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Jimin caminaba emocionado tomado de la mano de su Alfa. Ambos compartían un lindo día como si fuesen apenas unos novios recién enamorados.

Yoongi lo había llevado a salir a una heladería, la cuál estaba un poco lejos de donde usualmente solían transcurrir a la hora de ir a darse un tiempo juntos solo para ambos y dar un paseo.

Aunque todo con Yoongi era perfecto, Jimin se comenzó a sentir un poco incómodo cuando las miradas de algunas personas se clavaban en ellos, o solamente en él.

Se sentía juzgado y muy avergonzado. Sabía que podía ser posible que él no se viera bien al lado de Yoongi; de Min Yoongi, dueño de media cuidado P. Luche, o almenos así lo creía él, ya que por más que se quisiera sentir bonito, no lo lograba.

- Amor, ¿Qué tienes? - preguntó su lindo pálido y solo se limitó a sonreír, aunque Yoongi lo conocía demasiado bien - No has probado el helado que tanto me pedías - le comentó.

- Oh, lo siento Hyung, sólo estaba pensando en lo que estarán haciendo los chicos en el trabajo - soltó una pequeña risita que quitó el ambiente pesado - Ya sabes, Soobin es bastante torpe y Baekhyung siempre se queja de él.

- Minnie, sé que amas mucho tú pastelería/café y que te preocupas siempre por cómo ellos manejan las cosas - lo tomó de la mano y lo acercó un poco más a su cuerpo - Pero debes confiar en ellos y dejare de preocuparte tanto.

- Lo sé - hizo un puchero - Lo siento, estamos en una cita y yo siempre tengo que salir con estas cosas - Yoongi rió y negó divertido.

- Claro que no, mi vida - besó sus abultaditos labios y Jimin se sonrojó porque aunque a Yoongi se le olvidara, él si recordaba que estaban en un lugar público.

- Y-yoonnie, hay muchas personas aquí - dijo, sintiéndose tímido.

- ¿Y a mi qué? - frunció el ceño - Eres mi omega y yo te doy mi amor en donde yo quiera.

- Ah, eres muy testarudo - se llevó una cucharada de helado a la boca y Yoongi calló en razón cuando se dió cuenta de que estaban comiendo helado.

"Jin Hyung nos prohibió darle helado a nuestro bebé. Pero que te valga verga".

Yoongi asintió a lo que su lobo le decía, estando de acuerdo con él, pues los resultados iban viéndose y el cuerpo de su bebé estaba cambiando considerablemente.

Hoy se veía demasiado hermoso y no solo él lo había notado. Por ejemplo, los idiotas que estaban con sus parejas respectivas a unas mesas de ellos, y los cuáles no dejaban de ver a su bebé como una especie de carne que quisieran comer.

Jimin era demasiado inocente, él jamas se daría cuenta por más que estuvieran viéndolo y peor de aquella manera. En su mente, todos ahí los juzgaban, en cambio Yoongi, moría de celos poque él era suyo y de nadie más.

No eran dignos de siquiera verlo de lejos.

Es por eso que lo acercó protectoramente hacia su cuerpo y lo sentó en sus piernas, importándole muy poco que los demás estuvieran viéndo.

- Alfa, puedo comer solito - se quejó con las mejillas sonrojadas y Yoongi se quedó en silencio, esperando que él abriera su boca para darle más helado.

Jimin entendió y abrió su boca para recibir su helado. Sacándole una sonrisa radiante a su hermoso hombre.

- Eres todo un bebé - lo molestó, solo para que sus cara se pusiera más rojita.

- Ya, Hyung~ - volvió a quejarse, haciendo lindos pucheros.

- Mi bebé - se acercó a besar sus labios y Jimin se coloreó aún más al sentir la lengua de su Alfa succionando sus labios, los cuales sabían a dulces fresas - Mío, mío, mío.