Capítulo 20

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                   "Todo continúa aunque nada cambia si esperas a alguien"

El cielo sigue tan deslumbrante como siempre el tiempo sigue con su tic tac en cada minuto nada cambió, pero él sigue sin volver. Han pasado tres años desde que Hiroshi se fue de mi vida, de estar conmigo, no niego que me dolió bastante su partida como tampoco niego que lo esperó cada día.

Al salir del instituto no tuve mas opción que dejar todo atrás, por mas que pregunte a Keiko y a los maestros nadie sabia donde estaba. Tuve que continuar, me metí a la academia gastronómica no niego que me fascinó, como tampoco niego que es la mejor decisión que puede haber tomado.

Lastima que no este aquí para ver en lo que me convertí.

En los tres años que estuve en la academia gastronómica aprendí muchas cosas, que el arte de hacer un platillo es bastante agotador como también satisfactorio, que es lo de bueno pues es el hecho de que las personas halaguen tu creación. Tuve el privilegio de hacer un bufé como también el hecho de crear un nuevo platillo.

No es por ser presumida pero me salió bastante bien, mis padres están contentos por mi progreso y yo también lo estoy.

Estos tres años fueron como un carrusel subía a lo mas alto pero también bajaba de golpe, llame incontables veces al móvil de mi tirano pero no servía, así que me dispuse a escribirle mensajes con todo lo que me pasaba con todo lo que hacia día a día. Como la vez que confundí los condimentos, los cuales eran tan similares pero tan diferentes, o como la vez donde me corte el dedo y de solo ver la sangre casi me desmayo; las veces que tuve que ser regañada como también alagada, o las veces que salía a comer con mis compañeros de estudios y tomar alguna que otra bebida.

Si, todo eso escribía creo que sature su móvil de tanto mensaje, después de todo fueron 1.095 mensajes, mas toxica no podía ser.

Por suerte no perdí contacto con mi mejor amiga, Rebeca es tan deslumbrante con su uniforme que cuando la vi por primera vez me emocione tanto que casi hago una infracción, la muy coqueta me modelo. Había subido de puesto y no le iba nada mal, después de todo no me parece fuera de lo normal que la llamaran Demonio de Tasmania ella era igual que un remolino.
Ah Logan tampoco le fue mal, el niño progreso bastante tanto que ahora es famoso sale en la televisión y todo, además de que trae consigo a muchas chicas embobadas por él, si que progreso, era ver otra versión de él una en donde no se encerraba en su habitación el pasado lo había dejado atrás. De Keiko no supe nada después de ese día, el último día del instituto donde me culpo a gritos que yo era la causante de que su padre haya hecho que su único hijo se fuera.

Sentí horrible sus palabras pero lo prefería ante todo.

— Milai ¿Sigues por aquí? — pregunto cambiándose el uniforme.

Sara Dará era la jefa de este restaurante de mucho prestigio, es un amor, alta de cabellera rubia y ojos azules una Barbie en persona. Gracias a ella supe mas conocimientos en la gastronomía, aparte de que ahora mismo estoy haciendo mis practicas en un restaurante de mucha fama.

Aplausos para mi Jajaj bien humilde salí.

— Si, la verdad me gusta quedarme para crear nuevos sabores — respondí contemplando un ingrediente y al mismo tiempo viendo que podía hacer con el.

— Estoy segura que crearás un plato adecuado como la última vez — me mostró unos vegetales — Ese platillo es el mas pedido, ahora si creo en esa frase " El estudiante superó al maestro"

— Gracias.

— Sigue adelante Milai se que puedes — diciendo esas ultimas palabras me dejo todo a mi disposición.

El platillo que cree era uno con muchos sentimientos tanto de mi pasado como de mi presente, el platillo se llamaba "Felicidad " es un platillo con un raro nombre pero que se combina muy bien tanto lo dulce como lo salado.
Una de mis creaciones que tuvo éxito, es muy recomendado y eso me llena de felicidad una felicidad que pudo estar mejor si el mendigo tirano estuviera conmigo.

Lave los vegetales y antes de comenzar tuve que cerrar el lugar. Ya que no quiero que nadie me interrumpa.

— ¿Sigue abierto? — pregunto sin dejar que le responda que no.

