Capítulo 16

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     "El dinero te hace perder lo mas importante y a la vez te quita lo que ya tenías"

La vida no para de enseñarme que hay personas prepotentes, llenas de orgullo por tener sus bolsillos llenos de dinero, que creen que pueden insultar a las demás personas a su antojo. Lastima que ese sujeto por más bien vestido que este y que tenga que bañarse en dinero no tenga corazón, y que además pueda tener un hijo tan diferente a él. Hiroshi era todo lo contrario.

Unas cuantas palabras que me dejaron helada fueron más potentes que una bomba, supe que el señor Sato había acabado conmigo cuando no dije nada, me contó su historia y la que quería para su hijo...

Los estudios de Hiroshi estaban planificados en la mejor universidad de Japón, cursando la carrera de administración de empresas y negocios internacionales, aparte de tener un cargo elevado en su empresa. No solo eso, no podía faltar la prometida, que era una chica japonesa con una familia pudiente en la política, la cual traería una buena asociación. Me dejó claro que esa chica sería su esposa y que yo solo sería un juego porque no me comparaba en nada a Aiko Watanabe, su nombre era lindo y su significado era el de una niña amada.

De solo escucharlo, quien no se quedaría helada era como jugar ajedrez y que el contrincante te diga de manera constante jaque mate.

Al verme sin decir nada, con los ojos húmedos y los labios apretados, sonrió al ver mi derrota para después irse, pero antes tenía que preguntar, tenía que saber.

—¿Donde está Hiroshi? —pregunté mirándolo a los ojos.

Aunque el miedo estaba presente, no podía dejarme ganar así de simple.

—Supongo que ahora está con su prometida— curvó una sonrisa sínica en la parte izquierda de su mejilla, al igual que el grinch. —No te lo dije, tú solo eres un pasatiempo para mi hijo nada más.

Si me lo dejaba bien claro, además de llamarme egoísta y vulgar, lo tenía en claro.

Pero no me puedo equivocar esta vez. Si quiere terminar las cosas que me lo diga Hiroshi en persona no más. Antes de que cruzara la puerta, lo tomó del brazo.

— ¡¿Por qué golpeo a Hiroshi?! — pregunté con el ceño fruncido llena de impotencia.

—Qué desagrado de mujer —me dio un empujón con hastío — Él es mi hijo, puedo hacer lo que quiera con él, y si no entiende por las buenas pues lo hará por las malas.

Las familias pueden ser las peores, y entendí que aunque me duela todo lo que me dijo no podía dejar a Hiroshi con este sujeto.

Observé cada detalle cuando vi a Keiko, más que todo donde vivía porque estaba segura que ahí se encontraba Hiroshi. Pero al salir del instituto ella se iba en un auto negro bastante lujoso, uno que no negaría que va con su estilo.
Puse mi cerebro en marcha al recordar donde me había llevado esa vez Hiroshi, al cual era su departamento, que al cruzar la puerta las miradas ya estaban en mí, pregunté pero no hubo respuesta más que Hiroshi Sato no había ido ahí desde hace más de una semana.

Estaba apunto de rendirme, lo juro.

— Mila ¿Por qué estás espiando a Keiko? —preguntó Logan al verme viendo a la belleza adorable.

Tenia la esperanza de que al menos una vez se fuera caminando a su casa, como la gente normal lo hace o mejor dicho la gente pobre. Del cual yo encajaba.

—Logan no molestes y oculta tu rostro— hice que bajara su cabeza para observarla.

Pero desgraciadamente ella se fue como siempre en el auto negro, un taxi me serviría ahora pero es muy extraño ver uno fuera del instituto. Sería tan bueno que fuera como las películas en donde tomas el taxi y le dices siga a ese auto rápido.

En mi caso no había taxi y tampoco era tan ágil para seguir el auto corriendo.

—Esta vez también perdí —suspire agotada.

—Ahora me podrías explicar por qué espiaba la mocosa a Keiko—su tono de voz era acusador tanto que me hizo recordar que estaba ahí.

