleras para irme de una sola vez.

-¿Aún no se han ido a la fiesta?-les digo cuando los veo tranquilitos en el sillón.

Me miran apenados.

-Papá dice que no iremos porque tú no quieres ir.

Miro al imbécil que revisa su IPad sin prestarme atención.

-Vayan a cambiarse, en un momento nos vamos.

-¡Eres la mejor, mami!-la abejita corre a abrazarme antes de irse con el hermano a la habitación.

Máximo también se pone en pie subiendo detrás de ellos y yo me plantó en el sillón esperándolos por un buen rato.

Después de unos cuantos minutos bajan corriendo con el regalo en brazos.

-¡Cuidado te caes, Damiano!-me apresuró para detenerlo pero llega al primer piso sonriente.-¡Joder, ¿Porque haces eso, hijo? Puedes matarte.

La caja de la muñeca que le hemos comprado a Asya es casi de su tamaño.

-Tranquila, mami, no te asustes.-me pone una carita que me derrite y se me pasa todo.

Cuando escucho que cierran la puerta de mi habitación salgo de la casa llevándome a mis hijos conmigo. Los hago subir al asiento trasero de la camioneta, dejo el regalo en el asiento de copiloto y rodeo el auto empujando a Máximo antes de que abra la puerta del piloto.

-Ándate en tu carro.

-Rafaella...-abro la puerta y me coloco detrás del volante.

Aún está parado en la puerta cuando me cruzo el cinturón de seguridad y muevo el carro tratando de no atropellarlo.

Salgo de la casa con el Bugatti negro detrás, pero en cuestión de nada me adelanta hasta ponerme entre él y la seguridad.

Idiota. Ahora trata de cuidarme de que no ataquen, hipócrita.

Llegamos al cumpleaños y yo me busco mi lado con mis amigas mientras él se junta con los otros imbéciles que justo ahora le deben estar aplaudiéndole sus porquerías. Fabrizio va y viene con las botellas de whisky para que sus invitados se lo beban como agua.

Las horas pasan mientras los niños juegan y comen todas las golosinas posibles. Mi hija termina con mi sobrino Sergio y Asya acostados en el jardín hablando entre ellos, mientras que Damiano juega con Steffano en la piscina de pelotas que les han puesto.

Nos marchamos a casa cuando ya es demasiado tarde. Los niños se van a su habitación a acostarse, en lo que yo voy por un poco de agua, tanta golosina me ha dado sed. Salgo a mi sala para cerrar el ventanal que da al jardín.

-¿Podemos hablar?-cuando lo escucho me paralizo de pies a cabeza.

-Ya me voy a descansar.-trato de pasar por un lado del mueble para no toparme con él pero se mueve rápido colocándose enfrente.

-Rafaella, por favor, ya me disculpé, preciosa. No sé qué más hacer.

-No tienes que hacer nada.

-¡¿Entonces porque no me perdonas?!-lo dice como si fuese algo simple, la saliva se me amontona en la boca y respiro fuerte para que no note que quiero llorar.

-Sabes, Máximo.-hablo con calma.-La primera vez que me secuestraron, no me afectaron los golpes, me jodio que jugarán con mi cabeza diciéndome que mi hermano no me quería. El segundo, no fue tan bueno porque se enfocaron en golpear mi cuerpo, que lo agradezco porque si jugaban con mi cabeza hoy no estaría aquí y luego estás tú que has hecho un trabajo impecable, incluso mejor que todos los anteriores al alejarme de lo que más quiero.

Trata de acercarse pero retrocedo.

-No me compares con ellos.-gruñe entre dientes.

-No. Lo tuyo es aún peor porque yo te amaba.

-Rafaella ¡Joder! No digas eso, preciosa, yo sé que lo he jodido pero no pongas en tela de juicio mi amor por ti.

Se exaspera un poco volviendo a intentar tomarme pero logro sacarle el cuerpo antes de que sus manos me toquen.

Su lenguaje de amor es el contacto físico, es por eso que le niego el hecho de poder tocarme. Eso es lo que más le duele.

-¡¿Que amor?! ¡¿De qué amor me estás hablando?!-arrugo el ceño.

-Sabes que te amo.

-Sabía que me amabas.-lo corrijo.

Su pecho roza con mi busto cuando se aproxima y su nariz acaricia la mia.

Toma mi rostro y lo levanta para que lo mire.

-Pase lo que pase seguirás siendo mi mujer, la que me dio dos hijos. Todo el mundo sabe que Rafaella Riccardi le dio dos herederos al que fue su peor enemigo y que su peor enemigo la hizo su mujer en todos los sentidos. Eres mia, completamente mia, preciosa.

-Lástima que no supiste valorarlo.-sonrió diabólica.

Paso por su lado dejándolo más conmocionado que al principio, no me remuerde verlo así, me da igual.

Las verdaderas lecciones de sufrimiento se las estoy dando yo, porque hay que ser muy hábil para intentar ganarme a mí ya que donde sea caigo parada.

Máximo Kuznetsov ha aprendido a lidiar con todo pero hay una cosa que no ha aprendido a sopesar. A mí. A lo que significó en su vida, a lo que le doy, a lo que le demuestro y lo necesitado que esta me lo acaba de demostrar.








Hola, Tormenta!! Como que mi Rafaella esta golpeando fuerte, demostrando de que esta hecha.

Espero les guste el cap.

Besos🖤 

-Elyn




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