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- ¿Cuantos hombres crees qune tenga? - Gritó México contra el ruido del aire a velocidad, se veía que calculaba cómo aterrizar mientras más se acercaban al gran barco

- ¡No lo sé! Perú mencionó a varios, no van a ser pocos - Le respondió el canadiense tratando de ignorar la incomodidad en su estómago - Tú sabes luchar ¿No? -

El mexicano asintió seguro.
Canadá suspiró, sabía que tendrían que ir a puño limpio contra hombres que llevaban armas cargadas, aunque creía que no le harían daño por ser hijo de su padre no estaba seguro de la seguridad del latino.

Ya empezaban a descender, el canadiense miraba expectante como se acecaban al suelo del barco y se preparaba para lo que venía... no había vuelta atrás, ahí las cosas podían ir bien o todo podía acabar y, fuera cual fuera el resultado... estaba listo.

Cayeron pesado contra el suelo metálico y supieron al instante que no sería facil, estaba lleno de cajas y ninguna tenía una indicación o pista de dónde empezar para buscar al argentino... encontrarlo en sí ya sería algo casi imposible, pero empeoraba con la presencia de las primeras dos personas que patrullaban la borda.
Los tipos los vieron y al instante se tensaron por la sorpresa, agarrándo sus armas y preparándose para defender su trabajo.

México fue el primero en reaccionar, alzando al vuelo con una velocidad increíble mientras que Canadá se econdía tras una caja con apenas milisegundos antes de que los disparos empezaran, pasandole tan de cerca que por momentos no pudo respirar... le caía entonces de golpe la realidad de lo que estaba viviendo, estaba a mitad del fuego con la vida en la línea... pero necesitaba respirar profundamente y perder el miedo, porque era lo último que les quedaba.

Cuando los disparos se alzaron al aire, tratando de darle al mexicano, Canadá usó esa chispa de oportunidad para escurrirse entre las cajas y correr hacia uno de los hombres para darle un rodillazo en el estómago, aprovechó esos pocos segundos de queja del tipo para esquivar el brazo del otro y darle una patada en la íngle. Mandó a volar esa árma de su mano, sin tener la agilidad necesaria para agarrarla en el aire, aunque sabía que tampoco tendría las agallas para usarla. Con un codazo a la mandíbula del primer hombre tuvo que esquivar un golpe más por parte del segundo y ya empezaba a escuchar más voces acercarse, no lograría mantenerse así por mucho tiempo... hasta que finalmente pudo noquear a uno de ellos al golpearle la cara con tanta fuerza como pudo, incluso pudo ver su puño manchado por la sangre carmín de la nariz rota del tipo. Por unos segundos la sorpresa no lo dejó moverse, hasta que una voz le recordó:

- CANADÁ, ATRÁS -

Gracias a México esquivó a tiempo un puño del otro hombre, aunque se tuvo que comer un golpe en el estómago que casi lo tira al piso.
El tipo miraba el arma de su compañero caído con ganas, así que Canadá se apuró a patearla lejos, tanto que cayó por la borda al agua.

Pero mientras el canadiense luchaba con ese hombre, dos más llegaban con más pistolas y más preparados para el ataque que los anteriores, no tenía manera de ir contra los tres al mismo tiempo y su garganta empezaba a cerrarse por el pánico, aún peor cuando los vio apuntarle sin temblar por un segundo.
Quizá fue la suerte o una muy buena estrategia, pero los distrajo el grito de águila que el ninfo les tiró desde el cielo, despues de eso México cayó en picada hacia uno de los hombres, lo tacleó desde el cielo con una de sus piernas para aplastarlo contra el suelo, el hombre se dobló por la mitad y Canadá juraría que escuchó un fuerte "CRACK" salir de su espalda que le hizo estremecerse por la impresión... pero México no se detuvo allí, parado mirando con asco al agonizante humano bajo su pie, no, tiró por sobre el hombro una mirada filosa a la otra persona que tenía de enemigo instantaneo, haciendo que este temblara en su lugar, ni siquiera tuvo tiempo de amagar con su arma antes de que el mexicano la hiciera salir volando por el aire con un golpe de su ala, le desgarró la cara arrancándole un trozo de mejilla y el tipo no pudo ni reaccionar al dolor antes de que México lo agarrara con una tacleada por la cintura y volara con él en brazos mientras gritaba piedad a los oídos sordos del latino, el tricolor respondió lanzándolo con fuerza desde metros de distancia hacia el suelo del barco... y ya con el hombro roto en todas las maneras posibles, volvió a volar hacia él y alzar vuelo, dando varias vueltas con el tipo agarrado para ganar fuerza y finalmente soltándolo, él cruzó el aire a gran velocidad y se hundió en el agua para nunca más salir.

Los ninfos (CanArg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora