Capítulo XXIII

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Valentina y Gala tuvieron que permanecer en Luna Encantada por poco más de un mes mientras la pequeña terminaba su ciclo escolar para poder iniciar el nuevo en Madrid. Cada viernes viajaban a visitar a Juliana y quedarse con ella hasta el domingo, aprovechaban para supervisar los trabajos de remodelación de su nueva casa que estaban a cargo de una reconocida arquitecta, amiga de la familia Carvajal, y comprar las cosas que necesitarían para que el lugar tuviese el toque personal de cada una y que en todos los espacios primara el equilibrio y la buena vibra que se desprendía de ese amor tan único entre ellas. Era una especie de palacio digno de unas reinas, decorado con colores rústicos y madera, muy parecido a la hacienda, con espacios al aire libre, como la piscina y la terraza, y equipado con tecnología de punta, sobre todo la habitación de entretenimiento, que parecía un cine, y la cocina, donde Doris tenía sus reservas de sí se adaptaría o no a tanta modernidad. El cuarto de Gala era una réplica mejorada del anterior, la ama de llaves también puedo acomodar el suyo a su gusto y las futuras esposas hicieron lo propio. Como le prometió Valentina, Juliana tenía un lugar insonorizado para practicar con sus instrumentos y poder crear los jingles publicitarios para las marcas de productos de la Lechería Carvajal, de la cual ahora también era socia por decisión de su mujer. La ojiazul pidió expresamente que su estudio estuviera en un anexo independiente de la casa y equipado con todo lo necesario para dirigir sus negocios desde allí, eso incluía un pequeño espacio para realizar las reuniones y presentaciones con sus socios.

- ¡Por fin! – dijo Juliana suspirando el día que finalmente pudieron terminar su mudanza – Estoy enamorada de nuestro hogar, me encanta todo, el olor, las luces, la tranquilidad. ¡TODO! – sonrió y su mujer la abrazó.

- A mí también me gusta, la arquitecta hizo un gran trabajo y cumplió con todo lo que le pedimos – la morena levantó una ceja en señal de advertencia, no le había gustado para nada el hecho de que aquella mujer siempre se mostrara "demasiado complaciente" con su prometida – Sigo sin creer que tengas celos de Natasha – sonrió la ojiazul mientras su novia permanecía con cara de pocos amigos – Yo estoy loca de amor por ti, ¿Qué no lo ves? Eres todo lo que esperé la vida entera, mi alma gemela, mi Juls, mi compañera, la que me cuida y me comprende, la que me llena el mundo – la miraba fijamente a los ojos – Con nadie más me quiero casar, con nadie quiero compartir el resto de mis días que no sea contigo. Te amo – ella le regaló media sonrisa y se abrazó a su cuello mientras se miraba en el hermoso azul de sus ojos.

- No imagino un instante sin tenerte a mi lado – confesó – Eres ese sueño que jamás pensé que se haría realidad, la prueba de que el amor te llega cuando menos lo esperas y se queda para siempre, de que todo es más hermoso cuando estás junto al ser amado, que tu vida cambia cuando empiezas a ver a través de los ojos de tu alma gemela – Valentina nunca se sintió tan enamorada y su corazón latía tan fuerte que Juliana lo podía sentir – No quiero perderte nunca, te necesito a mi lado haciéndome reír con tus dramas, regalándome tus besos, abrazándome por las noches – compartieron un tierno beso.

- Disculpen – se escuchó la voz de Doris que llegaba a la terraza acompañada de una Gala feliz por estar en su nueva casa – Aquí están las bebidas – zumo de naranja para la pequeña y champaña para las adultas.

- Muchas gracias, Doris – respondió Juliana sonriendo - Brindo por nuestra nueva vida, porque seamos la familia más feliz sobre la tierra.

- Yo porque seamos muy felices y pronto tenga un hermanito – pedía Gala y las adultas se miraron de manera cómplice, nada las haría más dichosas que ser madre. Pero todo llegaría a su tiempo.

- Brindo por ustedes, porque tengan toda la dicha que se merecen y sean muy felices – el ama de llaves se unió a los buenos deseos.

- Yo lo hago porque este sea el inicio de nuestro felices para siempre, porque pueda cuidarlas, amarlas y hacerlas sonreír como ustedes merecen – ese era el deseo de Valentina Carvajal. Brindaron las cuatro y empezaron a bailar al ritmo de la cumbia que sonaba de fondo para celebrar el comienzo de la mejor etapa de sus vidas.

Luna EncantadaWhere stories live. Discover now