Capítulo Uno

5.6K 258 56
                                    

Avery

Dejo escapar un gruñido a la vez que arrojo la puerta a mis espaldas haciendo que se cierre en un violento estallido, importándome poco si algún vecino se molesto por el golpe. Si fuera ellos ni me atrevería a decirme nada, no cuando he teniendo un horrible día y estoy tentada a descargar mi furia con el primero que se atraviese en mi camino.

Se supone que cuando inicias un nuevo año, cargas altas expectativas de lo que te podría deparar la vida en los meses venideros. En mi caso, solo en este mes he recibido una amarga cucharada de lo que promete será este año para mí. Un asco total.

Primero comenzando por el hecho de que Henry, mi novio de un año y pocos meses, decidió que sería una buena idea terminar con nuestra relación alegando que este año, según sus estúpidas palabras: "debe partir de cero para que su camino hacia su felicidad se esclarezca". ¿Qué mierda significa eso? ¿Que no lo hice feliz? Pedazo de mierda narcisista que pasaba más tiempo tomándose fotos en el gimnasio que apareciendo en nuestras citas. Bien se puede ir al infierno.

Para seguir con la mala racha, por recorte de empleados, mi jefe —quien no tengo dudas que tiene una vena misógina que sabe ocultar mayormente bien—, me seleccionó como parte del grupo al que le dijo "gracias por sus años de esfuerzo, dedicación y entrega, pero ahora no te tienes que ir y ver qué haces con tu vida, ¡adiós!". Solo espero que su BMW Serie 8 Gran Coupé —del cual se la pasaba alardeando a cada bendita hora— sufra el golpe de inspiración de algún artista del grattage, incluso podría tener unas sugerencias creativas en mente para que plasme en el lujoso vehículo.

Por último, y para completar hasta el día de hoy los grandes infortunios del presente año, se le une el rechazo del crédito que le había pedido al banco para poder iniciar con mi negocio de ensueño: mi propio restaurante. Por muy cliché que suene, ese siempre fue mi sueño desde niña, cuando jugaba con mi cocina de jueguetes pretendiendo ser una increíble chef para mis peludos comensales inanimados. Claro que la realidad de ser adulto y necesitar dinero para poder sobrevivir me impulsó al final para elegir la carrera de contabilidad; mas una parte de mí mantuvo la esperanza de poder cumplir con mi mente y tener mi propio restaurante así fuera a mis cincuenta.

Y tal parece que ese sueño tendrá que seguir siendo pospuesto, tomando en consideración que ni siquiera estoy segura de contar con el dinero suficiente para pagar el alquiler de este mes que viene.

Mi celular empieza a sonar apenas lanzo mi bolso en el sofá con intención de ir por un trago fuerte que me ayude a sobrellevar el día de mierda.

Luego de tomar el aparato y ver que se trata de mi mejor amiga, acepto la videollamada entre un suspiro mientras retomo mi camino hacia la cocina.

—¡Hola, Avy bebé! Dame buenas noticias —saluda con emoción a través del rectángulo e inevitablemente hago una mueca, no por ella sino por la penosa respuesta que daré, y por supuesto que lo nota—. Oh no.

—Sí. Vas a tener que esperar esas buenas noticias sentada —murmuro abriendo la nevera en busca de algo con los suficientes grados de alcohol que necesito en este momento. El elegido resultado un cuarto de vino navideño, no es tan fuerte como me gustaría pero es mejor que nada.

Ni siquiera me molesto en buscar una copa, simplemente le quito el corcho y procedo a beber de la boquilla.

—Lo siento mucho, Avy.

Fuera Del PlanWhere stories live. Discover now