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— Noo. — Dijo apenas atendió el teléfono.

Una gran carcajada salió de los labios de Alba. Acompañada de él resto de maquilladores y estilistas a su alrededor. Estaba a punto de salir a uno de los desfiles, ese día de temática egipcia.

Hace cinco meses y un tiempo más que se había marchado hasta Londres. Comenzaban a asomarse el final de las galas y los desfiles, así que pronto volvería a casa después de esperar tanto. Julian estaba ansioso, creía que ambos habían sabido sobrellevarlo y lo lograron como esperaban, no veía la hora de verla llegar y por fin averiguar que pasaría en esa relación que tenían.

La verdad es que fueron casi seis meses en donde ambos tomaron lo que tenía como únicamente de ellos, privado y serio. Lo dejaron en claro siempre que debieron, como Julian en alguna fiesta o Alba entre sus compañeros de trabajo. Era difícil pensar que no eran realmente una pareja.

Aunque si hubieron cuestiones que inquietaron a Julian en cuanto a rumores entre la pelirroja y uno de los modelos que la acompañaban en aquel proyecto. Aunque confiaba plenamente en ella, los medios ingleses no dejaban de congeniarlos una y otra vez. Como si fuese su propio karma.

Concretamente aquel chico, Raul. Se había vuelto un buen amigo de Alba, saliendo después de las sesiones y practicas a conocer la ciudad junto a ella puesto que era de Puerto Rico.

Varias fotos se viralizaron de aquel dúo haciendo a los medios hablar constantemente cuando ellos siempre expresaron explicitamente una amistad.

— ¿Qué pasó? — Dijo Emanuel. Uno de los estilistas con los que la pelirroja más confianza había tomado y quien había participado en bastantes llamadas con el cordobés. — ¿Qué cambió? — Bromeó.

— ¿Qué pasó? — Repitió Julian bromeando.

— Pasaron cosas. — Agregó Emanuel moviendo el cabello de Alba delante de sus hombros para que lo viera.

— Que linda que estas. — Sonrió.

— Es para el desfile ahora. — Explicó. — Es temporal igual, no es permanente.

— Noo. — Se quejó. — ¿Se va?

— Si se va. — Rió. — ¿Qué? ¿Te gustaba?

— Si me gusta.

Para sumarle a su vestuario del desfile de ese día, los estilistas quisieron probar con una tintura más oscura para Alba que, aunque quitaba su característico cabello pelirrojo, no le quedaba para nada mal. Claro que era una tintura lavable y que desaparecería a los días.

Julian realmente se había sorprendido y aunque amaba a su chica de cabello rojo creía firmemente que lo que se hiciera le quedaría bien por el simple hecho de ser ella.

Seguía sin palabras observándola mientras oía como le explicaban que le habían hecho. Totalmente embelesado.

— Que linda que estas. — Volvió a repetir, perdido en ella. — Que linda que sos. Todo te queda bien a vos.

Una sonrisa apareció en el rostro de la modelo, amaba la manera de Julian de expresar todo en palabras de afirmación. El cordobés se aseguró siempre de hacerle saber lo hermosa que le parecía.

— Gracias Ju. — Sonrió. — Te dejo que me tengo que cambiar.

— Rompela chiquita.

La llamada terminó allí. Ambos no veían la hora de volver a verse cara a cara de una vez por todas y al fin terminar con aquella agonizante distancia que les impedía estar como realmente desearían estarlo. Ya era el ante último desfile. Después de ese quedaba la gala de cierre del gran evento con una temática medieval. El más trabajado y costoso de todos por lo que significa los gastos de vestuario.

Llegaste a mi | Julián ÁlvarezWhere stories live. Discover now