Capítulo 18

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Eren se encontraba junto a los demás soldados pertenecientes a la Legión de Reconocimiento, facción a la cual se iba adaptando con el paso del tiempo. Como miembros del escuadrón del capitán Levi, su entrenamiento de dicho día había finalizado. Cuando procedían a volver al castillo abandonado donde se habían instalado, Eren logró ver siluetas conocidas, sus compañeros de la Tropa de Reclutas N° 104 para ser precisos. Entre ellos había dos personas a las que deseaba ver.

— ¡Armin! ¡Mikasa! —llamó a sus amigos en cuanto los vio.

Ambos se giraron al oír sus nombres, mostrando una expresión entre sorpresa y emoción ya que reconocieron la voz del castaño. Se acercaron con gran entusiasmo, después de todo, no lo habían visto en muchos días.

— Ha pasado tiempo —fue el saludo que decidió hacer Jaeger a lo que Armin solo asintió.

— ¿Has estado bien? —la pregunta salió con un tono de preocupación, Mikasa seguía algo ansiosa después de ver lo que le hicieron a Eren en el juicio que tuvo.

— Lo estoy —contestó con tranquilidad—, ¿qué hacen aquí? —preguntó cuando los demás se acercaron hasta él para saludarlo.

— ¿Qué tal Eren? —saludó Reiner quien venía en compañía de Bertholdt.

— ¿Qué más podría ser si estamos aquí? —dijo Connie, siendo obvia la respuesta de que se habían unido.

— ¿Cómo has estado Eren? —preguntaron Christa y Sasha con un gesto agradable.

— Tenías a esta linda chica muy preocupada por ti, ¿lo sabías? —bromeó Ymir colocando su brazo sobre la cabeza de Mikasa, haciéndola sonrojar por el comentario.

— No estaba preocupada —negó la azabache, mintiendo claramente.

Eren notó el leve nerviosismo en la Ackerman, siendo consciente de que ella parecía sentir algo por él, como si no lo hubiese notado antes. Decidió no darle muchas vueltas al asunto y cambió el tema de conversación.

— Me imagino que quienes se unieron a la Policía Militar fueron Jean, Marco y Annie —intuyó.

Sin embargo, vio a Jean y Annie uniéndose al grupo.

— No puede ser, ¿ustedes? —se sorprendió de verlos.

— No es de las decisiones más sabias que he tomado —dijo Jean pero no se le veía arrepentido, sabía a qué venía.

— A mí ni me veas —advirtió Annie—, fui vetada de la Policía Militar.

— Solo Marco decidió ir a la Policía Militar —respondió Armin—. Por un lado, es bueno que no tenga que recordar todos los sucesos acontecidos con la caída de Trost.

— ¿Recordar? —Eren no sabía lo que había pasado con Marco.

— ¡Novatos! —llamó un superior de la Legión— Vengan por sus nuevos uniformes.

***

Aquella ultima charla que tuvieron fue un poco intensa, sobre todo la parte en la que Jean admitió abiertamente que depositaba su entera confianza en Eren, aun cuando ello supusiese una gran presión extra sobre el castaño.

— Mikasa —llamó Eren.

Todos los demás se retiraron por ese día a los dormitorios que les brindaron dentro del Cuartel que tenían en Trost y la Ackerman estaba por hacer lo mismo; si mal no recordaba, le tocaba compartir habitación con Annie, lo cual era una gran suerte ya que nadie más la aguantaría en tan reducido espacio.

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