Rafaella.

Ha pasado una semana desde que se fue y no sé nada de él, he tratado de averiguar por mi lado, le he pedido a Rose que le pregunte de manera casual a Renzo pero ella tampoco ha obtenido nada. No me hago a la idea de estar si él y mucho menos en estas condiciones.

Estaba enojado y prefirió largarse a solucionar las cosas.

Nadie me dice donde esta y ya no soporto no poder verlo, así que solo me queda recurrir a un recurso bajo.

Busco a Gregori entre los hombres que están en la puerta de mi mansión.

-¡Gregori!-lo llamo y él se acerca de inmediato.

-¿Qué pasa?

-Llama a Máximo y dile que venga, a mí no me coge el teléfono.

-No puedo hacer eso ya te lo he dicho.

-¡¿Por qué no puedes?! Él te responderá porque pensara que es una emergencia.

-Pero no es nada urgente, Rafaella.-entorno los ojos y el hace el amago de irse a continuar con sus labores.

-Entonces no habrá forma de decirle que será papá por tercera vez.-sonrió cuando detiene su andar y se cuadra de hombros.-Porque sin conocer su ubicación no sé cómo hacerlo. Bueno, tampoco quiero hablarle.

Camino en dirección a mi casa cuando veo que se gira para mirarme.

-Rafaella.-sigo avanzando pero me detiene de un tirón.-¿Estas embarazada?

Asiento con seriedad. Joder, me iré al infierno por mentirle de esta forma.

-Busca la forma de decírselo.-me suelto de un tirón, retomando el paso.

Nadie en su puta vida se atrevería a darle ese tipo de noticias al Kuznetsov porque no saben cómo reaccionara, yo si lo hago porque no le tengo miedo. Además, me gusta ver ese tipo de oscuridad en sus ojos, es como si quisiese arrancarte la cabeza.

-¡Esta en Manchester!-trato de ocultar la sonrisa que tira de mis labios cuando obtengo lo que deseo.

Así que tiene una casa en Inglaterra de la que yo no tenía ni idea.

-¡Ordena que me tengan el avión listo!-lo voy a ir a buscar porque lo extraño mucho, la necesidad que tengo de él sobrepasa cualquier limite.

Subo a cambiarme de ropa y tomo un boso con lo necesario para ir y regresar el mismo día. Abordo el avión con Gregori que me mira extraño, con algo de ilusión. ¿Cómo le diré que él bebe no existe? Que me lo he inventado todo.

Casi tres horas después aterrizamos en Manchester, un auto de los de Máximo nos recoge en el aeródromo que tiene letras gigantes a la entrada: "M. Kuznetsov". No hay que conectar muchas neuronas para saber que es de su propiedad.

La propiedad no le pega en lo absoluto, es como si fuese de otra persona, las rejas de la entrada son negras, tiene un enorme jardín alrededor de la casa con paredes altas de ladrillo naranja.

Es como la casa que tiene su abuela en Rusia, muy diferente a las demás, estoy segura que la abuela Kuznetsova ha tenido que meter la mano en los planos de la construcción.

Ingreso a la casa que tiene la puerta principal abierta, a primera vista todo está muy ordenado, nada fuera de lugar, tal como a él le gusta, cada rincón tan pulcros que parece que las han estado puliendo durante horas hasta sacarles brillo.

Logro verlo, esta de espaldas a mí, sentado sobre una silla alta que acompaña la barra de su cocina.

Me acerco tratando de que mis tacones no repliquen en el mármol, pero como es medio brujo regresa a mirarme antes de que crece hacia donde está él.

-Hola.-saludo algo tímida cuando avizoro sus ojos, están negros como de costumbre pero este es un negro diferente, uno más oscuro.-Te estuve llamando pero al parecer tu teléfono está apagado.

Me niego a aceptar que me ha bloqueado porque a Renzo sí que lo ha atendido. Incluso le pidió que viniera.

No responde solo regresa su atención a lo que parece ser una taza de café.

-¿Por qué has venido aquí?-vuelvo a tomar la palabra pero no obtengo nada.-¿No me responderás?

Con esto me llevare el premio a la más patética.

-¿A qué has venido?-mi cuerpo se tensa por completo al escuchar la dureza en su voz, suena un poco ahogada, aferro mi cartera con fuerza hasta blanquear mis nudillos.

-Regresa a casa...-pido con voz tenue.-Te extrañamos.

Asiente, mirándome imperturbable.

-No era necesario que vinieras, solo debías enviar un mensaje.

Retrocedo de inmediato como si me hubiese dado una patada en el centro del estómago y siento que no puedo respirar.

Me estoy asfixiando. Lo que ha dicho ha provocado que en mis ojos se arremolinan lágrimas que me niego a soltar.

Me recompongo tratando de disminuir el impacto de sus palabras y respiro hondo antes de hablar.

-Ya conoces donde queda la casa.-es lo único que alcanzo a decirle antes de salir de su casa.

No me detiene y eso empeora todo lo que estoy sintiendo. Me meto la camioneta diciéndole a Gregori que ya nos tenemos que ir.

Solo he venido a humillarme.

-¿Le dijiste?-me interroga curioso.

-Si.-respondo cortante.

Si digo algo más detectara mi voz rota. Miro por la ventana a medida que avanzamos, Trato de pensar en otra cosa pero no puedo, en mi cabeza resuenan sus duras palabras.

Subo al avión y escucho como Gregori le da la orden al pilote de partir, él toma su posición al frente de mí, trayendo un plato de postres.

-Gracias.-de verdad que no sé cómo este hombre me aguanta con lo mal que lo he tratado estos días.

La azafata se acerca saludándonos a ambos.

-El piloto informa que no podemos partir porque su esposo está en camino.

Eso de verdad me impresiona.

-Gracias.-le digo metiéndome a la boca un brownie.-Ya puedes retirarte.

Se aleja volviendo a dejarnos solos.

-¿No ha venido en su avión?

-Si pero lo envió a Rusia. Regresara dentro de dos días.

Vaya, al parecer a ellos si les atiende las llamadas.

Los minutos pasan y no llega, eso me pone aun peor. Generalmente la tristeza suele convertírseme en rabia, es algo irremediable en mí.

Seguimos esperando hasta que se digna a aparecer, entra al avión con el teléfono en la oreja y se acomoda en otro asiento.

Cuando cuelga, lo llamo desde mi teléfono y si, compruebo que me ha bloqueado. Un trago más de decepción que extiende el dolor inexplicable en mi pecho.

Soy la primera en descender del jet y también en irme a casa sola. Mis hijos me abrazan cuando me ven pero se desbaratan de emoción cuando ven al imbécil que se ha ido una semana sin decirles absolutamente nada. Incluso he tenido que inventarme que está en otro país por negocios que no puede abandonar, pero lo cierto es que se ha ido de la casa porque no soporta verme.










Tormentas, se acabaron las actualizaciones por el dia de hoy. Este fin de semana he trabajado duro ya que me faltaba ultimar detalles.

Que quedé claro que Máximo no tiene problemas de confianza en su matrimonio, el sabe que ella nunca lo traicionaria, pero si tiene algo muy cabron con que le nieguen las cosas.  Todo en este libro tiene una razón: "No me gusta que me nieguen las cosas" "Ella no me teme" "Yo no estoy bien de la cabeza"

Espero les guste el cap (Dentro de lo que cabe jajaja)

Besos🖤 

-Elyn.








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