Capítulo 19

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                                    "Esperar por alguien nunca será la peor decisión"

Volver al instituto era como volver al infierno, no pienso que sea tan malo pero el hecho de correr con el cuello al borde de romperse y dejar tu cabeza en algún lado no era buena idea, a eso agregarle que hoy son clases de educación física con el fantástico maestro Olivera.

Llegué como todas las mañanas con el uniforme completo, con mucho sueño y flojera, lo que exceptuaba era que estaba tomada de la mano con el tirano. La mañana fue bastante ajetreada, tuve que ir a pedir un uniforme prestado a la persona menos esperada y hacer todo lo que una hace por el chico que le gusta.

No es recomendable por cierto.

Cuando Hiroshi dejó sus cosas en esa casa era obvio que no saldría con una maleta y todo victorioso. La ropa de mi padre estaba pasada de moda así que aunque le quedaba bien no iría de esa manera al instituto, así que mi única opción y tal vez la que menos creí fue Logan. Él salía de su casa y al verme se emocionó, pero estaba claro que no fui sola, el tirano me acompañó pero de buena manera le pidió prestado un uniforme que tenía de repuesto. Logan lo miró a él, me miró a mí, lo volvió a mirar y suspiró.

Estoy segura que ante sus ojos estábamos como cachorritos al borde del colapso por no conseguir un uniforme. Por suerte Logan fue nuestra salvación, no quiero decirlo pero el uniforme le quedó un poco pequeño.

No me di cuenta hasta ahora que Hiroshi era más alto que Logan.

Volviendo al presente estaba con las famosas cinco corridas a la cancha para calentar a paso firme sin caminatas ni charlas de nuestras vidas, y en ese momento quise estrangular al tirano quien nos miraba en las graderías. Porque si, él no tenía el uniforme de educación física y por primera vez vi a un maestro Olivera comprensivo, al final ya sabíamos quien era el favorito de los maestros. Maldito tirano con suerte.

—Vamos mi duquesa, te falta poco—soltó todo contento con una mano sujetando su mentón, sus ojos no paraban de verme fijamente.

—Estoy al borde de la muerte y tú dices que falta poco —respondí toda acelerada por mi tercera vuelta.

— No tienes permitido morir.

—Yo puedo decidir cuando morir, maldito tirano—ahí se fue mi último aliento.

Ahora ya no podía morir sin su permiso, faltaría que me diga que ya no respire sin antes pedirle permiso... Mendigo tenía que ser.

Después de dar mis cinco vueltas tome un poco de aire, una botella apareció como si fuera la última botella que tome, lástima que esa botella no estaba en manos de un ángel, estaba en manos de un demonio...

— ¡¿Qué quieres?! — preguntó de manera acusadora.

Sabia que él no hacía nada por hacerlo, y tenía que devolver el favor.

—Piensas mucho mi duquesa, te lo dije —empezó a enderezar un poco mi cuello mal herido —Haría cualquier cosa por ti, joder eres tan distraída que no te diste cuenta. Seguro que ahora piensas que pediré algo por la botella ¿verdad?

Estaba segura que tenía poderes psíquicos.

—Sabes que te quiero mucho —tomó sus manos—, cada palabra que dices es como un algodón de azúcar, uno que cuando te lo comes desaparece pero queda lo dulce que puede ser, por eso estas manos tienen que quedarse conmigo, hasta que un día me digas que las quieres soltar —lo miró. —En ese momento...

—No —me interrumpió —No te dejaría, Milai eres para mí como el agua, una que no puede faltar y si lo hace pierdes todo, para mí decir el nombre era símbolo de que tan importante eres en mi vida, sin embargo aquí todos te conocen por el nombre, todos te dicen de esa manera, tuve que buscar otra alternativa. Mi duquesa.

Esta vez quiero que seas felizTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon