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El viento movía suavemente las verdes hojas de los árboles. En lo profundo del bosque había un gran silencio, cosa que lo hacía ver cómo un lugar sagrado, más aún tomando en cuenta lo majestuoso y mágico que parecía el lugar. La luz del sol se colaba levemente por entre las copas de los árboles, dando una sensación cálida y acogedora al lugar.

Una figura se movía sigilosa y rápidamente por entre los troncos, tenía un cuerpo humano, más unas alas asomaban de si espalda, junto con una cola hecha de plumas y algunas más en su cabeza.
Reía juguetón mientras corría por el bosque. Se escondió detrás de un grueso tronco, cubriendo su boca con sus manos para evitar hacer ruido, sonrió triunfante al ver que nadie lo encontraba, más dejó de sonreír al ver una larga cola negra, decorada con una liana en la punta, frente a él, levantó la mirada, notando a aquel ser arrodillado arriba de una rama baja de ese mismo árbol.
Se observaron en silencio por unos segundos antes de que el primero saliera corriendo, siendo rápidamente perseguido por el de cola negra y orejas de gato de igual color.

Gritaban y reían, divertidos, completamente metidos en su juego.
Llegaron a un pequeño claro en el bosque, cerca había un pequeño y angosto rió, rodeado por algunos arbusto floreados. Sentado con las rodillas en el suelo estaba un tercer ninfo con orejas y una pequeña cola de ciervo, junto con unos cuernitos que se asomaban de su cabeza, Chile.
El chileno los observó con calma.

El más alto abrió sus alas, volando hacia arriba para alejarse del otro.

- ¡México, tramposo! - Gritó el chico que aún estaba en el piso

- Nunca dijimos que no podía volar, wey~ - Se burló

El más bajo lo miró con enojo. Dió una mirada rápida alrededor, corrió hacia uno de los árboles más altos y cercanos, con una gran sonrisa. Trepó con gran agilidad y ligereza, quizá eran sus características de gato o la costumbre de vivir en un bosque, pero era un gran trepador.
Una vez arriba del árbol, corrió por una de las ramas hasta la punta y saltó, quedando en el aire por unos segundos antes de caer arriba del de águila, que gritó de sorpresa.

Cayeron duramente contra el suelo, junto al tercer país, sobresaltandolo por el ruido, pero volvió a su tranquilidad usual rápidamente.

- ¡Tu puta madre, Argentina! - Gritó adolorido el mexicano

Argentina rió, moviendo de lado a lado su cola de gato.

- ¿Que pasó, mex? Nunca dijimos que no podía hacer eso - Copió lo que dijo su amigo con una sonrisa burlona

Se salió de arriba suyo, sentandose en el suelo, México se incorporó, sentandose también.

- ¿Te comió la lengua el gato? - Volvió a bromear el bicolor al no escuchar respuesta del norteamericano

El tricolor lo fulminó con la mirada. Chile tenía su oreja cerca de una linda flor, se mostraba concentrado, como si estuviera intentando escuchar a alguien.

- Arge - Llamó la atención del celestino - Las flores dicen que eri' insoportable -

El argento lo miró incrédulo mientras el mexicano carcajeaba fuertemente.

- ¡Ni las flores te quieren, cabron! -

- Tranquilízate México, creen que eres peor - Volvió a hablar el chileno

El nombrado quedó mudo, ahora era el de tez celeste el que reía.

- ... ¡Pues diles a tus pinches flores que me vale verga lo que digan! - Gritó con enojo

Chile lo miró con calma, como normalmente, ya estaba más que acostumbrado a los gritos de sus dos ruidosos compañeros.

- ¿Por qué yo, weon? Ellas pueden oírte -

Los ninfos (CanArg)Where stories live. Discover now