¡Y a este tipo que le pasaba! Por la forma como esta vestido, es un señor de elegancia, tiene un traje negro con corbata ¿verde? No quiero decir nada, yo no juzgó. Su rostro no lo sé, esta con un sombrero de los años 80 así que no se quien diablos es.

— Disculpe pero acabamos de cerrar — le mostré la puerta — Si no es mucha la molestia puede retirarse.

— ¿Eres la chef de este lugar ? — pregunto cambiando de tema.

— Si, lo soy, y como le dije puede retirarse — mi bendita paciencia se estaba quebrado.

— Puedes traerme el plato felicidad y un vino tinto — dijo tomando asiento.

— ¡No soy la mesera! Y le dije que se fuera.

— Pero no hay nadie aquí aparte de ti — se encogió de hombros.

Lo odio, estos son los simples pasos para detestar a una persona.

— Le dije que se fuera — me puse en modo de defensa — Voy a llamar a la policía — lo amenacé.

— Bien llama a la policía — soltó todo tranquilo — Quiero denunciar que aquí en este restaurante me discriminaron y no me quisieron dar una buena atención.

— ¡¿Quien te discriminó?! ¡Estas loco!

Estaba al borde del colapso metal, no lo niego que me estoy poniendo nerviosa.

— Ahora acaba de insultarme — se puso en modo dramático, hasta lagrimitas salieron supuestamente él.

— Ahhhh esta bien, usted gana.

Mis intentos fallaron, al final se iría si lo atendía, no quería hacer problemas además se nota que es caprichoso y que me puede poner en un aprieto si no hago lo que dice.
Aunque lo odie primero soy profesional. Pero se como vengarme, lo siento pero a estas horas no atendemos.

El platillo felicidad hoy traía más picante de lo común.

— Aquí tiene el platillo felicidad junto con el mejor vino tinto del restaurante un Caberernet Sauvignon de la bodega Scharder Cellars — mi tono era de mucha elegancia.

— Oh es un buen vino junto con un platillo exquisito — me mostró su asiento del frente — Entonces bella dama desea acompañarme.

— No — respondí de manera automática — Lo siento pero ahora tengo que hacer muchas cosas importantes.

— Insisto que la dama me acompañe, de lo contrario creo que habrá malas criticas de este lugar — sonrió de bajo de ese sombrero en donde no podía ver sus ojos.

Esos labios eran tan familiares como también la sonrisa, rosa pálidos.

¿En este momento que estará haciendo mi tirano? De solo preguntarlo se me hizo un nudo en la garganta.

— ¿Me esta amenazando? — pregunte con obviedad.

— No es una amenaza es una sugerencia — soltó todo elegante, con los brazos apoyados en la mesa.

Si como digas, acabemos con esto lo mas rápido posible.

— Estaba bien aceptare la " sugerencia " — tome uno de los asientos a su lado.

Él era bastante raro no se saco el sombrero para nada, además de que me sirvió un vaso de vino con mucha delicadeza. Estaba claro que este sujeto no era nada ordinario. Hay gran descubrimiento Milai, averigüe la guarida de un dinosaurio ahora mismo estoy siendo sarcástica conmigo mismo.

— ¿Este platillo fue creación de la bella dama? — preguntó al dar un sorbo a su vino.

— Si, es una mis creaciones — sonreí — ¿Le agrado? — porque no sería el único que preguntara.

No señor.

—Me agrado bastante —sonrió de manera alarde— El picante es uno de mis gustos.

Había olvidado que el platillo contenía más pica pica, que tan distraída puedo ser para sentarme a su lado si le había preparado una trampa, si que me gusta jugar con fuego. Pero que desgracia que guste del picante, hubiese querido que saliera corriendo en busca de agua y yo cerrarle la puerta diciendo que está cerrado.

Todo mi plan se tachó.

—Me alegra —sonreí de manera incómoda apoyando mis brazos a la mesa— ¿Por qué la corbata verde?

Me intrigaba al verlo con ese color, ya que muchos sujetos de traje aparecieron aquí y algunos hasta pidieron conocerme por el platillo dándome alguno que otro cumplido, pero a ninguno lo vi con una corbata verde.

—Es el color de los ojos de la persona que amo —afirmó—. Su cabello rubio es sensacional y esos ojos son un motivo para seguir ¿No lo crees?

Y ¿por qué diablos me preguntas a mí, ni la conozco?

—Si debe ser —tomó un sorbo del vino— Debe ser bonito tener a alguien que piense de la manera en que usted lo hace.

—Y dígame ¿usted tiene a alguien así?

Tengo a alguien, sí, claro que lo tengo y por alguna razón creí que era bastante confiable para contarle.

—Sí, él tiene el cabello negro azabache y los ojos con un tono gris —me emocioné un poco al hablar de él— El condenado es extremadamente guapo, tanto que no puedo olvidarlo ni sacarlo de mi cabeza.

—Oh qué afortunado de tener a una bella dama a su lado.

—Si es afortunado, pero el maldito me dejó —tomó de golpe el vino—. Son tres años que no lo veo, tres años que lo espera y tal vez ya deba rendirme.

Sin duda el efecto del vino estaba llegando a mí.

—Estoy seguro que él tampoco te olvidará —se acercó a mí— porque nunca podría olvidar a una bella dama como usted.

Estaba demasiado cerca.

—No que tenga a alguien que ama porque tanto acercamiento —lo mire un poco molesto.

—Sí que eres distraída —me tomo del rostro— No cambiaste nada mi duquesa.

Cuando dijo esas palabras rápidamente le saqué el sombrero que traía, vi esos ojos negros grises, esos labios rosa pálido y todo de él. Mis lágrimas salieron de la nada.

—Tampoco cambiaste el hecho de que eres una llorona— limpio mis lagrimas.

Estaba tan sorprendida que le di un beso, y se le mis labios con los suyos en un modo de desesperación, sentía que si no lo hacía volvería a desaparecer. Lo amo y no sabe cuánto lo extraño. Las noches que lloré recordando cada detalle de él, o esperando y marcando el calendario para ver cuando volvería preguntándome una y otra vez si sería que ese día volvería.

El mendigo condenado te extraña demasiado.

El tirano respondió al beso con la misma desesperación que la mía, después de un beso en donde casi pierdo mis labios lo termine golpeando porque se lo merecía después de haber hecho mi vida un calvario.

—Te fuiste, me dejaste —dijo con un pequeño sollozo. —Creíste que con un papel estaría conforme, maldito tirano ¡ya no te quiero!

—Lo siento —tomo mis manos— Te amo, mi duquesa eres todo lo que quiero, por eso tenía que ser alguien digno alguien que pueda estar a tu lado.

—Y por eso tenías que dejarme —me solté de su agarre— Para mí ya eras alguien digno de estar a mi lado, siempre lo fuiste todo.

—No sabes cuantas veces quise llamarte —me abrazó— Pero si lo hacía fracasaría una vez más, joder te extrañe más de lo que puede imaginar, fue una verdadera tortura no verte, fue desgarrador no tener esos besos no sentir tu fragancia, un infierno del cual no quiero volver a sentir.

—Y no crees que es demasiado tarde —solté seriamente— Tal vez yo forme una familia y todo eso.

—No lo hiciste— afirmó.

— ¡¿Y cómo estás tan seguro?!

—Porque dijiste que no podías sacarme de tu cabeza —hizo que lo mirara— Estamos conectados mi duquesa, después de todo ambos no pudimos olvidarnos.

—Te odio— solté toda irritada porque tenía razón.

—Yo te amo— me beso una vez más.

Estaba molesta porque el mendigo tenía un buen punto y yo no me había olvidado de él, esperé su regreso día a día, supe que volvería y ahora que lo tengo a mi lado puedo respirar, rellenar algo que estaba vacío dentro de mí. No importa el tiempo, lo que ahora importa es que está conmigo, no lo dejaría ir nunca más...

—Si te escapas otra vez más de mí —lo mire fijamente— Ten por seguro que esta vez no me quedaré esperando iré detrás tuyo sin importar donde te vallas.

—Y quien quisiera escaparse de esta bella dama —beso mis manos. —Con gusto aceptaría que me persigas, sería bastante tierno.

—En serio eres un idiota.

Los besos no pararon, de hecho nada había cambiado, él seguía igual y yo tampoco cambié como tampoco lo hizo el amor que nos teníamos. Después de todo, son tres años si al final estuvimos casi una vida entera separados.

Esta vez quiero que seas felizWhere stories live. Discover now