Hacía bastante que no había visto a Logan, como solo estamos a pocas semanas de terminar el año, los estudios se intensificaron además de que cada uno iba a averiguar qué carrera cursaría y en qué universidad. Para Logan era el caso de ir a partidos patrocinados para que debutase lo más antes posible en el deporte, la edad era valiosa mientras más joven mejor.
Esto también aplicaba a Rebeca quien paraba haciendo instrucciones de sus superiores para pasar el examen de ingreso de la academia policial.

Y pues Milai Gensin no sabía ni qué iba a hacer mañana, que trágico era mi destino...

—Veras, solo me daba curiosidad donde vivía —sonreí de manera nerviosa.

—Yo sé donde vive— al decir esas palabras Logan antes de mis ojos se había convertido en un ángel con su aureola.

Pero me olvidé que con este niño tenía que negociar, al hablar con Logan era como en los viejos tiempos aquellos en donde el amor no se interponía en nuestra amistad.
Tuve que comprarle unas hamburguesas para que soltara donde era la casa de Keiko no sin antes escuchar su declaración de por qué conocía la casa de la belleza adorable.

Ahora que lo pienso en el pasado tampoco lo sé.

Rápidamente mi mirada fue de un "no me importa" que hizo atragantar al niño, no era mi culpa quien lo manda a hablar de más.

Al momento de saber donde vivía gracias al niño Logan volví a tener una esperanza, después de todo si Hiroshi me decía que elegía a su prometida lo entendería, no me aferraría a él, solo quería saberlo de su propia boca que es lo que estaba pasando...
Además de decirle que tiene como padre a alguien que le puede hacer mucho daño, aunque creo que Hiroshi lo sabia de antemano.

Estaba preparada para todo, hasta para una despedida.

.........

No pude dormir en toda la noche menos al recordar las palabras del padre de Hiroshi por eso no amanecí con las buenas ganas. Mis padres no preguntaron, pero sí quisieron saber qué carrera cursaría o cuáles eran mis planes para el futuro.

Tuve que dar una pequeña mentira de que lo estaba pensando cuando mi cabeza sólo estaba llena del tirano. Hasta en eso gana el desgraciado.

Al subir a mi habitación vi la lista que había hecho al poco tiempo de volver, eso me llena de más confianza y sé que puedo enfrentarme a quien sea para saber la verdad. Después de todo ambos volvimos, sabe cuanto sufrí y no lo quiero volver a repetir por eso está bien si me dice "adiós nos vemos luego" o solo se queda en adiós, pero al menos darme la cara.

Me fui directo al instituto, o eso les hice creer a mis padres, estaba claro que iba a la casa del tirano, no sin antes llevar un arma. Bueno tampoco era una pistola verdadera, ni un cuchillo, eso ya no sería nada normal... Así que lleve una piedra, a la vieja confiable nadie le gana.

Te preguntarás ¿por qué una piedra? Bueno la respuesta yo tampoco la sé, mi cerebro solo pensó en eso, así que de algo servirá o eso espero, tengamos fe en la piedrita.

La casa era bastante elegante, no puedo negar que esa casa era una de vacaciones, se veía a simple vista que ese lugar solo se utilizaba para algunas ocasiones... Después de todo, originalmente viven en Japón entonces ahí es donde viven. Pero esta casa de vacaciones no estaba nada mal, era más grande que la mía y que todas las personas de estas calles. Las paredes son blancas con una reja en la puerta principal y otra puerta negra para entrar. Un jardín que parecía hecho de un cuento de hadas

Toque el timbre, después de cruzar las rejas que hicieron ruido al instante ni por un segundo se le ocurría a un ladrón entrar, pero lo hice, tenía una escusa perfecta, les diría que soy una chica exploradora que vende sus galletas de puerta en puerta.
Por suerte nadie me preguntó nada, y solo toqué el timbre, la puerta se abrió y salió una mujer mayor, cabello plateado con los ojos achinados y una seriedad inquebrantable.

—¿A quién busca? —dijo la señora sin inmutarse en su mirada.

—Disculpe buenos días —sonreí amablemente— Vine a buscar a Hiroshi Sato para entregarle algunos apuntes del instituto.

