Prólogo

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Desde tiempos inmemoriales han existido dos dioses reinando sobre la humanidad: Nioma y Labded, diosa de la Noche y dios de la Luz, respectivamente. En un principio, ambos vivían en armonía y sus ciudadanos, los Hijos de la Noche y los Hijos de la Luz, vivían en el mismo mundo, en eterna paz y felicidad.

Pero Nioma tenía unos planes oscuros y perversos, ya que esperaba el momento perfecto para darle un golpe bajo a Labded, destruir a Los Hijos de la Luz y reinar con sus Hijos de la Noche en todo el mundo conocido. Cuando la oportunidad llegó, una enorme guerra estalló en los cielos, trayendo a la tierra consecuencias como grandes tormentas, clima frío y días oscuros en los que apenas se veía el sol.

Labded, como respuesta al ataque de Nioma, comenzó a volverse en contra y asesinar brutalmente y de diferentes formas a los Hijos de la Noche. Nioma, por precaución, creó un mundo paralelo en el que la noche gobernaba sobre todo lo demás, al que Labded no podía acceder y en el que su gente podría estar a salvo. La guerra prosiguió entre los dos dioses, hasta que Labded consiguió llegar a un acuerdo con Nioma: cada dios tendría su propio reino, el cual cada uno dominaría de manera independiente.

Así, ambas razas se separaron hace mucho, mucho tiempo; sin embargo, la separación no sirvió para romper los lazos que los habitantes habían forjado entre ellos. Así, incluso en mundos diferentes, cada persona seguía conectada a alguien de su distinta raza. De esta manera surgieron los jehdiels, las llamadas Almas Gemelas. Esto ha perdurado hasta nuestros días y, aunque ambas razas siguen separadas, los jehdiels existen aún, y todos los humanos tienen a alguien en el otro mundo que les protege y con quien esperan encontrarse algún día, en el Más Allá, para poder ser felices para siempre.

Rogando a la LunaWhere stories live. Discover now