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Horas aparcó su convertible en el estacionamiento, apagó el motor y sintió como la puerta del copiloto se cerraba con cuidado, sonrió entusiasmado y tomando la hoja que había llevado de la guantera, bajó de su querido auto asegurándolo.

—Bien, acá estamos Horas ¿Listo?

—Claro —Viktor bajó la mirada hacia él, pero él no podía dejar de observar la puerta del estudio de tatuajes a donde entrarían.

Estaba emocionado, por fín lo haría y cumpliría ese pequeño sueño, respiró profundo y se dejó embargar de ese halo de tranquilidad que siempre sentía a su lado.

—Pues vamos, que cuando se trata de una tatuadora famosa, no queremos llegar tarde a la cita.

—¿Cómo qué famosa?

Su pregunta quedó sin ser contestada, ya que Viktor empezó a caminar y no le quedó de otra que seguirle para entrar tras él al estudio.

Cuando su amigo se presentó en el mostrador se anunció con su nombre, algunas personas lo saludaron, se percató que no estaba de encubierto como ya había aprendido la última vez, solo usaba los lentes oscuros para cubrir sus ojos. Algo que también había notado luego de esa noche, fue que nunca había ocultado su identidad cuando salían juntos a comer a algún lado. Había muchas cosas que no entendía aún, y probablemente nunca las entendería.

Una mujer muy alta y de dos trenzas rubias llegó al mostrador, le sonrió ampliamente y le ofreció la mano, Viktor se la recibió y le sonrió en respuesta. Esa vez sí le fue inevitable fijarse que los trabajadores del lugar en su mayoría tenían tatuajes visibles, no se percató de qué en su mayoría, pero la mujer tenía uno que le adornaba los hombros y el pecho hasta el busto, era muy hermoso y llamativo.

—Horas.

—¿Eh?

De pronto la mujer había salido de detrás del mostrador y se encontraba de pie frente a él.

—Ella es Zinder, será tu tatuadora el día de hoy.

—Ah, un gusto, mi nombre es Horace —la mujer le sonrió y le estiró la mano, no tuvo otra opción que recibirla por educación.

—Bien Horace —le respondió soltándole—, veamos ese boceto ¿quieres?

La rubia regresó al mostrador, él miró a Viktor quien le sonrió, pero algo en su sonrisa era extraño, no sabía el qué, aún así y le animó con el rostro. Estirando la mano entregó la hoja que tenía protegida contra su muslo, Zinder la miró ladeando el rostro y analizando la imagen cuidadosamente.

—¿La quieres tal cual?

—Si es posible.

—Las formas pueden ser tal cual, pero se pueden agregar toques de color, pequeñas gotas o pequeños brochazos —él se quedó mirando la hoja sin saber que decir—, lo digo por que siendo tu primer tatuaje, un color negro puro sería algo triste teniendo el color de tu cabello.

Horas suspiró y sintió como una mano le tocaba con suavidad la cintura, volteó hacia su lado izquierdo y encontró a Viktor un paso detrás de él.

—No es mala idea —comentó—, no creo que el negro sea tu color tampoco.

—Pero... de ese color son...

—Si lo sé —sintió una casi imperceptible caricia— pero tienes que pensar en lo que representan, en lo que te hacen sentir.

Él miró en dónde encontraría sus ojos tras esos lentes oscuros y asintió con el rostro, de forma inmediata dejó de sentir su mano en la cintura.

—Mira, voy sacando el transfer, tú piénsalo con calma cariño.

empathy |LGBT| finalizadoWhere stories live. Discover now