Prólogo

841 61 12
                                    

Atada de manos y piernas y amordazada con una tela, la pobre niña iba oculta en una carroza comercial. Sus padres habían sido asesinados frente a sus ojos y ella había sido secuestrada por personas desconocidas. Había perdido el conocimiento pero despertó solo para encontrarse sobre un helado piso de madera en una cabaña. Los escuchó hablar de venderla y la idea no hizo más que aumentar el frío que sentía. Se vio desesperada y decidió cerrar los ojos, al menos así era más llevadero lo que estaba pasando.

Había despertado hace unos segundo y ahora, lo único que sentía era la superficie moviéndose, supo entonces que la trasladaban a otro lugar, ¿a venderla quizás? Era lo más seguro... No supo por qué, en algún momento, tuvo la esperanza de que alguien vendría por ella y la salvaría. No, no había razón para algo así, los únicos que había tenido consigo eran sus padres, y ellos estaban muertos ya. 

Deseó con todas sus fuerzas poder despertar de esa pesadilla, volver a aquellos días alegres, pero la ilusión desapareció en un instante al sentir su cabello ser arrastrado de forma violenta, obligándola a descender de aquel vehículo de transporte.

Apenas y podía mantenerse de pie con éstos atados, deseó ni siquiera poder tener la voluntad de erguirse pero su postura no era nada cómoda. Percibió voces pero no tenía el valor de levantar la mirada para ver con quien hablaba su secuestrador, debía de ser con los otros dos que entraron a su casa, pero no estaba del todo consciente para entender lo que decían.

— ¿Cuánto crees que nos den por ella?

— No aceptaré menos de diez monedas de plata.

— Podríamos sacar más a largo plazo en el prostíbulo de la ciudad subterránea pero es una cría aun.

— La madre habría servido para eso.

— ¡Fuiste un idiota al matarla!

— ¡Ya! ¡No volvamos al mismo tema!

Mikasa dejó de hacer fuerza en su difícil andar y cayó en el barro del camino. Era una sensación desagradable el tener ese frío líquido traspasar su vestido e imaginar que era algo sucio, pero sinceramente, quería quedarse ahí.

— ¡¿Qué demonios haces, mocosa?! —le gritaron— ¡Levántate! —empezaron a golpearla.

Dolía. Sus padres nunca la habían golpeado pero ahí estaba, siendo objetivo de agresivos puños. ¿Qué podía hacer?

Pelea.

¿Pelear? ¿Para qué? ¿Qué caso tendría? Ella era una simple niña de nueve años, ¿qué podía hacer contra tres adultos altos y fuertes?

— Asegúrate de no golpear el rostro —pidió uno de los hombres.

Pelea.

Su torso dolía horriblemente, producto de los golpes, sus oídos zumbaban, y su sien era atacada por terribles punzadas, así que... quien quiera que seas... cállate.

Si ganas, vives; si pierdes, mueres... si no peleas, no puedes ganar.

Su cuerpo iba siendo arrastrado hacia un lado del camino a través de patadas. Sus pies atados la hicieron olvidarse de sus extremidades inferiores, al no poder moverlos; y las piedras del suelo contrarrestaban fuerza contra su espalda. Las cuerdas de sus manos se desataron por el filo de una de las piedras, lo que a su vez, le cortó parte de la palma de la mano.

¡Pelea!

Sintió una gran corriente eléctrica, recorrerle todo el cuerpo. Su miedo a lo que vendría se había esfumado y aquellos ojos apagados volvieron a tener un brillo característico al armarse de valor y decidir luchar por su vida.

Cogió una de las tantas piedras, y se lanzó contra su agresor, golpeándolo fuertemente en la cabeza en repetidas ocasiones. Le desfiguró el rostro con aquella simple arma, ¿cómo es que tenía tanta fuerza?

No se pudo levantar por el nudo en sus tobillos, por lo que esperó, en esa misma posición, a los otros dos que vinieron hacia ella. Les lanzó lodo, sin importarle contaminar la herida de su mano. Cegó a uno y, tomando impulso, se incorporó como pudo para atacar al segundo.

El filo de su única arma gris, logró cortar el cuello pero se llevó un duro puñetazo en la mejilla. Se llenó de sangre, lo que le dio un aspecto siniestro. Aquel que había sido cegado anteriormente, sintió miedo ante tal imagen, y fue peor cuando la niña le había quitado el cuchillo al otro que yacía desangrándose debajo de ella.

Solo era una niña, ¿cómo había conseguido asesinar a dos hombres? Decidió que huir era la mejor opción, pero no supo en qué momento, la azabache había cortado la soga en sus pies y ahora podía movilizarse libremente, alcanzándolo por detrás y dándole una puñalada que llegó hasta su corazón.

***

Respiró agitadamente al encontrarse a sí misma en aquel lugar, en un camino estrecho en medio de un bosque, y teniendo tres cadáveres junto a ella. Se espantó al ser consciente de que ella lo había hecho, pero fue más su alivio de haber podido librarse que, en cuánto pudo, corrió lejos de ahí.

No tenía idea de dónde estaba, ni cómo volver a su casa; en realidad, no quería volver, pues lo único que encontraría, sería una imagen de muerte, que solo le recordaría que, de ahora en adelante, estaría por su cuenta.

.

.

.

.

.

¡He vueltooooo! Pero brevemente. 😥

Solo quise publicar este prólogo antes de desanimarme con este fic. Siento que tiene potencial pero por como llevo la historia en borradores, no termina de convencerme; así que lo publico ahora como una amenaza a mi yo escritora de que no hay marcha atrás y debe terminarlo. 😅

Si bien, tengo pensado de que sea un EreMika ♥ será de inicio lento (muuuy lento), ya que necesito contexto, espero no aburrirlos... 🤧 

Bueno, espero le den una oportunidad, pese al inicio lento que tendrá, tengo grandes ideas para este fic y solo espero poder desarrollarlas sin inconvenientes.

Ahora, los días de publicación, serán lunes y jueves, pero si ocurriese algún percance, lo haré saber. Quienes leyeron mi levihan anterior, sabrán que he tenido bloqueos y me temo que sigo en las mismas, pero en sí, quería poder darles un poquito de mí con este nuevo fic.

Sin más que decir, me despido, desde ya gracias por el apoyo, ¡los estimo mucho! ♥

Parallel  [EreMika]Where stories live. Discover now