La típica escusa por la que no pude faltar y es más creíble que mi supuesta identidad de chica exploradora.

—El joven ahora mismo no se encuentra— sin decir más quiso cerrar la puerta.

Pero no la dejé, quise intervenir más, hasta que escuche unos gritos.

—¡Mierda sácame de aquí! —se escucharon golpes— Jodete maldito viejo.

Esa voz hizo que me apresurara al entrar sin autorización, escuchando los reclamos de la mujer, que no paraba de botarme de la casa. Subí las escaleras, ya que de ahí provenían los golpes y gritos.

Al subir vi a una mujer parada en la puerta blanca, era hermosa, cabellera negra, ojos negros profundos y una mirada perdida. ¿Es la madre de Hiroshi o la supuesta prometida? No sabía quién era, pero ahora mismo era lo menos que me importaba.

Escuché decir de la mujer ¿Quién eres? ¿Quién te dejó que entraras? Además de pedir explicaciones a la señora anterior, no respondí a sus preguntas, pues estaba concentrado buscando la piedra en mi mochila.

—Ahora mismo te sacaré de ahí— dije buscando desesperadamente la bendita piedra.

— ¿Milai? ¿Qué haces aquí? Espera, no debiste venir aquí —quiso decir más pero lo interrumpí.

—Vine por mi príncipe japonés, después de todo no soy tu caballero de brillante armadura.

Escuché como se reía, lo único que nos separaba era esta puerta, y estaba apunto de desaparecer. La piedra apareció y bueno no quiero que mi imagen se distorsione pero no dudo que al verme me parecía más a un cavernícola con su piedra en la mano.

La puerta se abrió y esos ojos medio grises me atraparon, su vestimenta era la misma que llevaba ese día de nuestra cita, el golpe se había intensificado además de que estaba más delgado de lo normal...

Enojo, rabia e impotencia me llenaron ahí mismo, como es posible que alguien pueda hacerle tanto daño a su hijo y yo aquí pensaba en cómo iba hacer nuestra despedida si se iba con su prometida. De solo mirarlo sé que no es el caso.

—Por dios nunca me dejas de sorprender —me abrazo fuertemente.

—Nunca lo dejaría de hacer —agarre el cuello de su camisa para después ponerme de puntitas y robarle un beso —Te extrañe mi tirano.

No puedo creer que lo había extrañado tanto, que al solo momento de verlo me sentí aliviada... No sabes cuánto extrañas a una persona hasta que la vuelves a ver después de días.

—Disculpe, señorita. ¿Quién es usted y qué hace en mi casa? —soltó la señora de cabellera negra, con las manos cruzadas.

Me tomó por sorpresa, hace poco solo estaba en mi cabeza Hiroshi así que no pensé en meterme en una casa sin permiso y además romper su puerta. Esto sí que era allanamiento de una casa ajena, en este país es un delito bueno en todos lados.

Pero no me arrepentía, así que llame o no a la policía no me interesa.

—Madre —soltó enojado— No quiero que se vuelvan a meter en mi vida, estoy cansado de ti y de esta puta familia. Si me disculpas me voy.

Me tomó del brazo para sacarme de ahí, todo estaba bien hasta que su padre apareció al bajar las escaleras... Su mirada fue directa a nuestras manos, para después darme una amenaza con la mirada diciendo "Te lo advertí puerca aléjate de mi hijo" bueno no creo que me haya dicho eso, pero mi cabeza ahora no podía estar peor.

Hiroshi tensó su mano, sus puños estaban dispuestos a noquear a quién sea que estuviera a su frente, pero al verme se tranquilizó un poco, dio un suspiro de resignación mientras se peinaba y miró fijamente a su padre con el entrecejo fruncido.

Se iba a armar una pelea, como Goku contra Freezer, como Naruto contra Sasuke. Una guerra de titanes y yo en medio, esperando que no terminen con mi existencia.

Solo a mí se me ocurre imaginar estas cosas en medio de un asunto importante que estaba haciendo bastante notorio que mi cerebro se había ido de vacaciones.

Esta vez quiero que seas felizWhere stories live. Discover now