Capítulo Dieciocho

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Meghan


―Me alegra que el tratamiento de tu hermano esté funcionando.

―Sí, todos estamos aliviados y felices de ver su mejora, incluso el doctor nos dijo que su progreso ha sido muy bueno ―dice, con la alegría resonando en su timbre de voz―. Nunca podré agradecerle lo suficiente por su ayuda. Mi familia y yo siempre estaremos en deuda.

―Disfruten sus momentos juntos y me consideraré por saldada.

―Eres un ángel.

―No lo soy ―niego, no demasiado cómoda de recibir tal calificativo. Sería inexacto ser comparada como una deidad por gestos humanos como la compasión y la empatía.

―Lo es para nosotros. Sin su ayuda, mi hermano quizá no habría recibido su tratamiento a tiempo ―declara―. Y no diga que lo habría hecho cualquiera, porque sabemos que no es así.

―Sin embargo, sigo difiriendo con la comparación.

―Tendrá que vivir con ello ―replica en un tono divertido.

―De acuerdo. Tengo que volver al trabajo.

―Está bien. Le seguiré avisando del progreso de mi hermano.

―Bien. Dale saludos a tu familia por mí. Adiós.

―Lo haré. ¡Adiós!

Resulta fascinante pensar en cómo vidas se entrecruzan y desenlazan a cada momento en todo el mundo. Pude haber vivido una vida sin conocer a esa energética y esperanzada adolescente preocupada por ayudar a su hermano si no hubiera tomando la decisión de empezar con el proceso de formar mi familia, o incluso simplemente haberla ignorado. Pero no fue así. ¿Obra del destino? No lo creo, pues difiero en el concepto de que exista un poder sobrenatural que determine nuestras acciones y los eventos que vivimos; son nuestras decisiones ―e incluso a veces las de otros― las que nos llevan a un resultado u otro. Empero, sigue siendo asombroso pensar en los posibles desenlaces y en cómo llegamos precisamente a donde estamos.

Por supuesto, soy consciente que podría estar errada en mi creencia, sin embargo, libre albedrío o no, la verdad es que me gusta dónde me encuentro ahora en mi vida, incluso si algunas cosas no salieron como lo esperaba.

―Cada vez falta menos, ¿eh? ―Me conformo con asentir y continuar con mi almuerzo, sabiendo que es pregunta retórica―. Sé que tratas de aparentar tranquilidad, mas por dentro estás muerta de nerviosismo.

―¿Se me puede culpar?

―No. En realidad, creo que yo estaría igual o peor que tú.

―En ese caso, asegúrate siempre de usar correctamente el preservativo ―bromeo provocando que, para mi diversión, casi se atragante con su bebida.

―¡Cristo! Meghan, ni juegues con eso. Todavía no estoy listo para ser padre ―murmura tras recomponerse.

―Y por ello te recuerdo la importancia de los métodos anticonceptivos.

―Sí, ya vi esa materia, gracias ―resopla―. A veces puedes ser odiosa.

―Recuerda que le estás hablando a tu jefa.

―No. En este momento estoy con mi mejor amiga, a quien, por cierto, con todo el cariño de mi corazón, le traje el almuerzo y le vine a hacer compañía en su cueva.

―Hombre bondadoso.

―Ese soy yo ―Sonríe, ignorando mi sarcasmo―. Hablando en serio, ¿cómo van las cosas con la pelirroja?

Fuera Del PlanWhere stories live. Discover now