-Yo siempre pensé que era un imbécil, cabeza de piedra si tiene, al parecer.-se burla mi hermano.

-No permitiré que Bianca y Damiano derramen una lágrima de sufrimiento por nuestros problemas.

-Solo están atravesando una crisis.-menciona mi hermano con un poco de sensatez.

-Eso espero, porque soy capaz de prender mi maldita casa, con el adentro, aun sabiendo que me voy a quemar también.

Lo quemaría todo con tal de mantener a flote lo que es mío.

-Sabes que estoy a tu disposición si quieres divorciarte.

No lo pienso antes de responder.

-Si es que lo considero te avisare, amore.

Aun no estoy lista, no podría dejarlo, me mantiene tranquila saber que lo tengo cerca, que está en casa compartiendo con nosotros, así sea a distancia. El problema no somos nosotros, es su cabeza, cree que no he podido ver más allá de lo que me ha mostrado pero se equivoca, sé que carga con una oscuridad que ha tratado de aplacar con los años, lo sé porque lo he observado con atención, seis años me han bastado para darme cuenta que todo el tiempo trata de reprimir sus instintos más bajos.

Rusia es su lugar de desfogue, por eso acude cada vez que tiene oportunidad, dice que el Cirius lo necesita, yo creo que es al contrario, el necesita al Cirius porque es su vía de escape para matar. Necesita matar tanto como vivir. Aquí muestra lo más puro que tiene pero allá muestra lo más oscuro que habita en su interior, eso que lo llevo a ser tan poderoso y temido, eso que lo facultó a ser indestructible.

Es difícil que me puedan ocultar algo cuando soy la reina de la mafia que el gobierna, lo que él cree que veo borroso, en realidad, lo veo con claridad.

-Lo bueno es que te sale muy bien lo de fingir, eso no es un problema.

-Claro, no dudes de mis capacidades actorales.-le muestro la mejor sonrisa que tengo pero la borró de inmediato mirándolo como si quisiese arrancarle la cabeza y luego muestro un rostro angelical.

-¿Estas segura que no se te ha caído un perno por ahí?-dice mi hermano señalando la parte trasera de mi sillón.

-No. Siempre ha sido así de loca.-le asegura el otro.

-Yo la verdad es que dudo que mis sobrinos estén a salvó con estos dos.-hace referencia al Kuznetsov y a mí.

-No cuestiones mi maternidad, imbécil, y tampoco su paternidad.

Es un buen padre, los ama como a nadie, son su vida entera y cada minuto que pasa a su lado es el mejor.

Me reprendió mentalmente por darle un punto a su favor.

Quiero arrancarme los recuerdos tanto como la piel. Mi mente trata de destruir sentimientos favorables hacia el pero que los ame con toda mi alma no cambiará así me muera.

Él es de esos amores que te consumen por dentro, que te carcomen el alma y te desahucian de toda esperanza que no sea acabarte si se alejan.

Después de que se marchan aprovecho para dormir dos horas y regreso a casa con la ilusión de ver a mis dos terremotos.

Máximo.

Las ganas insaciables de tocarla me surgen cada vez que la veo o que la invoco en mis pensamientos, no puedo sacarla de mi cabeza.

No ha habido ni un solo segundo en que no haya deseado poseerla, así la esté odiando siempre estará en mí, corriendo como sangre por mis venas.

La compostura tan bien armada me hace cuestionarme mi puta existencia, porque ella no actúa así conmigo, pero si con los extraños. Esta vez no ha levantado sus típicas paredes, ha levantado la puta muralla china.

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