Capítulo 15

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— Mikasa —Annie chasqueó sus dedos frente a la azabache para sacarla de sus pensamientos.

— ¿Qué pasa? —preguntó la aludida.

La chica se había quedado pérdida en sentir aquel abrigo que envolvía su cuello, le era tan satisfactorio tenerlo y se sentía muy cómoda. Le daba una calidez que nunca había sentido pero que, al mismo tiempo, recordaba de algun lado.

Generalmente, el frío se sentía solamente en las noches en esa estación del año, no había necesidad de usarlo en ese momento, pero la bufanda que empleaba le traía los recuerdos de la noche previa y, aunque la avergonzase, le gustaba esa sensación de nerviosismo que lograba causarle.

— Nos estamos movilizando —respondió la rubia para darle contexto—. ¿Qué sucede contigo? —se extrañó de que estuviese tan distraída.

La sola pregunta la trasladó nuevamente a lo que sucedió la noche previa y no pudo evitar sentir el carmín en sus mejillas de una forma muy resaltante a causa de la tez tan clara que poseía.

— Nada... —cubrió con la bufanda sus labios, esperando que el rojizo de su rostro se mezclase con el color de la prenda.

— ¿Y esa bufanda? —consultó intrigada— ¿No es la que traía tu ex el día de ayer? —aun le gustaba incomodarla refiriéndose a Eren como si la relacion falsa que tuvieron hubiese sido real.

— Es mía ahora —se defendió, dando por confirmado lo que había preguntado la rubia.

Annie la observó con más detenimiento y notar ese rostro tan expresivo en la chica, además del evidente rubor que mostraba, la llevó a una conclusión obvia. La rubia no pudo evitar mostrar una expresión de sorpresa, algo que no siempre se veía, un asombro mezclado con desconcierto y leve temor.

— Tú y Jaeger... —no terminó lo que iba a decir, solo asumía cosas.

— ¿Qué?

— Entiendo...

— ¡¿Qué?! —se ponía aún más roja al no saber que estaba imaginando su amiga.

— Pero piénsalo bien —aconsejó Leonhart—, sabes qué clase de tipo es ese idiota.

Lo sabía, por supuesto que sí. No era un secreto que todos creyesen que Eren era de los tipos que vivirían poco, no podía arriesgarse con alguien así, ¡ni lo haría! Sin embargo, era muy consciente de que lo que sentía hacía él no era simple amistad y eso la molestaba al mismo tiempo que le gustaba.

— ¡Aún quedan varias cajas! —alertó Nic a lo lejos, interrumpiendo la conversacion de ambas chicas.

Todos los de su equipo iban cogiendo una caja cada uno y se dirigían al Cuartel. Las cajas contenían piezas para reparar los equipos de maniobras y las escopetas que se usaban en la Policía Militar. Vio como Christa tenía dificultades para cargar la caja que le correspondía así que se iba a acercar para ayudarla pero Reiner fue más rápido en esta ocasión y ayudó a la tierna chica.

— ¿Necesitan ayuda? —preguntó Reiner, quien ya había llevado su parte y la de Christa y se ofreció a ayudar a las demás.

— ¡Sí! —contestó Ruth que estaba ayudando a ese pequeño grupo en su última tarea como recluta.

— Reiner cogió la caja de la chica y se fue.

— Reiner es muy bueno —opinó Ruth—. Además, es muy apuesto, ¿no creen?

— No —respondieron Mikasa y Annie haciendo un gesto de desagrado.

Llegaron al Cuartel y se dispusieron a hacer lo suyo con los lotes que les habían tocado. Christa se encontraba al lado derecho de Mikasa mientras que Nic estaba al lado izquierdo. No hablaban mucho entre ellos, había un silencio que, si bien no era incómodo, era extraño.

Parallel  [EreMika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora