Sus arquitectos eran todos jóvenes de excelencia y de talentos siniguales con la construcción; es más, la bella apariencia en el invernadero de su majestad era justo trabajo de SeokJin y dos de sus subordinados, Mazhar JaeBeom y Mazhar YuGyeom, ambos compañeros desde muy jóvenes y aprendices de Kim desde hacía unos cinco años y medio. Los había dejado con el encargo pues confiaba ciegamente en sus habilidades.

   Y ahora... ¿El viejo Sin le decía que todo había sido un engaño?

   ¿Por qué no había venido sus empleados a notificarle?, ¿por qué no habían llegado a su despacho para explicarle lo sucedido? Así fuera un accidente, así se tratase de un engaño, él los escucharía. ¡Eran sus aprendices después de todo!

    SeokJin palideció.

    Oh, en qué grave lío se habían metido.

    Cierto bufón retrocedió sobre sus pasos cuando los escuchó hablar. Mierda. Mierda. Mierda. Por supuesto que se enterarían en algún momento. Estaba preparado para esto. Sin embargo, el que se descubriesen el uno al otro justo cuando Tae Hyung no podría despegarse por demasiado tiempo de su majestad, lo dejaba en una muy mala situación.

    —Sin Salaud (Hijo de puta)—maldijo el bufón en voz baja. Gracias a su incapacidad de quedarse quieto, ahora no podría moverse con libertad. ¿Habrían corrido con Su Majestad a contarle?, ¿él estaba enterado ya?

    No...

    Decirle sobre un descuido tan grande exigiría una ejecución, y ni Seok Jin ni el viejo Sadayeren se veían con muchas ganas de morir. Son unos cobardes, pensó Tae Hyung, no le dirían a Su Majestad... No se atreverían.

    Ahora contaba con su cobardía.

    Sin embargo, no todos los inconvenientes desaparecerán entre la falta de valor del Consejero y el Arquitecto, moverse dentro del reino sería más complicado ahora. Entonces comenzó a divisar su plan modificarse ligeramente. Consideraba las alternativas y removía las opciones. Quizá entonces los Aves no podrían pasar por los conductos que sean reportados y eso lo metía en un gran problema. No podría comunicarse con el exterior para resolver el problema, estaba solo. Pero más que la incomodidad de las Aves, pensó en su seguridad. Eso era lo primordial.

    ¿En cuánto tiempo tardarían en encontrarlos todos?

    Distraído con inquietantes pensamientos de catástrofe, el bufón chocó contra una persona, quien por su aroma y lo desalineado de su aspecto, lucía como un completo borracho. De inmediato se disculpó en un mascado castellano que irritó al ebrio en el acto.

    —Ese estúpido acento vuestro. No se os entiende nada de lo que pronunciáis —exclamó. Dejó que Seok Jin y el viejo Sadayeren se marchasen al otro extremo del campamento y se plantó allí, confundido por las palabras de este guardia verxian que ahora le molestaba—. Deseáis haceros el inocente, pero sé bien qué clase de rata sois vos. Conozco a los de vuestra calaña, hipócritas, mentirosos. A saber, cuáles son vuestros planes, pero es obvio que estáis engañando a nuestro señor ¡y eso os convierte en nuestro enemigo!, ¡enemigo!, ¡enemigo! —repitió al tiempo que se balanceaba hacia atrás ligeramente—. ¡Enemigo!, ¡enemigo!

    La rosa miró a su alrededor pensando en lo problemático que sería llamar la atención de Su Majestad justo ahora, auscultó los alrededores, pero todos estaban demasiado distraídos con el baile, la comida, la música y las tarotistas que recitaban sus adivinanzas a los ilusos. Nadie estaba reparando en uno de tantos borrachos repartidos en la gran fiesta.

    —Esas no son más que calumnias, verxian —se defendió con gran paciencia, esperando que con sortear un poco el bloqueo del paso, pudiese librarse del hombre y regresar con su majestad.

El bufón busca su cordura © TaeKookWhere stories live. Discover now